Perspectivas
Cómo guiar una obra de construcción sin perder el rumbo
Cuando hablamos de infraestructura y proyectos de capital, nos referimos en general a grandes obras y activos inmuebles desarrollados por los principales sectores económicos, a saber: energía, servicios básicos, transporte, telecomunicaciones, salud y educación. Asimismo, no debemos perder de vista los megaeventos, como olimpíadas, eventos deportivos regionales o mundiales y exposiciones, que requieren niveles comparables de inversión para instalaciones especiales.
De acuerdo a cifras del Banco Mundial y la OCDE, en las próximas dos décadas se prevé un crecimiento explosivo de infraestructura pública y de proyectos de capital a nivel global, valorizada en torno a USD $46 mil billones, de los cuales aproximadamente el 28% (USD $13 mil billones) provendrían del continente americano. Los principales factores conducentes a este boom de gasto en obras son: la creciente urbanización de la población mundial, el envejecimiento de la infraestructura existente, los requerimientos globales de energía, las nuevas tecnologías y la demanda insaciable de los países emergentes.
Sin ir más lejos, el Gobierno de Chile recientemente anunció la agenda de infraestructura nacional que buscaría elevar entre los años 2014 y 2020 la inversión en obras públicas del 2,5% al 3,5% del producto interno bruto nacional, es decir, alrededor de USD $28,7 mil millones, y cuyo foco serían obras de mejoras en infraestructura vial y un conjunto de proyectos de ámbito regional.
En lo concreto y operativo, es sabido que las obras de construcción frecuentemente están expuestas a retrasos y desviaciones de presupuesto. Ciertas obras son más susceptibles que otras para desviarse de lo originalmente planificado, especialmente los megaproyectos de construcción, que típicamente están expuestos a múltiples riesgos y problemas por su larga duración y numerosas partes móviles. Sumado a lo anterior, el costo de realizar cambios y corregir errores sin alterar los plazos generalmente aumenta a medida que avanza el proyecto, mientras que decrece la facultad para influir en el diseño y el costo final del proyecto.
Una obra de construcción rara vez se descarrila a causa de un único problema sino que, en general, se requiere de una serie de pasos fallidos para ponerla en jaque. De hecho, a menudo encontramos que la responsabilidad no recae en un solo involucrado sino que la comparten los diferentes interesados clave del proyecto, esto es, propietarios, administración, diseñadores y contratistas.
Cómo podemos ayudarlo
En Deloitte entendemos que el desarrollo inmobiliario enfrenta grandes desafíos, incluyendo el contener sobrecostos y evitar retrasos en el programa de construcción de una obra. Si bien nuestros clientes generalmente cuentan con una oficina de gestión de proyectos o una inspección técnica de obras para fiscalizar este tipo de situaciones, nuestra experiencia nos ha permitido concluir que los riesgos de atrasos, sobrecostos e incluso fraude persisten a pesar de estas medidas de mitigación y control.
Deloitte Financial Advisory, ha diseñado un servicio de auditoría a la medida de las obras de construcción, para proporcionarle al mandante e inversionista una opinión experta, objetiva e independiente sobre el avance físico y financiero de su obra. Así, nuestros clientes disponen de una herramienta para monitorear y prevenir atrasos o sobrecostos, como también una solución concreta para que su proyecto de inversión llegue a puerto dentro de los plazos y parámetros presupuestarios que ha preestablecido.