Juegos de guerra en las empresas

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Juegos de guerra en las empresas

Los ejecutivos de las compañías deben estar preparados para enfrentarse de forma decidida y eficaz a las situaciones difíciles a las que se enfrentas las organizaciones. De este modo, los juegos de guerra son la preparación más efectiva para detectar habilidades y debilidades.

Artículo de opinión escrito por Fernando Picatoste, socio de Riesgos Tecnológicos.

A medida que la complejidad de las organizaciones crece, la posibilidad de enfrentarse a situaciones difíciles, difícilmente predecibles e inestables, aumenta. Y, con ello, la necesidad de que los ejecutivos estén preparados para hacerlas frente de manera decidida y eficaz. Se ha hablado mucho en los últimos tiempos de la preparación ante las crisis, de la elaboración de planes de actuación y seguimiento, de los requisitos mínimos para poder hacer frente a estas situaciones, pero poco de cómo lograrlo. Existen diferentes posibilidades, pero son probablemente los juegos de guerra los más efectivos a la hora de detectar debilidades y, sobre todo, de crear un marco de trabajo que permita el desarrollo de habilidades que resultarán clave en situaciones de crisis, sobre todo en lo que se refiere a la toma de decisiones.

Los juegos de guerra, usados desde hace años en el entorno militar, ofrecen la posibilidad de identificar y asignar responsabilidades en la gestión de crisis. A través de la inmersión en un escenario de crisis realista los representantes de los diferentes grupos de interés de una empresa, no solo pueden poner a prueba los planes ya existentes, sino que además se les ofrece un campo de pruebas de ideas de gestión innovadoras sin incurrir en el gasto que supondría ponerlas en marcha de forma real. En lo que respecta a los planes de gestión de crisis ya establecidos, los participantes en estos ejercicios son capaces de explorar si la empresa es o no capaz de asegurar la continuidad de las operaciones, así como la seguridad física de las propiedades, la información y los empleados. Pero para lograrlo es necesario que las simulaciones transcurran en escenarios minuciosamente preparados, con un guion basado en un análisis profundo de datos recopilados sobre la compañía y un potencial escenario de crisis. Y esto solo será posible si los líderes de las compañías mantienen una actitud de vigilancia activa, atentos a los posibles elementos disruptores que aparezcan en el horizonte.

Otra de las posibilidades que ofrecen los juegos de guerra es la de evaluar los planes de continuidad de negocio ya que permiten a los integrantes de la simulación experimentar con ellos. En este sentido, no se trata solo de comprobar si están identificados los papeles clave, y si se han asignado a las personas correctas, sino también comprobar que se hayan anticipado nombrando posibles sustitutos para dichas personas en caso de que los representantes primarios (aquellos seleccionados en el plan de crisis) no puedan ejercer como tales. O, incluso, si los responsables de tomar las decisiones cuentan con la red de contactos necesaria para que la información relevante fluya de forma fluida de manera que puedan tomarse las decisiones operativas adecuadas.

Otro de los beneficios que reportan estos ejercicios redunda directamente en los empleados implicados en los planes de gestión de crisis, ya que ayudan a generar la confianza necesaria para la toma e implementación de medidas en situaciones que se salen de la norma. Durante una crisis la rapidez en la toma de decisiones es una exigencia, por lo que tener un equipo entrenado contribuye a optimizar recursos y encontrar estrategias encaminadas a la contención de daños. Y este es un beneficio que, a la larga, genera grandes ganancias. Los juegos de guerra, entendidos como herramienta y disciplina con entidad propia, ya que constituyen el nivel de madurez más alto en las simulaciones de gestión de crisis, pueden ayudar de manera decisiva en el análisis de capacidades y en la preparación de las compañías en la gestión de crisis. Gracias a ellos, las empresas se ven obligadas a enfrentarse a situaciones no deseadas o a consecuencias imprevisibles que, de otra manera, pueden ser pasadas por alto. Pero si hay un aprendizaje que comparten todos los juegos de guerra, independientemente del sector en el que se produzcan, o incluso del escenario que presenten, es que un liderazgo exitoso en época de crisis comienza con una adecuada preparación y el ensayo sistemático de la mayor cantidad de situaciones posible.

En cada simulación se aplican ejercicios analíticos que pueden diferir en apariencia, estructura, o el resultado, pero todos tienen el objetivo común de mejorar la toma de decisiones en condiciones de incertidumbre. En la práctica, los juegos de guerra acercan a los líderes, les obligan a enfrentarse con escenarios que no admiten decisiones fáciles, y proporcionan un espacio seguro para explorar, definir y evaluar nuevos y existentes cursos de acción.

Este artículo se publicó por primera vez en Cinco Días el 28 de abril de 2016. 

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