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¿Las reglas cambian?

Las primeras negociaciones para concretar el Tratado de Libre Comercio de América Latina (TLCAN) comenzaron en 1991. Desde esa fecha, grupos de trabajo de México, los Estados Unidos y Canadá se reunieron en diversas ocasiones para definir los términos y las reglas del convenio que buscaba impulsar la competitividad del bloque.

El 12 de agosto de 1992, finalizaron las negociaciones y, meses después, en diciembre de ese mismo año, los presidentes de los tres países firmaron el acuerdo que, oficialmente, entró en vigor en enero de 1994.

En entrevista con Manuel Nieblas, Socio Líder de la Industria de Manufactura en Deloitte México.

Hoy, a 23 años de su puesta en marcha, y después de que Donald Trump asumiera la presidencia de los Estados Unidos, el momento de modificar el tratado ha llegado. De nueva cuenta, grupos de trabajo de los tres países se reunirán para renegociar diversos aspectos de este convenio.

Uno de los puntos que se prevé que pueda ser evaluado es el de las reglas de origen que establece el TLCAN. En lo que respecta al sector automotriz, estas normas establecen que al menos 62.5% del producto fabricado debe ser de contenido regional.

Esto significa que, por ejemplo, del 100% del costo de un vehículo, por lo menos 62.5% debe ser un costo generado en la región, lo que puede incluir tanto mano de obra como los componentes utilizados para la fabricación del producto final.

Si el vehículo cumple con ese porcentaje mínimo, entonces goza de los beneficios del tratado y puede importarse o exportarse, en cualquiera de los tres países, con un 0% de arancel.

Recientemente, representantes del sector automotriz de México, los Estados Unidos y Canadá se han pronunciado por evitar hacer cambios a las reglas de origen durante los procesos de renegociación del tratado.

Su preocupación estriba en que hacer cambios al porcentaje de contenido regional podría modificar las cadenas de suministro actuales de la mayoría de las compañías y eso implicaría tener que hacer cambios, cuya implementación conllevaría un lento y complicado proceso.

Los porcentajes de contenido regional no pueden ni deben disminuirse. Si este escenario llegara a ocurrir, lo único que generará es el incremento de la importación de contenido de otros países fuera de la región, como China.

Este panorama afectaría, de manera más directa, a la industria de autopartes, una de las más importantes para México. Solo en nuestro país, este sector emplea a más 700 mil personas en promedio, una cifra 10 veces mayor al nivel de empleos generado por la industria automotriz.

El aumento de importaciones de otros países para la fabricación de estos productos impactaría también en los precios de los vehículos, que se incrementarían considerablemente y que, al final del día, acabarían afectado al consumidor.

Mayor contenido regional = mayores beneficios

La reducción de los porcentajes de contenido regional establecidos en las reglas de origen del TLCAN sin duda dañaría a la industria automotriz de los tres países. Por el contrario, su incremento, un aspecto del que poco se ha hablado, podría mejorar la competitividad del bloque.

Su efecto principal sería el que las compañías del sector tengan que buscar proveedores locales para poder incrementar su porcentaje de contenido regional, originando así una mayor inversión, la creación de nuevos empleo y generar mejores condiciones para la industria local de los tres países, no solo de México.

En el caso de nuestro país, se tendrían que desarrollar nuevas cadenas de suministro y se frenarían, de cierta forma, las importaciones de productos provenientes, principalmente, de Asia, lo que promovería la inversión local.

Las áreas de oportunidad

Uno de los temas que deberán ser discutidos durante el proceso de renegociación del TLCAN es el comercio electrónico, un concepto muy utilizado en la actualidad y que, debido a que no existía cuando se firmó el tratado, no se había planteado.

Otro es el flujo eficiente de las mercancías a través de las fronteras, un aspecto que abarca tanto el componente aduanal como el de transporte entre los tres países, y es que en muchas ocasiones, los productos que van de un país a otro terminan por cambiar de transporte cuando llegan a la frontera, debido a presiones de los sindicatos que no permiten que conductores y camiones extranjeros crucen por sus territorios.

De igual forma, valdría la pena discutir todo lo relacionado con la cadena de suministro y proveedores, para que efectivamente se le otorgue algún tipo de beneficio a las compañías en el desarrollo de proveedores locales.

Finalmente, es importante considerar que la renegociación del TLCAN será un proceso lleno de vaivenes, sin embargo, México cuenta con un grupo de trabajo capaz y experimentado para llevarlo a cabo y, sin duda, llegar a buenos términos.

Uno de los temas que deberán ser discutidos durante el proceso de renegociación del TLCAN es el comercio electrónico, que debido a que no existía cuando se firmó el tratado, no se había planteado.

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