Perspectivas

Riesgos en la intermediación bursátil

El Reglamento de Intermediación y Actividades Complementarias (RIAC) plantea nuevos retos y con ello la necesidad de reinventarse para el sector.
 

Con la publicación del Reglamento de Intermediación y Actividades Complementarias (RIAC) en 2016 se trazaron los principales requisitos para la intermediación de los puestos de bolsa, donde el principal objetivo es incentivar un negocio de especialización de servicios. La implementación de la normativa y los retos para que este se convierta en generadora de valor han sido significativos. A continuación, los principales riesgos en el proceso de implementación:

1. Riesgo estratégico
Algunas entidades continuaron con la intermediación bursátil
tradicional, mientras que otras aún se encuentran definiendo los
productos y servicios en los que la entidad se especializará.

El uso de las tecnologías y en un entorno donde los puestos
de bolsa tienen como competidores en parte de sus servicios
a bancos comerciales y el Banco Central, dejan la inminente la
necesidad de reinventarse para evolucionar.

Herramientas como la Declaración de apetito de riesgo puede
contribuir en el análisis, pero lo que es claro, es que la forma de
hacer negocios no debería estar actualmente como si los cambios
que trajo el RIAC fueran mínimos.

2. Políticas de inversión
No evaluar la estrategia del negocio e incorporar las nuevas condiciones, dejaría el riesgo estratégico a las puertas de la organización, de forma que herramientas como la Declaración de Apetito de Riesgo cobra importancia para este ejercicio.

3. Perfilamiento de clientes
Las entidades deben contar con herramientas de perfilamiento para conocer el apetito de riesgo de los clientes. Estás deben evaluar elementos como sus objetivos, tolerancia al riesgo y conocimiento de los productos.

Generalmente, las entidades utilizan algunas encuestas con ponderaciones de cuya nota depende el perfil de riesgo del cliente. El principal riesgo es que estas herramientas tengan un sesgo hacia alguno de los perfiles, restando imparcialidad a la selección e incentivando a recomendarle al cliente productos que no se ajustan a sus objetivos, o bien, a su riesgo.

4. Optimización de portafolios modelo
Tanto para los servicios complementarios de asesoría como en la administración de portafolio de los clientes, es clave que los puestos de bolsa cuenten con portafolios modelo, que representan a grandes rasgos los diferentes tipos de inversionista, sea de apetito de riesgo conservador, moderado o agresivo.

Estos modelos deben estar optimizados de manera que recomienden la mejor combinación de rentabilidad ajustada por riesgo dadas las condiciones de mercado. En ocasiones, la definición de estos portafolios y la composición escogida responde más al criterio experto y le resta espacio a las técnicas utilizadas como mejores prácticas.

5. Documentación y respaldo
En cualquiera de los servicios de intermediación: ejecución de órdenes o transmisión automatizada de estas, gestión de portafolios, o bien, en actividades complementarias como el servicio de asesoría, la palabra clave es la documentación. Los intermediarios deben contar con sólidas estructuras de control interno que les permita tener el respaldo de la información remitida por los clientes, del material detallado a estos y de las recomendaciones establecidas, donde revele con claridad los posibles riesgos.

El principal riesgo se encuentra en que ante fallas para demostrar la correcta documentación y debida diligencia, existen ya normados procesos legales a través de los cuales tanto asesores de inversión como puestos de bolsa pueden obtener sanciones. La diferencia con el RIAC se encuentra en que hoy el tema se hace más relevante y necesario al tranzar las operaciones.

El RIAC plantea nuevos retos y con ello la necesidad de reinventarse para el sector. El regulador debe avanzar hacia un mayor entendimiento de los modelos de negocio a los que responden los puestos de bolsa, y en la mayoría de los casos, las sociedades administradoras de fondos de inversión que trabajan con ellos, para tener una mayor capacidad de análisis y supervisar con un enfoque basado en riesgos como están gestionando los negocios bursátiles.

Mientras tanto, las entidades deben continuar en la maduración de los procesos de negocio, que respondan a la estructura de gobierno, riesgo y control en la que se inspira la normativa.

 

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