Consumo de salud en Latinoamérica: Ha sido salvado
Análisis
Consumo de salud en Latinoamérica:
¿Cuál es el ‘diagnóstico’ a futuro?
Debido a la pandemia, las personas han mostrado una mayor consciencia sobre la importancia de la prevención de enfermedades y del cuidado personal. Sus nuevos hábitos, bien estudiados y entendidos por las empresas y los diversos participantes del sector, podrían impulsar a toda la industria médica de la región.
En entrevista con Alexandro Arias, Socio Líder de la industria de Ciencias de la Vida y Cuidado de la Salud de Deloitte Spanish Latin America.
Las consultas médicas frecuentes, la asesoría nutricional, el entrenamiento físico y la atención psicológica, entre otras actividades de salud y bienestar que anteriormente no eran tan populares entre los latinoamericanos, hoy se están convirtiendo en servicios imprescindibles dentro de nuestra región.
Tan solo en México, de acuerdo con la más reciente edición del Tablero del Consumidor de Deloitte, 66% de los encuestados está priorizando más su bienestar y 45% está impulsando cambios en su cuidado personal.
Pero, ¿por qué están creciendo estos hábitos y cómo podrían modificar, hacia futuro, las tendencias del mercado de la salud en México y en Latinoamérica? Para profundizar sobre estos temas, conversamos con Alexandro Arias, Socio Líder de la industria de Ciencias de la Vida y Cuidado de la Salud de Deloitte Spanish Latin America.
En comparación con el estatus previo a la pandemia, ¿en qué condiciones se encuentra, hoy, la industria de la salud en nuestra región?
Nuestra región, de forma general, tuvo que enfrentar el reto de que muchas personas no estaban aseguradas cuando se incrementaron los contagios de COVID-19 en sus comunidades. Algunas de ellas, desafortunadamente, resultaron muy afectadas por la enfermedad e, incluso, tuvieron que ser hospitalizadas, lo que implicó un gasto fuerte de su propio bolsillo pagar los tratamientos.
Enfocándonos en México, de acuerdo con datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), en 2020, el gasto familiar en salud creció 40%1, lo cual puede ser consecuencia del sistema de salud, que es parecido al de muchos países de Latinoamérica.
Asimismo, durante la pandemia, los países con sistemas de cobertura sanitaria universal (por ejemplo, Argentina y Colombia) enfrentaron retos financieros, debido a que tuvieron que subsanar la falta de infraestructura y de capacidad en sus hospitales y centros de salud para recibir y tratar a más pacientes.
Pero, en resumen y como resultado de las estrategias sanitarias, hoy podemos dividir las condiciones del sector salud de Latinoamérica en dos grupos de países: el primero, conformado por Uruguay y Costa Rica, está viviendo una “nueva normalidad” muy desarrollada, gracias al tamaño de su población, de su infraestructura de salud y a que un gran porcentaje de sus habitantes cuenta con su esquema completo de vacunación; y el segundo, integrado por el resto de las naciones, el cual ha respondido a la pandemia, pero no tan rápido como el primero.
¿Qué factores están impulsando a las personas a cuidar más su salud y bienestar en Latinoamérica?
La pandemia y sus efectos permitieron a los consumidores de Latinoamérica darse cuenta de la importancia de contar con un seguro médico. En México, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), solo 1.2% de la población está asegurada por casos de COVID-192, pero, debido a los altos costos de los tratamientos médicos contra el coronavirus, más personas están evaluando la posibilidad de contratar un seguro, al mismo tiempo que las aseguradoras buscan ofrecer productos más accesibles.
Además, al tener un menor contacto social y sufrir pérdidas de seres queridos, entre otros factores, la población de la región, hoy, está enfrentando retos de salud mental, los cuales busca atender, por medio de iniciativas que han establecido las empresas y los gobiernos al respecto.
Además, las personas tienen una mayor consciencia de sus hábitos de salud y han cambiado su comportamiento “reactivo” a los síntomas, por un enfoque “preventivo”. Esto lo demuestran al mantener las recomendaciones de higiene establecidas por las autoridades, al tomar mayores precauciones al hacer sus actividades cotidianas y al modificar sus hábitos alimenticios.
¿Qué hábitos de consumo se han transformado en la industria de la salud?
Actualmente, a las personas ya no les gusta acudir y permanecer mucho tiempo en un consultorio médico, debido a que la sala de espera del doctor o de la doctora representa un punto de exposición al contagio de COVID-19, y porque implica abandonar la comodidad del hogar para trasladarse hasta la clínica o el centro de salud. Esto ha motivado un crecimiento del comercio electrónico en salud, así como de las modalidades de telemedicina.
No obstante, esto presenta un reto. ¿Cuál? Que, en nuestra región, existe mucha pobreza e inequidad, lo cual se traduce en que no todos los individuos tienen la tecnología ni la infraestructura para acceder a estas soluciones de salud a distancia. Por lo tanto, quizás será necesario que el sector ofrezca otra clase de alternativas, como el acercamiento físico de sus productos y servicios a los pacientes (como ocurre, por ejemplo, con los vehículos que brindan servicios médicos en comunidades que lo necesiten).
Por otra parte, los pacientes cada vez están más preocupados por informarse sobre su salud y, si presentan un síntoma, lo investigan en internet para tener una idea de su diagnóstico. En estas circunstancias, el desafío del personal médico es contrarrestar, con su conocimiento, la desinformación de ciertas plataformas digitales.
Hablando de productos y servicios de salud en general, ¿qué estrategias están adoptado las empresas del sector para impulsar sus ventas?
En el caso de las farmacéuticas, a partir del lanzamiento de sus vacunas contra el COVID-19, se están enfrentando a un reto de confianza y a otro de seguridad: de confianza, porque la vacuna se desarrolló en poco tiempo y muchas personas temen los efectos secundarios que pueden presentarse; de seguridad, por garantizar a la población que sus productos serán una solución a corto, mediano y largo plazos.
Ante dicho contexto, estas empresas, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), han desarrollado estrategias de comunicación para insistir en la eficacia demostrada de las dosis, así como dar a conocer las investigaciones científicas que, próximamente, permitirán resolver algunos de los desafíos de salud pendientes de la humanidad.
Los hospitales, por su parte, se han reconfigurado para tratar a pacientes con COVID-19, al mismo tiempo que atienden a otros pacientes, estableciendo protocolos para evitar la propagación del coronavirus. Incluso, han creado soluciones ambulatorias que permiten que las personas no permanezcan mucho tiempo en sus instalaciones; y han cambiado sus modelos de diagnóstico, trasladando personal médico a las oficinas, eventos sociales y comunidades alejadas, para examinar y atender a las personas.
En el caso de los consultorios médicos contiguos a las farmacias, se está captando a los pacientes que requieren atención primaria y representan un punto de atracción de consumidores y de impulso de las ventas del sector; es decir, en estos lugares ya no solo se expiden recetas por parte de los médicos, sino que ya se ofrecen servicios de diagnóstico y de imagenología, tendencia que permanecerá en los próximos meses.
Asimismo, los centros de salud están desarrollando nuevos modelos de atención remota. Si bien, meses atrás, las consultas eran exclusivamente presenciales, ahora pueden ser a distancia, mediante dispositivos médicos y tecnológicos específicos, a fin de ofrecer soluciones a los pacientes.
¿Prevalecerá el incremento en el consumo de productos y servicios de salud, aun después de la pandemia? ¿Cómo podrían las empresas del sector prepararse para el futuro?
Se espera que el consumo en servicios de salud se incremente, impulsado por el crecimiento de la cultura de la prevención, de las soluciones tecnologías para conectarnos de manera remota y de la adaptación de los centros de salud, acercando sus productos y servicios a personas de todos los niveles económicos.
En Latinoamérica, la sociedad se ha transformado, paulatinamente, en los últimos meses, y ahora no reacciona, sino que previene malestares físicos y mentales. Por ello, será de suma importancia que los participantes del sector salud de la región, incluidas las empresas, analicen estos nuevos hábitos, a fin de brindar las mejores soluciones a los nuevos retos que aparecen por delante.
[1] “Interrupción de los servicios de salud por COVID-19: implicaciones en el gasto de bolsillo”, CIEP, 13 de agosto de 2021.
[2] “Tablero de Indicadores de COVID-19”, AMIS, 15 de noviembre de 2021.
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