Posted: 08 Nov. 2021

El futuro de las relaciones laborales

La pandemia por COVID-19 ha roto el paradigma y la concepción clásica de las relaciones laborales, provocando una rápida adopción de procesos de transformación digital dentro de las compañías.

Algunas tendencias que parecían de adopción lenta, que esperábamos para dentro de seis o siete años, ya forman parte de los procesos de las organizaciones en la “nueva normalidad”. Una de ellas es el teletrabajo, pero no es la única ni la más importante en el camino hacia unas relaciones laborales sostenibles.

Algunos de los cambios que ha traído la pandemia a la vida laboral se entienden mejor si nos remontamos a 2015. Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados entonces por las Naciones Unidas en su Agenda 2030, destacaban dos en este sentido: el cinco, enfocado en la igualdad de género, y el ocho, asociado al trabajo decente y al crecimiento económico.

También influye de un modo determinante alguna legislación previa a la llegada del virus, como la regulación del derecho a la desconexión digital, recogida en la Ley Orgánica 3/2018/ de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, o la mal llamada “jornada a la carta”, que se plasma en la modificación del artículo 34.8 vía RDLey 6/2019 y que amplía el derecho a la conciliación de la vida familiar y laboral. Con ella llegó el conocido “control horario” que pretende acabar con las horas extras.

De un modo más reciente, afecta a este futuro de las relaciones laborales la nueva regulación del teletrabajo, contenida en el Real Decreto Ley 28/2020 sobre trabajo a distancia y la regulación relativa a los planes de igualdad contenida y modificada por el Real Decreto 6/2019 de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo. Estas modificaciones ya daban cuenta de la migración hacia una legislación laboral sostenible.

 

Relaciones laborales sostenibles

Los cambios se suceden a gran velocidad y alcanzar un escenario de relaciones laborales sostenibles implica anticipación. Para eso, las organizaciones deben disponer de un Plan Director para la Sostenibilidad de las Relaciones Laborales, que recoja las mejores prácticas, no sólo en el ámbito ecológico, sino en un sentido más amplio, incidiendo en la transformación de los modelos de retribución, jornada, lugar de trabajo, etc.

Esto podría pasar, por ejemplo, por dar el salto de los Green Jobs a un concepto más orientado a los Green Employments, que trascienden el cumplimiento normativo y analizan con una perspectiva más integral los recursos humanos para lograr una efectiva colaboración entre trabajadores y empresa.

Se trata de ser sostenibles, pero también productivos. Para que la ecuación dé un buen resultado es imprescindible incluir los factores de productividad y rentabilidad para las empresas en este nuevo modelo de relaciones sostenibles. De nada sirve crear una entelequia propia de soñadores si no se materializa en un resultado. Es el momento de movernos hacia la ‘flexi-sostenibilidad’ productiva.

 

Una visión a largo plazo

A pesar de la tendencia clara hacia la sostenibilidad, que impactará significativamente en las relaciones laborales, hay un reto más complejo a la vista: cómo se plantea el mercado de trabajo en el largo plazo.

Partimos de dos reflexiones. La primera: ¿será un mercado laboral de iguanas? Fue Darwin quien indicó que “no es la especie más fuerte la que sobrevive, tampoco es la más inteligente. Es aquella que es más adaptable al cambio”. Y la iguana es una de las especies que mejor se adapta al cambio.

Siguiendo esta lógica, es de esperar que las organizaciones que triunfen sean aquellas capaces de adaptarse a los cambios a gran velocidad, aunque todos sus empleados no entren en la categoría de ‘iguanas’. Lo que está claro es que el mercado laboral del futuro será todo menos estático.

La segunda reflexión gira en torno a un vídeo impactante, protagonizado por el fundador de Alibaba, Jack Ma, en el que hablaba de la educación de los niños y la necesidad de diferenciarnos de las máquinas.

Afirmaba que hay que educar a las nuevas generaciones en valores, trabajo en equipo, empatía, arte, pensamiento y en todo aquello que nos hace distintos de los robots. De esta manera, las cualidades de los profesionales del futuro se basarán en facultades humanas y no tanto en la adquisición de conocimientos como estamos acostumbrados.

Teniendo en cuenta lo anterior, los trabajos y las empresas del futuro estarán liderados por aquellos perfiles profesionales que mejor cultiven estos valores. Y eso hará cambiar el nuevo panorama laboral. 

 

 

Fernando Bazán - Socio de Deloitte Legal