Posted: 11 Jan. 2022

Las finanzas sostenibles: retos y oportunidades

Descubre qué son los criterios ESG y cuáles son los retos y oportunidades que plantean en el desarrollo de la banca del futuro.

En la actualidad, existe un consenso en estructurar la idea de sostenibilidad en torno a tres conceptos fundamentales que conforman las siglas de ESG. Nos referimos a los aspectos Ambientales (Environmental), Sociales (Social) y de Gobernanza (Governance). De este modo, las finanzas sostenibles se refieren a cualquier forma de servicio financiero que integre criterios ESG en las decisiones de negocio o de inversión.

Esta nueva forma de enfocar las finanzas supone un cambio de cultura, que, poco a poco, se está adaptando para satisfacer las demandas de un público (reguladores, supervisores, analistas, accionistas, clientes, etc.) cada vez más concienciado.

 

¿Por qué surgen los criterios ESG?

La condición global de las amenazas y oportunidades que se plantean en torno a la sostenibilidad, y, especialmente, la urgencia climática, han exigido una decidida y coordinada actuación global.

La aprobación de la Agenda 2030 por parte de Naciones Unidas en 2015 marcó un hito, al establecer los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que definen la hoja de ruta de la sostenibilidad para la próxima década.

Pero, si hay un ámbito en el que la solución cooperativa se muestra más claramente como el único camino posible, es el de la lucha contra el cambio climático. Existe un amplio consenso a nivel científico y académico acerca de la continua emisión de gases de efecto invernadero, que, si no la remediamos, causará un incremento de la temperatura de la Tierra por encima de los 2ºC sobre los niveles de la era preindustrial, con graves consecuencias medioambientales, económicas y sociales.

La única manera de evitar la externalidad negativa que supone la contaminación por parte de un país en el resto del mundo es alcanzar una solución cooperativa.

Eso es precisamente lo que logró, por primera vez y de una manera global, el Acuerdo de París en la COP21 en el año 2015. En este acuerdo, 195 países se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con el objetivo de evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta superase los 2 grados respecto de los niveles preindustriales. Para ello, se promoverían esfuerzos adicionales para que el calentamiento global no superase los 1,5 grados.

Recientemente, en la Cumbre Internacional del Clima de Glasgow, la COP26, diplomáticos de casi 200 países han cerrado un acuerdo para intensificar los esfuerzos para combatir el cambio climático. En este acuerdo se invita a los gobiernos a regresar el próximo año con planes más sólidos para frenar las emisiones que contribuyen al calentamiento del planeta.

 

Regulación para alcanzar la sostenibilidad de las finanzas

La Unión Europea estableció, en 2018, la primera Estrategia sobre Finanzas Sostenibles. Una hoja de ruta para potenciar el papel de las finanzas como vector de cambio del tejido productivo europeo, con el objetivo de alcanzar un modelo económico más sostenible. Esta Estrategia fue actualizada en julio de 2021.

La estrategia se divide en cuatro áreas principales de actuación:

  1. Reforzar las herramientas y políticas para contribuir a la transición hacia una economía sostenible y alcanzar los objetivos ambientales.
  2. Mejorar la inclusión de las pequeñas y medianas empresas (pymes), los consumidores y los inversores minoristas en las finanzas sostenibles.
  3. Aumentar la resiliencia del sistema financiero para que contribuya a los objetivos del Pacto Verde Europeo, a la vez que se logra reducir el greenwashing.
  4. Promover una agenda de finanzas sostenibles global.

 

Compromiso de la banca con los criterios ESG

Con el propósito de alcanzar los objetivos para 2030 acordados en París, la Comisión Europea estima que se necesitan alrededor de 180.000 millones de euros de inversiones adicionales al año, cifra que ha sido aumentada por el Banco Europeo de Inversiones hasta los 270.000 millones de euros anuales.

En este contexto, el sector financiero ocupa un lugar de especial relevancia, actuando como vector de la transformación sostenible a través de la integración de criterios ESG en la toma de decisiones de financiación e inversión. Si bien, aunque el foco inversor se sitúe en la rama ambiental, priorizando la acción climática, la crisis derivada de la Covid-19 ha replanteado este paradigma y ya se comienzan a observar tendencias de aumento de inversión en la rama social.

Además, los bancos centrales y los supervisores bancarios a nivel global, cada vez más conscientes del riesgo sistémico para la estabilidad financiera derivado del cambio climático, están incorporando en la regulación bancaria y en la práctica supervisora la necesidad de analizar y gestionar los riesgos climáticos.

Por otro lado, como ejemplo de compromiso asumido por el sector financiero, merece la pena destacar la definición de los Principios de Banca Responsable por parte de  United Nations Environment Programme Finance Iniciative, a la que se han unido más de 200 bancos a nivel global, así como el compromiso asumido por 38 bancos en septiembre de 2019, en el marco de la Asamblea de Naciones Unidas, para alinear sus carteras con los objetivos del Acuerdo de París.

 

Retos de las finanzas sostenibles

El aluvión de medidas regulatorias y el aumento de las exigencias de los principales stakeholders, supone uno de los mayores retos a nivel transformacional para las compañías.

Cumplir en tiempo y forma con las exigencias de reporte, así como el alineamiento de las carteras, el desarrollo de indicadores de desempeño y la creación de un sistema de governance con toma de decisiones en materia ESG, son algunos de los principales retos que se derivan de este contexto.

Por su importancia a nivel disruptivo, cabe resaltar la creación en 2015, a petición de los líderes del G20, de la llamada Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD). Este Grupo de Trabajo ha enfocado sus esfuerzos en que las divulgaciones financieras relacionadas con el clima sean consistentes, fiables y claras.

En 2017 la TCFD publicó sus recomendaciones en torno a cuatro grandes áreas: gobernanza, estrategia, gestión de riesgos, y objetivos y métricas, que, aunque inicialmente estaban dirigidas al mercado financiero, rápidamente se dirigieron a la totalidad del mercado empresarial, suponiendo uno de los principales marcos de reporte del desempeño climático de las organizaciones.

 

Oportunidades de las finanzas sostenibles

Invertir en sostenibilidad no es solo una cuestión de compromiso, sino que, cada vez más, incorpora un facto potencial de rentabilidad financiera mayor. La pandemia ha subrayado la fortaleza de los criterios ESG para ser más resilientes y productivos.

El peso de las finanzas sostenibles en Europa camina en paralelo al avance hacia la consecución de los ODS y los acuerdos de París y Glasgow. La confianza de los inversores en la rentabilidad de las inversiones sostenibles en Europa ya se ha dejado sentir, por ejemplo, en el crecimiento de los fondos de inversión que operan en el continente bajo criterios ESG y que, según la Asociación Europea de Fondos de Inversión y Gestión de Activos, aumentaron en 2020 su patrimonio conjunto un 37,1%, hasta los 1,2 billones de euros. Desde 2016, su volumen de activos gestionados ha crecido un 197%.

En este contexto, el sector financiero, impulsado por una potencial demanda y por la regulación que viene, ha venido desarrollando cada vez más productos que incorporan los factores ESG, movilizando una parte de su cartera en esta dirección.

Además, no han dejado de surgir diversos estudios que sostienen que las compañías calificadas como sostenibles son más resilientes, y que esta menor volatilidad les permite reducir el riesgo y obtener una rentabilidad promedio superior a la del mercado.

 

Fernando Foncea - Socio de Risk Advisory de Deloitte España