El Internet de las Cosas: nuevas formas de innovación

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El Internet de las Cosas: nuevas formas de innovación

El Internet de las Cosas tiene una serie de implicaciones empresariales y sociales revolucionarias. De este modo, los datos y la información que desprenden continuamente las personas y los dispositivos se pueden agregar y analizar con el objetivo de crear nuevos productos y servicios, por lo que los profesionales se vuelven más competitivos.

Aunque el inventor Nikola Tesla advirtiera en la Era Victoriana que “cuando la tecnología inalámbrica esté totalmente extendida, la Tierra se convertirá en un cerebro enorme capaz de dar respuesta a cada una de las partes”, no ha sido hasta la actualidad cuando se ha empezado a cumplir la profecía.

De hecho, no ha sido hasta hace poco cuando se han empezado a vender dispositivos interconectados y se estima que en la actualidad están funcionando cinco millones de objetos sincronizados. Y esto no ha hecho más que empezar ya que se espera que esta cifra incremente en tan solo unos años, cuando se calcula que habrá decenas de miles de millones de estos dispositivos en circulación.

Pero, ¿qué mejoras supone esta sincronización e interconexión entre objetos? ¿Cómo mejora la vida de las personas esta evolución de los objetos? Cuando hablamos del Internet de las Cosas hablamos de una ampliación del concepto actual de Internet que permite las conexiones y la comunicación entre los objetos físicos y los dispositivos. Así, gracias al Internet de las Cosas, no solo podemos mejorar productos y servicios para que sean eficientes, sino que también conseguimos, por ejemplo,  predecir cuándo hay que reparar o cambiar la pieza de un coche o un avión antes de que se estropeen.

Y es que la vinculación de los dispositivos a Internet cambia la naturaleza de las cosas en dos sentidos. El primero es que hasta ahora, la información y los datos que se obtenían de los productos y servicios se empleaba para mejorarlos. Es decir, se observaba la conducta de los consumidores y se mejoraba el producto. Sin embargo, el Internet de las Cosas permite que esa información se convierta en parte de los propios objetos. En segundo lugar, los objetos al estar sincronizados e interconectados entre sí, acaban siendo productos en sí mismos. Hablamos de casas inteligentes, ciudades inteligentes, etc. y de la oportunidad que pueden suponer estos productos para determinadas compañías, que puedan convertirse en proveedores de datos.

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