La protección del Internet de las Cosas: seguridad, vigilancia y resistencia en la era digital

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La protección del Internet de las Cosas: seguridad, vigilancia y resistencia en la era digital

El Internet de las Cosas tiene un lado oscuro: los datos se crean y se comparten a gran velocidad, lo que supone un peligro.

Lo que separa el Internet de las Cosas de Internet es la eliminación de las personas. Así, mientras que en el Internet tradicional los usuarios tienen que introducir los datos para elegir qué jersey comprar, qué web visitar o qué foto comentar, en el Internet de las Cosas el papel de las personas disminuye hasta el punto de que en algunos casos, son eliminados de la ecuación. Ahora son las tecnologías las que se encargan de recoger la información a través de sensores y la analizan a una mayor velocidad.

Sin embargo, esto tiene un lado oscuro. Los datos se crean y se comparten a gran velocidad, lo que supone un peligro. Así, mientras que la localización de un vehículo supone una vulneración de la privacidad del conductor, hackear el control del coche es una gran amenaza. Por ello, surge ahora la necesidad de proteger el valor que aporta tener información.

Para ello hay que tener en cuenta tres recomendaciones:

  • Prevención: la mejor cura del riesgo es la prevención y para prevenir lo mejor es establecer distintas capas y filtros para que sea más complicado acceder a la información.
  • Mantente alerta: los ataques cambian y los sistemas de seguridad se quedan obsoletos. Además, ningún nivel de seguridad es perfecto: los esfuerzos no impiden ser vulnerable y por ello hay que estar siempre atento para detectar cuanto antes posibles fallos.
  • Resiste: Hay que neutralizar lo más rápido posible las amenazas, para así evitar que se propaguen.

 

La protección del Internet de las Cosas: seguridad, vigilancia y resistencia en la era digital
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