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¿Qué significa profesionalizar el ecosistema emprendedor?  

Los emprendedores son héroes: son una minoría los que intentan crear riqueza y son muchos menos los que tienen éxito en esa misión. De hecho, entre emprendedores es habitual contar con orgullo historias épicas en las que consiguen superar retos en el último suspiro gracias a heroicidades del equipo en cuanto a dedicación y energía. Sin embargo, como diría el anuncio de una conocida marca, la épica sin control no sirve de nada porque tiene resultados caóticos e impredecibles. Tener ambición, potencia o energía al emprender no es suficiente si la empresa no es sostenible.

Para prosperar una empresa debe estar evolucionando siempre, es decir, vivir un aprendizaje y una adaptación constantes para enfocarse en resolver los problemas que realmente importan en cada fase. Cuando una empresa insurgente (o startup) consigue alterar su industria suele tener un crecimiento muy rápido (y entonces se le llama scale-up); pero, al crecer en tamaño y alcance, entra en un nuevo periodo de crisis porque el éxito en las siguientes fases requiere habilidades y características que no son heroicas y que quizá no se habían desarrollado hasta ese momento. Para seguir prosperando de una forma sostenible, todas las empresas insurgentes tienen que profesionalizarse.

Profesionalizar la empresa significa prestar atención a todos esos aspectos de la gestión empresarial que parecían secundarios o no tan urgentes al principio pero que pueden ser críticos para la sostenibilidad del negocio: diseñar y comunicar la estrategia de negocio, implementar los procesos y procedimientos adecuados, construir el equipo, la estructura y la cultura que puedan llevar a la empresa al siguiente nivel.

Para profesionalizarse, una buena opción para las scale-ups es dejarse ayudar por emprendedores, directivos, inversores o asesores con experiencia previa. De hecho, es cada vez más común ver “canas y corbatas” en las scale-ups, pues pueden transmitir conocimientos adquiridos teórica o empíricamente durante su trabajo con corporaciones e incumbentes.

Obviamente, es importante tener cuidado al profesionalizar la empresa para no bloquear su vitalidad y crecimiento: hay que evitar contratar talento equivocado, instalar procesos erróneos o instituir una burocracia excesiva. En efecto, las scale-ups de éxito alcanzan un equilibrio entre el espíritu insurgente que genera el crecimiento y la profesionalización que permite su sostenibilidad. Este equilibrio incrementa la eficiencia en el uso de recursos, disminuye la ratio de fracaso y, por ende, mejora los retornos de los inversores.

Este último efecto, la mejora de la rentabilidad del capital invertido, puede ser crucial para atraer talento y nuevas inversiones. Por tanto, la correcta profesionalización de las scale-ups resultaría beneficiosa para todo el ecosistema emprendedor e incluso podría evitar su colapso cuando acabe el ciclo monetario expansivo actual.

Artículo elaborado por Deloitte y publicado en el Diari de Tarragona el 1 de julio de 2018.