El reto de la resolución bancaria

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El reto de la resolución bancaria

La regulación de las entidades financieras desarrollada a partir de la crisis iniciada en 2007 ha conllevado multitud de cambios y la redefinición de prioridades y de estrategias en el sector financiero.

La regulación de las entidades financieras desarrollada a partir de la crisis iniciada en 2007 ha conllevado multitud de cambios y la redefinición de prioridades y de estrategias en el sector financiero. Entre ellos, se ha puesto encima de la mesa un nuevo concepto: too-big-to-fail , que hace referencia a aquellos bancos que son “demasiado grandes para quebrar”. Más allá de la inclusión de un nuevo término, esta cuestión ha tenido su reflejo en multitud de propuestas e iniciativas por parte de los organismos supervisores y reguladores.

El objetivo perseguido es garantizar que, en caso de quiebra o inviabilidad, cualquier banco pueda ser liquidado de forma ordenada y sin necesidad de apoyo público, en un proceso denominado “resolución”. De esta forma, se protege el dinero del contribuyente y se garantiza la estabilidad financiera de los países y la continuidad de las funciones bancarias, críticas para la economía. Tras una primera fase de foco en las entidades de importancia sistémica global, la regulación se ha extendido a entidades de dimensiones más reducidas. En la práctica, determinar cuándo un banco es “resoluble” es probablemente una de las piezas más complejas del actual puzzle regulatorio. En el proceso de evaluación de la “resolubilidad” de una entidad, las autoridades se enfrentan a importantes retos: el gran número de factores complejos e interrelacionados a evaluar, la subjetividad inherente a la evaluación de muchos de ellos y, finalmente, el riesgo al que podría exponerse su credibilidad si declarase resoluble a un banco y la práctica demostrase que no lo era.

Es comprensible que las autoridades hayan sido cautelosas a la hora de confirmar cuándo un banco es resoluble. En EEUU, las autoridades competentes (la Reserva Federal y la Federal Deposit Insurance Corporation, FDIC) pusieron objeciones a algunos de los planes de resolución de los principales bancos, exigiéndoles mejoras significativas, especialmente para simplificar estructuras societarias, garantizar la liquidez y mejorar aspectos operativos y de gobierno. En Europa, la regulación otorga a las autoridades amplias facultades para imponer cambios a las entidades. En nuestro país, el Banco de España, junto con el Single Resolution Board (SRB), está analizando la capacidad de resolución de las entidades y diseñando los planes concretos por si fueran necesarios.

Mejorando la 'resolubilidad'

Hasta la fecha, se han realizado ciertos avances en este ámbito. A instancia de las autoridades, los bancos han comenzado evaluar e implementar medidas para mejorar su capacidad de ser resueltos. No obstante, queda mucho camino por recorrer. A pesar de que las autoridades juegan un papel clave en señalar el camino, la mayoría de los pasos y decisiones a tomar lo deben realizar los propios bancos. Según los criterios establecidos por el Financial Stability Board (FSB) y la regulación al respecto, los bancos deben enfocarse en:

  1.  Simplificar la estructura legal y societaria del grupo
  2. Reducir la complejidad operativa.
  3.  Potenciar la credibilidad de la capacidad de absorción de pérdidas en el grupo.
  4. Mejorar la gestión de la liquidez en situación de resolución.
  5. Racionalizar y justificar los modelos globales de registro y contabilización.
  6. Potenciar la calidad de datos, información y las capacidades de valoración de la entidad.

Los esfuerzos para la mejora de la resolubilidad pueden adicionalmente aprovecharse para optimizar procesos de gestión de la entidad, mejorar su eficiencia y su capacidad de resistencia ante situaciones de crisis.Dada la complejidad y sensibilidad de la decisión sobre la resolubilidad, las autoridades podrían tender a requerir cada vez más información y exigir progresivamente requisitos adicionales a las entidades. Al igual que ha ocurrido con los requerimientos de capital, el regulador podría incrementar paulatinamente las exigencias para determinar que una entidad es resoluble. Sin embargo, para un banco la incertidumbre sobre si se le exigirán nuevos cambios en su estructura societaria, financiera u operativa, dificulta la toma de decisiones estratégicas.

Precisamente, la mayoría de los bancos, a nivel nacional e internacional, se encuentran en este momento inmersos en un proceso de profunda transformación de sus modelos operativos y de negocio para adecuarse al nuevo contexto de mercado. Por tanto, resulta crítico tener la mayor claridad posible sobre cuáles serán los requerimientos concretos en materia de resolución. Esta concreción servirá también a las autoridades para determinar cuándo se han alcanzado los objetivos de resolubilidad y para afirmar que un objetivo prioritario del too-big-to-fail ha sido cubierto de forma creíble y razonable.

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