Tienes una crisis pendiente

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Prepárate, tienes una crisis pendiente 

La crisis como concepto es algo que esta lamentablemente de moda. Son muchas sus tipologías, pero todas comparten un rasgo común: la incertidumbre que generan.

La crisis como concepto es algo que esta lamentablemente de moda. Son muchas sus tipologías, pero todas comparten un rasgo común: la incertidumbre que generan.

Una crisis desmonta los procesos de gestión establecidos, pone a prueba el liderazgo previamente definido, obliga a todos los implicados a trabajar fuera de su zona de confort, estresando los modelos que tanto tiempo ha costado definir e implantar.

Es lógico, por eso se llama crisis. “Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o en una situación, o en la manera en que son apreciados”, según la R.A.E.

Cuando hablamos de Gestión de crisis, intentamos dar solución a lo que define el concepto, la imposibilidad de gestionar ese cambio profundo de consecuencias importantes.

La gestión de crisis requiere tres grandes pasos que es necesario recorrer

1. Reconocimiento de su existencia:

Parece un paso evidente, pero la rapidez en darlo supone la mayoría de las veces elevar en un altísimo porcentaje las posibilidades de superarla. Es razonable que ante los primeros indicadores sobre cambios y alteraciones en el proceso normal de negocio de una compañía sus gestores prefieran esperar a evaluar con más detenimiento todos los datos y mantener un formato business as usual.

Sin embargo, aquéllas que por intuición, instinto o por el entrenamiento adecuado, detectan y asumen la situación de crisis desde su fase más primigenia, suelen salir más fácilmente de ellas o, incluso, abortarlas cuando aún no se han desarrollado completamente.

2. Aplicación de procesos de gestión específicos:

Si se ha producido un cambio profundo y crítico, no se puede dirigir la situación como si no hubiera sucedido. En la gran mayoría de las situaciones no significa cambiar de gestores, pero casi siempre supone que éstos deban ajustar su modelo de gestión. Tendrán que tomar decisiones con mucha menos información y más riesgo;sus consecuencias aquellas se producirán a muy corto plazo. La estrategia deberá estar prefijada y casi toda la gestión pasará a ser táctica.

3. Aprendizaje continuo:

Una crisis, de algún modo, siempre descubre una oportunidad. Es una situación que obliga a aprender en cada paso. Incluso superada, el análisis de sus causas y su gestión puede aportar valiosos aprendizajes.

Volviendo al principio, la incertidumbre y su gestión para reducir su repercusión casi a cero es el principio y final de la crisis. Se suele poner mucho énfasis en las distintas tipologías de las crisis y los motivos de su aparición, (cyber ataques, fraudes financieros, desastres naturales, etc.); no obstante, la incertidumbre es el elemento común al que debemos prestar atención por encima de todo lo demás.

En la actualidad, la convivencia con la incertidumbre y su gestión es algo necesario. Sin embargo, no todas las empresas están preparadas. Las más avanzadas se están preparando, han superados diversos entrenamientos e implementado procesos específicos para cuando la situación crítica aparezca. Otras compañías, quizá la mayoría, aún siguen pensando que las crisis no van con ellas y que bastante tiene con la incertidumbre del día a día como para prever alguna otra de mayor calado.

Estar preparados y tener alternativas para cuando todo lo demás se descontrola y empieza a fallar resulta obligatorio. Nunca se sabe cuándo y de dónde vendrá la crisis.