El talento humano se vuelve prioritario: la junta evoluciona

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El talento humano se vuelve prioritario

Septiembre 2020

A medida que las organizaciones responden a los acontecimientos relacionados con la COVID-19, se dan cuenta de que muchos de los planes estratégico y operativos que habñiabn desarrollado se han vuelto inviables. Como consecuencia, las juntas directivas y los CEOs se han visto obligados a aplicar un liderazgo resiliente.

Después de analizar los desafíos sin precedentes vividos durante este 2020, en el contexto de la preparación del décimo informe anual sobre las Tendencias de Capital Humano, Deloitte publicó dos informes el pasado mes de mayo: uno bajo el título La adaptación al nuevo mundo laboral poscoronavirus, y otro informe titulado Returning to work in the future of work. El primero de ellos, sobre las tendencias y prioridades de la gestión del talento frente a la pandemia, es clave para la hoja de ruta a seguir por parte de la Junta Directiva.

A medida que nos acercamos a finales de año, nos convencemos de que la COVID-19 no es una tormenta pasajera. Tendremos que seguir conviviendo con el virus durante un tiempo antes de volver al ritmo y a la rutina habituales en los negocios. Así pues, el coronavirus debe ser visto como un desafío para la planificación estratégica y para iniciar una transformación en la forma de operar de las organizaciones. El enfoque sobre el futuro del trabajo, determinará si la organización puede prepararse y posicionarse para el éxito. Esto significa que la adaptabilidad, el liderazgo y el talento deben ocupar un lugar prioritario en la agenda.

La COVID-19 ha sido una llamada de atención a las organizaciones, las cuales deben estar preparadas para los retos que se presentan. Los cambios disruptivos que se están viendo, comparten además puntos críticos: 1) se producen sin previo aviso; 2) requieren un alto nivel de perspicacia en materia de liderazgo; y 3) sus resultados dependen en gran medida de su impacto en el talento y de la respuesta de este. A partir de esta nueva realidad, es probable que los próximos dos años sean un período único de reestructuración para las organizaciones, un momento para desafiar el status quo y reinventarse.