Capacidas digitales más deseadas para el profesional del futuro

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Recomendaciones para afrontar con éxito el mercado laboral del futuro

Oportunidades y retos en la capacitación de profesionales

La inteligencia artificial, la robótica y otras innovaciones digitales están remodelando el mercado laboral. Empleadores y trabajadores necesitan ahora las habilidades digitales necesarias para poder aprovechar las nuevas oportunidades a las que se enfrentan.

La revolución digital y sus innovaciones -inteligencia artificial, robótica,  blockchain, big data- están cambiando las lógicas que rigen el mercado laboral desde hace más de un siglo. Y de entre todas ellas, la automatización es la que comienza a ofrecer más oportunidades y retos tanto a la empresa como al profesional del futuro.

Sin embargo, no todos están preparados para adaptarse a este nuevo e incierto
paradigma. Las investigaciones indican que casi la mitad de la población de la
Unión Europea no posee la formación digital mínima para ello, y que el 40% de
los empleadores encuentran problemas a la hora de contratar mano de obra
cualificada.

De cara a empoderar a los trabajadores y acercarlos a las instituciones y sus iniciativas, en agosto de 2018 Deloitte llevó a cabo una encuesta multitudinaria en gran parte de Europa. En esta, participaron más de 15.000 personas mayores de 25 años pertenecientes a la población activa de Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia, Rumanía, España, Suecia, Suiza y Reino Unido. A través de cuestionarios muy concretos y controlados se pudo perfilar un mapa de actuación, y desde ahí, proyectar una serie de recomendaciones para afrontar el futuro del mercado laboral.

Percepción y preparación ante la automatización

Contrariamente a la opinión general, los trabajadores tienen un criterio favorable hacia la automatización. Solo un 24% de estos creen que los robots harán redundante sus trabajos, y tan solo un 30% opinan que reducirán sus oportunidades. No obstante, existe una brecha de opinión alimentada por el nivel educativo y el tipo de empleo. Por un lado, cuanta menos formación, más sensación de amenaza; uno de cada tres percibe la robotización de forma negativa. Y por otro, cuanto más elemental sea la ocupación, mayor miedo a la reducción de oportunidades.

En cuanto a expectativas, el 89% de los trabajadores se sienten “algo” o “muy” preparados para afrontar la automatización. Este consenso bien podría explicarse por la correlación inversa con las expectativas de cambios, y, por ende, por una falta de información sellada desde instituciones y empresas. El propio 33% de los encuestados cree que los gobiernos no están preparados, y que, por tanto, sus medidas no serán provechosas. Y de haberlas, las prioridades son claras: reforzar la educación superior, facilitar acceso a las tecnologías emergentes e invertir en programas de capacitación.

Conclusiones y recomendaciones

Mientras Europa se enfrenta a retos considerables para garantizar un futuro mercado laboral justo, los gobiernos y los empleadores comparten la responsabilidad de proporcionar los conocimientos especializados y la orientación necesaria a los trabajadores. Las siguientes recomendaciones pueden ayudar a los encargados de formular políticas a planificar las medidas más apropiadas y sostenibles para avanzar:

1. Fomentando un discurso positivo. La mayoría de los trabajadores tienen una opinión favorable hacia la automatización. Los gobiernos deben tejer una narrativa positiva en torno a la revolución digital que sea capaz de motivar a la participación de los interesados en políticas públicas acordes.

2. Previniendo la desigualdad del profesional del futuro. Las instituciones no deben dejar atrás a aquellos trabajadores más escépticos con la robotización, con los menos formados a nivel educativo. Son necesarias medidas y políticas adaptadas para homogeneizar oportunidades ante la llegada de la Industria 4.0.

3. Guías y ejemplos a seguir. los profesionales no confían en los gobiernos, pero sí les responsabilizan. Son imperativos una comunicación más estrecha entre el empleado y la institución, y una mayor proactividad por parte de líderes políticos para generar tendencias.

4. Un terreno fértil para el cambio. Mientras las políticas de educación deben nacer de las instituciones, la formación debe surgir de las empresas. Son los empleadores los que deben liderar la transición creando, no programas ad hoc, sino una nueva cultura de aprendizaje.