¿Es posible poner puertas a la economía colaborativa?

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¿Es posible poner puertas a la economía colaborativa?

La Comisión Nacional sobre los Mercados y la Competencia considera que cualquier limitación a la libre comercialización de los alquileres turísticos es una traba a la libre competencia contraria al ordenamiento jurídico.

Artículo de opinión escrito por Fernando Martínez Comas, socio responsable de Deloitte Legal en Baleares

Hace tiempo escuchaba a un empresario mallorquín decir que en los años sesenta quien más quien menos se construyó su hotel. Recordaba esta frase mientras un buen amigo me contaba su plan de verano: llevaba ya unos años dejando su casa de Palma por la de veraneo de sus suegros en Santa Ponsa y aprovechaba para sacar un dinero extra alquilando la suya en una de estas nuevas páginas de alquiler de viviendas. Un negocio redondo.

El problema le llegó este año, cuando su suegro cayó a su vez en que alquilando en verano su casa de veraneo en Santa Ponsa podía sacar también un buen dinero, lo que dejó a mi amigo compuesto y sin casa de veraneo. Alquilada su casa y la de su suegro a turistas, acabó pagando él también un alquiler, concretamente a un amigo suyo que también había decidido sacarse un dinero alquilando su casa por semanas.

Reflexionando sobre esta historia, mi sensación es que si creyésemos en la teoría de los seis grados de separación, acabaríamos alquilando la casa de algún hotelero de aquellos de los sesenta por supuesto, metido en este caso a casero. En los años diez quien más quien menos se compró unos cuantos apartamentos vacacionales, dirá un empresario mallorquín dentro de treinta años.

Dado que abogados y médicos estamos siempre de guardia, no son pocas las veces que me han preguntado en reuniones de amigos si hay algún problema legal en el alquiler vacacional. Alertado por la cantidad de casos y la certeza de que me iban a seguir preguntando y no estaba muy seguro de que contestar, se me ocurrió hacerle la pregunta a un antiguo alto cargo público durante una comida, convencido de que repetiría la respuesta que yo había dado siempre: la Ley de Turismo de Baleares permite el alquiler de vivienda unifamiliar aislada o plurifamiliar pareada (no se había incluido aun la unifamiliar entre medianeras o “casa de pueblo”), el resto está prohibido. Me sorprendió sin embargo su respuesta: alquila lo que quieras pero siempre sometido a la ley de arrendamientos urbanos.

Olvidaba mi interlocutor, aunque preferí callar en aquel momento, la reforma de la ley de arrendamientos urbanos de mayo de 2013, que expresamente excluye del ámbito de aplicación de la LAU “la cesión temporal de uso de la totalidad de una vivienda amueblada y equipada en condiciones de uso inmediato, comercializada o promocionada en canales de oferta turística y realizada con finalidad lucrativa, cuando esté sometida a un régimen específico, derivado de su normativa sectorial”. Normativa sectorial que en este caso es la Ley del Turismo de Baleares que permite el alquiler en esas condiciones solo para los casos de vivienda unifamiliar aislada, plurifamiliar pareada o unifamiliar entre medianeras, es decir, acabamos llegando al mismo sitio, aislado o pareado.

Respecto de las limitaciones existentes al alquiler vacacional en las distintas legislaciones locales se ha pronunciado la Comisión Nacional sobre los Mercados y la Competencia, que considera que cualquier limitación a la libre comercialización de los alquileres turísticos es una traba a la libre competencia contraria al ordenamiento jurídico. Y de hecho se ha resuelto ya sobre un caso concreto por el Tribunal Superior de Madrid, anulando el Decreto que regulaba esta actividad en Madrid por establecer una limitación temporal, cinco días, a esta actividad. Si una limitación temporal es contraria a la libre competencia, parece que otras limitaciones existentes, como la del tipo de viviendas a alquilar, no correrán mejor suerte.

En conclusión, estamos ante un tema abierto, sujeto a inminente regulación por parte del legislador, pero sobre el que solo cabe decir que si en el siglo pasado era imposible poner puertas al campo, en este es imposible poner puertas a la economía colaborativa.

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