RSC

Publicaciones

El rol de las empresas en la lucha anticorrupción

La corrupción es uno de los principales problemas de los Estados: lastra la competitividad de los países, mina la confianza de los mercados, castiga las inversiones, desincentiva a los agentes económicos y sociales, afecta a la libre competencia, a la innovación, amenaza los principios de libertad y justicia y termina cuestionando las instituciones y el Estado de Derecho.

¿Qué papel tienen las empresas en la lucha anticorrupción? ¿qué pueden y que deben hacer las compañías? ¿cuál es la responsabilidad del tejido empresarial para luchar contra la corrupción y el lavado de dinero? Las empresas, como la sociedad civil, no pueden ni deben permanecer ajenas a estos problemas porque no son ajenas a los efectos mencionados. 

La corrupción obedece a muchas causas, dos de ellas fundamentales: un marco regulatorio débil en muchas ocasiones sin reglas del juego claras, y una falta de compromiso ético. 

El rol de las empresas en esta lucha contra la corrupción es esencial. Son actores importantes de la sociedad y su compromiso público con la ética es esencial. Adicionalmente, deben implementar medidas que conduzcan a que todas las actuaciones empresariales sean éticamente responsables. Para ello es muy relevante crear una cultura ética.

El combate a la corrupción desde la educación es una de las claves: mostrar escenarios positivos, demostrar que la corrupción no sea rentable, que no beneficie a nadie. 

El nuevo entorno regulatorio incentiva que las empresas impulsen comportamientos éticos con la finalidad de prevenir de la comisión de ilícitos, singularmente en el ámbito penal. Por ello, han proliferado los códigos éticos pero lo realmente importante es que los profesionales conozcan su contenido y los cumplan y, si eso no sucede, que la potencial contravención aflore mediante un adecuado funcionamiento de un canal de denuncias y que la compañía reaccione. En paralelo, es esencial el ejemplo que muestren los administradores y directivos en el desarrollo de sus funciones.

Las empresas cuentan con importantes herramientas para detectar, prevenir y resolver situaciones de fraude o prácticas corruptas: desde los canales de denuncias abiertos, en su caso a stakeholders, hasta las due diligence pasando por elementos de escucha como las encuestas de clima, mapas de riesgos y chequeos de control, planes de cumplimiento eficaces. Son las compañías las tienen que trabajar por desterrar de su actividad cualquier mala práctica relacionada con su desempeño o el de sus profesionales. Las empresas que potencian la ética y la responsabilidad y la honestidad de los individuos tendrán mejor reputación, imagen, controlarán mejor sus riesgos y a la postre serán más competitivas que las que se aparten de estas tendencias.