Noticias

Transición energética: implicaciones del abandono paulatino de las energías fósiles hacia las renovables

¿Decimos todos lo mismo cuando hablamos de transición energética? ¿Queremos llegar todos al mismo punto? Deloitte Legal ha organizado un desayuno de trabajo en el que ha tratado el tema de la transición energética y las implicaciones del abandono paulatino de las energías fósiles hacia las renovables.

El desayuno ha contado con la participación de José Domínguez Abascal, Secretario de Estado de Energía y ha sido conducido por Luis Fernando Guerra, socio director de Deloitte Legal.

El cambio climático ha pasado de ser primero intuido, y después criticado, a convertirse en una realidad. El calentamiento global de 1°C ha generado condiciones meteorológicas más extremas, crecientes niveles del mar y la desaparición de hielo en los polos.

La responsabilidad de los Estados ante esta circunstancia es evidente. En este sentido, en diciembre de 2015, 195 países firmaron el primer acuerdo vinculante mundial sobre el clima, el Acuerdo de París. La UE ratificó el Acuerdo de París el 5 de octubre de 2016, lo que permitió que entrara en vigor el 4 de noviembre de 2016. Los Estados acordaron:

• El objetivo a largo plazo de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C sobre los niveles preindustriales y esforzarse para limitarlo en 1,5ºC.

• Alcanzar la neutralidad de emisiones en el planeta entre 2050 y 2100.

• Que las emisiones globales alcancen su nivel máximo cuanto antes, si bien reconocen que en los países en desarrollo el proceso será más largo.

• Aplicar después de dicho pico rápidas reducciones basadas en los mejores criterios científicos disponibles.

Los objetivos establecidos por la Unión Europea suponen reducir las emisiones provocadas por los gases de efecto invernadero (GEI) entre un 80 y 95% a 2050 respecto las emisiones realizadas en 1990 y que, en 2030, esta reducción sea ya de un 40%; así mismo, lograr una penetración de energía renovable sobre energía final del 32% y una mejora de la eficiencia energética del 32,5% también a 2030.

España está trabajando para fijar unos objetivos aún más ambiciosos para nuestro país a 2030, colocándonos a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático:

• Fijando un objetivo del 20% de reducción de emisiones GEI respecto a 1990, que supondría unos 50 millones de toneladas menos respecto al objetivo anteriormente considerado, que utilizaban como referencia el 2005.

• Un porcentaje de penetración de renovables que llegaría hasta el 35%, lo que supondría instalar más de 60 gigawatios de nueva potencia renovable en los próximos 12 años.

• Y un objetivo de eficiencia energética superior, pasando del 32,5% al 35%.

El estado de la tecnología hace posible cumplir con los compromisos mencionados, aprovechando, además las grandes oportunidades de creación de actividad económica y de empleo que puede suponer la transición a una economía baja en carbono. La electrificación de la economía, la generación eléctrica con energías renovables y un enorme esfuerzo en eficiencia energética serán claves.

Sin perjuicio de lo anterior, los últimos inventarios oficiales apuntan que en 2017 las emisiones de la economía española aumentaron un 2,7 % respecto al año anterior, mientras que la economía mundial redujo dicho indicador un 2,6 %, lejos aun así de la tasa de descarbonización necesaria para alcanzar los compromisos del Acuerdo de París.

La transición, por tanto, constituye un desafío que incide en tres pilares esenciales:

a) La generación de energía, pues supone apostar por las fuentes de energía libres de emisiones frente a otras tradicionales más contaminantes. 

b) El transporte y los fabricantes de vehículos, en el que habrá que conciliar la adopción masiva de las soluciones de movilidad sostenible junto con el mantenimiento de la actividad industrial y el empleo.

c) La rehabilitación y eficiencia energética de la práctica totalidad de nuestro parque de viviendas y edificios.