La importancia de la vacunación tras el caso de difteria

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La importancia de la vacunación

tras el caso de difteria

La aparición del primer caso de difteria en un niño de Olot vuelve a poner de actualidad el valor y la importancia de las vacunas en un año en el que se han producido numerosas controversias alrededor de las mismas.

Hace unos días hemos tenido la desagradable noticia de la aparición del primer caso de difteria en España desde 1997 en un niño vecino de Olot. Cuando escribo este artículo, el estado de salud del menor sigue siendo grave aunque mejora paulatinamente. El niño no había sido vacunado por deseo de sus padres a pesar de que la vacunación contra esta enfermedad forma parte del calendario de vacunas en Cataluña y más de un 90% de la población infantil está vacunada para esta patología. Éste es un nuevo caso que vuelve a poner de actualidad el valor y la importancia de las vacunas en un año en el que se han producido numerosas controversias alrededor de las mismas.

La imposibilidad de adquirir la vacuna de la varicela en las oficinas de farmacia españolas ha generado una agria polémica entre las autoridades de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) y los pediatras. Actualmente, la vacuna sigue sin poderse adquirir en España pero ante la avalancha de padres que acuden a la frontera andorrana, francesa y portuguesa a comprar la vacuna,  el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, anunció hace unas semanas la posibilidad de replantearse la medida.

La vacuna del Menigococo B también ha generado polémica. La decisión de limitarla al uso hospitalario y no introducirla en el calendario vacunal obligatorio, ni poderla adquirir en las farmacias ha generado importantes diferencias de criterio entre el colectivo de pediatras y la AEMPS. Y es que, según los datos del Centro Nacional de Epidemiología, en los últimos seis meses se han producido en España 79 nuevos casos de meningitis del serotipo B.

Desde hace unos años muchos profesionales sanitarios vienen alertando de una progresiva pérdida de la percepción del valor de las vacunas por parte de la población.  

Por ello, es necesario realzar la aportación y el valor de las vacunas como una de las intervenciones sanitarias más importantes debido a su alta efectividad y buen perfil de tolerabilidad. Han permitido salvar millones de vidas, erradicar algunas enfermedades, avanzar en la eliminación y control de otras, disminuir los costes directos e indirectos provocados por muchas enfermedades inmunoprevenibles así como disminuir la morbilidad asociada y la calidad de vida de las personas. La introducción de los programas de vacunación en nuestra sociedad ha tenido numerosas consecuencias positivas en el bienestar de la población.

La situación de crisis económica en los últimos años no ha contribuido a mejorar esta percepción. En un contexto de reducción de los presupuestos en Sanidad, la dotación económica en Salud Pública (de la que dependen los programas de vacunación) ha ido perdiendo peso progresivamente a pesar de su innegable valor para la prevención y promoción de la salud y de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según el último dato oficial disponible (que data de 2012), el gasto en Salud Pública se sitúa en torno al 1,06% del gasto total público en salud y con una evolución de retroceso en los últimos años (ha pasado del 1,3% en 2007 al 1,06% en 2012).

Ello se ha trasladado a restricciones en la introducción en los calendarios de vacunación de nuevas vacunas, un modelo de compra de vacunas por parte de las Administraciones Públicas donde cada vez pesa más el criterio de precio exclusivamente, restricción del acceso a algunas vacunas a nivel hospitalario o directamente imposibilidad de acceder a ellas como en el caso de la varicela.

Ante esta situación, parece necesario el diálogo entre todos los actores del sector, fundamentalmente las Administraciones Públicas, nacional y regionales, las Sociedades Científicas, los clínicos y los laboratorios farmacéuticos productores de vacunas para retomar la confianza mutua y llegar al mayor consenso posible en las decisiones vinculadas a las políticas de vacunación, así como a la compra y financiación de las mismas. Además,  un aspecto fundamental, tal y como pide la OMS en su Plan Global de Acción en Vacunas, es el necesario impulso que desde las Administraciones Públicas y los profesionales de la sanidad se debe hacer en la inversión para la mejora de la información a la población sobre la importancia y utilización de las vacunas.

Ojalá no tengamos que leer nuevos casos como el niño de Olot por rebrotes de enfermedades que ya teníamos prácticamente erradicadas. 

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