Integración renovables

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Redes y renovables actores protagonistas de la transición  

España es un caso de éxito de integración de renovables, y en los últimos años es el país con la proporción de energía renovable más alta de entre sus comparables en la UE. Las inversiones en redes han sido un elemento esencial para la integración de la nueva potencia, habiéndose repartido este esfuerzo entre promotores de renovables y operadores de redes.

En junio de este año, la Unión Europea volvió a demostrar su liderazgo medioambiental al incrementar el objetivo de renovables sobre energía final en 2030 al 32%, frente al anterior objetivo del 27%. El nuevo objetivo refleja la creciente responsabilidad y ambición en la lucha contra el cambio climático a nivel europeo y supondrá para España la instalación, hasta 2030, de 45-55 GW de nueva potencia renovable, doblando la media de capacidad instalada anualmente (de 2 GW a 4 GW). Ante este reto, será crítico que las inversiones en redes acompañen de nuevo el despliegue de renovables, para hacer eficiente la conexión y la integración de un volumen creciente de generación renovable no gestionable (solar y eólica fundamentalmente). La creciente competitividad de la producción renovable hace de esta tecnología la opción más económica para alcanzar los objetivos al mínimo coste.

Los operadores de redes y los promotores de renovables son pieza clave en la transición energética, para lo que tendrán que hacer frente conjuntamente a una serie de retos. La red existente y planificada permite la integración de ~35 GW de capacidad renovable adicional a la ya instalada, para la que ya se han aceptado las solicitudes de acceso. Sin embargo, dado que entre 2016 y 2018 se ha denegado el acceso a ~24 GW de nuevos proyectos renovables por falta de capacidad de las redes, serán necesarias inversiones adicionales en la red para cumplir el objetivo a 2030 y liberar aquella capacidad reservada actualmente por proyectos que finalmente no se van a desarrollar. Esta inversión en red deberá tener en consideración el aprovechamiento de las zonas con mayor potencial renovable, para no poner en riesgo el cumplimiento de los objetivos. El aprovechamiento de las zonas con mayor recurso renovable identificado justifica, de por sí, las inversiones en refuerzos de red para integrar la generación renovable de modo eficiente. En esta senda de descarbonización de la economía, existe un creciente interés en el desarrollo del autoconsumo. Las redes y los sistemas digitales permitirán integrar la generación distribuida y asegurar la misma calidad de servicio sin multiplicar los costes para el sistema y el cliente.

La integración de un volumen relevante de generación renovable no gestionable (solar y eólica), tanto centralizada como distribuida, implicará además que el sistema deba afrontar nuevos retos en su operación para garantizar la seguridad. En este sentido, será necesario hacer un esfuerzo relevante en modernizar y digitalizar tanto la red como los sistemas de gestión de la energía. Un mayor nivel de interconexión con nuestros países vecinos ayudará a integrar las renovables de forma más eficiente (reducción de pérdidas de producción) y a avanzar hacia la integración de los mercados eléctricos europeos.

Además de los medioambientales, el despliegue de las renovables tendrá claros beneficios para la economía española. Por un lado, la inversión en renovables permitirá descarbonizar el mix de generación eléctrica, y por otro la inversión para modernizar y digitalizar la red aportará actividad a un sector económico muy importante como son los fabricantes de equipos eléctricos.

La necesaria integración de redes y renovables requiere:

  1. Evolucionar la planificación de la red en la transición e integrarla con la también necesaria planificación de las energías renovables, impulsando una mayor coordinación entre los operadores de redes y promotores de renovables.
  2. Asegurar una retribución adecuada para las inversiones necesarias, incluyendo, lógicamente, las redes inteligentes que tendrán un rol muy relevante para integrar la generación renovable no gestionable.
  3. Desarrollar un marco integral y claro que regule eficientemente el proceso de acceso y conexión a las redes de las renovables.
  4. Optimizar la operación del sistema en un futuro de elevada y creciente generación renovable no gestionable, desarrollando nuevos mercados o servicios para ajustar demanda y generación.

Artículo de opinión publicado en El Economista el 17 de noviembre de 2018.