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La salud mental se pasa al ámbito móvil: el mercado de las aplicaciones enfocadas a la salud mental continúa creciendo

Las necesidades relacionadas con la atención de la salud mental son cada vez más importantes en todo el mundo. Las aplicaciones pueden ofrecer servicios bajo demanda y de manera continua.

Hoy en día parece que existe una aplicación para todo y la salud mental no es una excepción. Según las previsiones de Deloitte Global, el gasto mundial en aplicaciones móviles relativas a la salud mental alcanzará cerca de 500 millones de dólares en 2022.

Eso asumiendo que el índice de crecimiento anual será del 20% (una cifra conservadora, teniendo en cuenta el aumento del 32% experimentado por estas aplicaciones, pasando de 203 millones de dólares a 269 millones de dólares desde los 10 primeros meses de 2019 al mismo periodo de 2020).

Este crecimiento resulta impresionante dado que muchas aplicaciones para el cuidado de las emociones y el bienestar mental son gratuitas o no tienen un coste elevado. Normalmente, el acceso a estas aplicaciones es sencillo, no son difíciles de usar, ofrecen una experiencia agradable y, lo mejor de todo, puede que den resultado.

Tecnología «vestible» para la asistencia sanitaria: mejorando constantemente

Los smartwatches (relojes inteligentes) y los dispositivos médicos wearable («vestibles») ayudan a que los usuarios monitoricen su salud en todo momento. Su impacto podría aumentar si los médicos tuvieran fe en su utilidad y si la gente confiara en que sus datos están protegidos.

Deloitte prevé que las ventas de dispositivos sanitarios de gran consumo y los wearables destinados al bienestar, como los smart watches y los «parches inteligentes» wearable de tipo médico aumentarán hasta más de 320 millones de unidades en 2022. Entre 2021 y 2024, se espera que los parches inteligentes muestren una tasa media de crecimiento TAAC del 19%, muy por delante del índice del 11% experimentado por los smartwatches.

Los avances de las nuevas tecnologías están impulsando la utilidad de los wearables tanto para los usuarios como para los profesionales sanitarios, incluyendo funcionalidades que van más allá de medir el ritmo cardiaco y contar los pasos para cubrir dolencias más graves como la fibrilación auricular y la oxigenación de la sangre.

Otros progresos podrían permitir la monitorización de la presión sanguínea y del nivel de azúcar en sangre, constituyendo ambos índices mercados potencialmente masivos. Entre los factores adversos se incluyen el carácter novedoso de los dispositivos, el escepticismo de los médicos en cuanto a su utilidad y exactitud, así como inquietudes relativas a la privacidad, la seguridad y el ámbito normativo.

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