Cancelar las Zonas Económicas Especiales

Perspectivas

Zonas Económicas Especiales

Tres razones por las que cancelarlas es una mala idea

Echar abajo un proyecto de esta naturaleza afecta la imagen de México ante los inversionistas, elimina, para ciertas regiones, la oportunidad de diversificar su oferta de servicio y pega al desarrollo de nueva infraestructura.

En entrevista con Juan Pizano, Socio de Comercio Exterior en Deloitte México.

Ciudad de México, 6 de mayo de 2019.

Es oficial: las Zonas Económicas Especiales (ZEE), ese proyecto aprobado por ley en 2016, con el propósito de impulsar un crecimiento económico sostenido y equilibrado en las regiones con mayor rezago económico y social del país, serán canceladas.

Hace unas semanas, el jefe de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reveló que el gobierno actual se encontraba analizando la posible desaparición del proyecto. Sin embargo, el pasado 25 de abril, el propio presidente de México confirmó su desaparición.

Pero, ¿por qué consideramos que es una mala idea cancelar este proyecto? A continuación, presentamos tres aspectos a tomar en cuenta:

  1. Imagen de México ante los inversionistas
    La confianza de los inversionistas es uno de los activos más importantes con los que puede contar una administración que apenas comienza, pues es una herramienta que apuntala el desarrollo y crecimiento económico. Tener un proyecto estructurado, como las ZEE, y luego cancelarlo es una decisión que puede mermar de manera significativa la confianza que los inversionistas tienen en nuestro país como un destino rentable, lo que puede elevar su percepción de riesgo y desincentivar nuevos proyectos nacionales por los que podrían apostar.
  2. Diversificar oferta de servicio por zonas
    Las Zonas Económicas Especiales constituyen una oportunidad para que ciertas áreas del país, enfocadas solo en el desarrollo de algún servicio o industria, determinado por la región en la que se ubican, pudieran diversificar su portafolio y ampliarlo a otros ámbitos, quizá ajenos. Por solo mencionar un ejemplo, en la zona sur-sureste, con una clara vocación turística, las ZEE abrían la posibilidad de comenzar a levantar, poco a poco, una industria manufacturera.
  3. Desarrollo de nueva infraestructura
    La infraestructura es, probablemente, una de las cartas más fuertes de las Zonas Económicas Especiales. Solo para el establecimiento de estas regiones, las autoridades ya tenían comprometidos, por parte de inversionistas, al menos 150 mil millones de pesos en infraestructura, recursos que se verían reflejados en nuevos caminos, carreteras, servicios básicos y parques industriales. Sin duda, se trata de un aspecto relevante que será difícil de compensar.

Cancelación, ¿una acción posible?

Pese al andamiaje legal con el que contaban las Zonas Económicas Especiales, con el cual se buscaba protegerlas y hacer de ellas un proyecto transexenal, en el que no influyeran cuestiones políticas, su cancelación es, hoy, perfectamente ejecutable.

¿La razón? Que, en cualquier momento, la ley bajo la cual se cobijó y echó a andar este proyecto puede ser modificada por el Congreso, órgano que tiene la facultad para replantear todo este trabajo e incluso de revocarlo.

Cancelar las Zonas Económicas Especiales es, sin duda, un grave error, pues se trata de un esquema que ha demostrado funcionar de manera muy exitosa en otros países y, al eliminarlo, no le estamos dando siquiera la oportunidad de saber si en México tendría éxito.

Desde nuestra perspectiva, echar abajo este proyecto, y todo el esfuerzo que se hizo para construirlo, constituye un desacierto cuyo impacto será imposible de medir, pues los resultados y beneficios que podía generar eran incalculables. Por ello, bajo nuestra óptica, consideramos importante que las autoridades reconsideren su desaparición y decidan apostar por este proyecto.

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