Créditos bancarios: un círculo virtuoso para la economía

Perspectivas

Créditos bancarios:

Un círculo virtuoso para la economía

A pesar de que en meses recientes se ha registrado un bajo porcentaje de financiamientos otorgados por la banca a las empresas, no se debe perder de vista que estos mecanismos generan importantes beneficios para mantener la operatividad de las mismas y favorecer el desarrollo de nuevos proyectos.

En entrevista con Gustavo Méndez, Socio Líder de la Industria de Servicios Financieros en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 22 de septiembre de 2020.

En México, hace falta un mayor nivel de financiamiento bancario, no solo a nivel personal, sino también empresarial, porque este instrumento, utilizado de manera responsable, no genera endeudamiento, permite el desarrollo de nuevos proyectos y otorga la capacidad no solo de responder a los desafíos de sus diversos entornos, sino, también, de impulsar el ritmo de las actividades económicas.

Cuando una organización obtiene de la banca un préstamo, suele ocupar alrededor de 30% del mismo para efectuar pagos o realizar inversiones en sus operaciones, mientras que destina el resto (70%) a temas de liquidez, o bien, lo regresa intacto al banco y lo consume en la medida que va desarrollando sus proyectos. Lo anterior permite a las instituciones bancarias, a su vez, prestar a otras empresas, lo que da lugar a un círculo virtuoso de creación del dinero, pues los beneficios redundan, a final de cuentas, en la productividad de las compañías y en el crecimiento de la economía.

Pero, si los créditos traen beneficios para las empresas, ¿por qué resulta tan bajo el porcentaje de organizaciones que los utilizan para financiar sus operaciones? El informe Evolución del financiamiento a las empresas durante el trimestre abril-junio 2020, del Banco de México (Banxico), señala que la cifra es la más baja que se tiene registrada en 10 años.

La razón principal es la actitud cuidadosa que está manteniendo la banca al momento de otorgar créditos, con el propósito de evitar la morosidad en este periodo de incertidumbre económica generado por el COVID-19.

Es cierto que uno de los principales negocios de los bancos es realizar préstamos a personas físicas y morales, a fin de obtener una ganancia por medio de intereses; no obstante, primero tienen un deber fiduciario: garantizar la disponibilidad de los recursos que depositan en ellos otros millones de clientes.

Por lo tanto, antes que buscar ganancias, hoy están dando prioridad a mantener al mínimo sus pérdidas. ¿De qué forma? Evaluando estrictamente a las empresas que solicitan préstamos, y financiando solo a aquellas que verdaderamente demuestran que pueden asumir estos compromisos.

Este hecho también revela que la mayoría de las compañías, a pesar de requerir créditos para realizar sus actividades de manera óptima, no es capaz de cumplir con los requisitos que la banca solicita, posiblemente por operar en la informalidad o por no contar con la infraestructura necesaria para demostrar sus ingresos con estados financieros auditados y planes de negocio robustos.

Entonces, si es que les resulta complicado acceder a un crédito bancario, ¿a qué otros esquemas de financiamiento recurren las organizaciones y cuáles son las consecuencias que esto genera para la economía nacional?

Es de vital importancia que las empresas del país tengan acceso al crédito bancario, ya que éstas tienen la capacidad de impulsar el ritmo de las actividades económicas.

Las otras fuentes de financiamiento y panorama futuro

En nuestro país, durante la crisis económica de 1995, existió una contracción en la contratación de préstamos bancarios y tomó popularidad, entre las empresas, el financiamiento con proveedores, el cual consiste en que una organización solicite un crédito a su proveedor, con el compromiso de pagarle en 30, 60 o 90 días.

Actualmente, como la mayoría de las compañías tampoco puede acceder al préstamo de los bancos, el financiamiento con proveedores es su principal alternativa, alcanzando un porcentaje de 77.7%, de acuerdo con el informe mencionado de Banxico.

Si bien esta opción es la más recurrente, no es la más óptima, debido a que, para prestar, los proveedores necesitan solicitar financiamiento a otros miembros de la cadena de suministros, provocando su desaceleración, así como el encarecimiento de los productos y servicios para el consumidor final.

Otro método de financiamiento empresarial que está tomando mayor fuerza en nuestro país, es el que ofrecen las instituciones de tecnología financiera (fintech), las cuales evalúan la capacidad de pago de las organizaciones, y determinan cuándo prestar o no, utilizando medios alternativos digitales, como la factura electrónica.

Por su parte, las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes) también otorgan créditos a las organizaciones, aunque con tasas comparativamente mayores a las de un banco, y apalancados en garantías hipotecarias muy elevadas (de 3 a 5 veces el valor de la garantía del préstamo bancario). Es cierto, son condiciones de financiamiento por debajo de las ideales, pero, para las compañías, no hay dinero más caro que el que no tienen y, en ocasiones, esta es la única opción a su alcance.

Sin embargo, tomando en consideración la situación económica actual, lo más probable es que, en los próximos meses, observemos una baja utilización de crédito, sobre todo en el nicho de empresas que no están bancarizadas.

En ese sentido, será importante, además de establecer mecanismos de evaluación confiables y certeros, que el sistema financiero mexicano trabaje en la implementación de medidas que impulsen el otorgamiento de créditos en la banca, los cuales, como ya señalamos, tienen el potencial para generar una cadena de beneficios que impacte no solo a las organizaciones, sino a toda la economía mexicana.

El sistema financiero mexicano deberá trabajar en la implementación de
medidas que impulsen el otorgamiento de créditos en la banca, para generar una cadena de beneficios que impacte a toda la economía mexicana.

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