Divisas y turismo en México

Perspectivas

Divisas con chimeneas y sin chimeneas

En una reciente plática organizada por Deloitte en la Ciudad de México, el presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), Eduardo J. Solís, presentó un panorama de la evolución de este sector en la economía, comparándolo con otras fuentes de ingresos nacionales.

Por Eduardo Revilla, Socio de Impuestos en Deloitte México.

Ciudad de México, 8 de agosto de 2017.

Con datos del Inegi, Solís demostró que el automotriz (vehículos y autopartes) es un sector que ha crecido en el último trienio de manera constante para alcanzar, al cierre del 2016, recursos por divisas superiores a los 113,000 millones de dólares; esto es, seis veces lo que generó la exportación de productos petroleros, 4.2 veces los ingresos por remesas y 5.8 veces los ingresos por turismo que llegaron a casi 19,000 millones de dólares.

La posición de la AMIA frente a la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos es la de no mover nada del acuerdo comercial, pues se trata de una industria integrada en las tres economías en resuelto crecimiento. Las recientes cifras a junio del 2017 así lo avalan.

La información del Inegi obliga a la reflexión de lo que deben hacer los otros sectores generadores de divisas, en especial el turístico.

Esto es así, pues los ingresos petroleros, decididamente a la baja (cuando llegaron a representar una cuarta parte del ingreso nacional), dependen de precios fijados por un mercado internacional, en el que la producción mexicana no influye de modo determinante y, finalmente, porque las remesas constituyen recursos que obedecen a una demanda de mexicanos (muchos de ellos indocumentados) en el mercado laboral de Estados Unidos, que tienden a caer de acentuarse las restrictivas políticas migratorias de ese país, en adición a que se trata de ingresos cuya generación no contribuye a la recaudación del Impuesto Sobre la Renta mexicano.

Por ello, gobierno y empresas deben centrarse en el fortalecimiento de la infraestructura turística (más allá de la promoción de la marca “México”) para diversificar fuentes de divisas que no compiten con el sector industrial.

En ese sentido, según informa el titular de la Secretaría de Turismo, existe una visión integral del sector que incluye —de manera importante— el tema de la seguridad turística en lugares como Acapulco, Cancún y Los Cabos, en el que los empresarios están dispuestos a contribuir financieramente —conjuntamente con el estado— para la creación de una policía turística que otorgue seguridad a los visitantes y empleados turísticos de esas zonas.

En realidad, sólo así podrá asegurase la afluencia de turismo internacional (y nacional) a esos destinos, pues la violencia que ahí se vive es más conocida en el resto del mundo que el viejo mito de la amabilidad del mexicano.

De no colaborar las otras instancias de la administración pública (particularmente la Secretaría de Gobernación) con la propuesta del secretario Enrique de la Madrid, el programa no tendría éxito alguno.

Por el contrario, de mejorar la seguridad en los centros turísticos, se generaría una espiral de creación de empleos, recaudación fiscal y descenso de los índices delictivos. En el ámbito turístico, como en las demás áreas de la economía, debe copiarse la exitosa receta de la industria automotriz.

El gobierno y las empresas deben centrarse en el fortalecimiento de la infraestructura turística para diversificar fuentes de divisas que no compiten con el sector industrial.

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