Inversiones en 2021

Ciudad de México, 10 de febrero de 2021.

El año pasado, los inversionistas de todo el mundo vieron impactados sus portafolios a causa de las condiciones sanitarias extraordinarias provocadas por la pandemia y la incertidumbre económica; sin embargo, 2021, pese a los retos que plantea, podría ser un año de resultados positivos, si se equilibra el portafolio de inversión con instrumentos más rentables.

Actualmente, los pronósticos económicos están mejorando, debido a las campañas masivas de vacunación en todo el mundo. Además, los inversionistas tienen liquidez, gracias a la implementación de múltiples estímulos fiscales en una gran cantidad de países (como en los Estados Unidos, donde se inyectaron 1.9 billones de dólares en apoyo directo a gran parte de la población y a los gobiernos locales, a la par que se activaron beneficios fiscales y financiamiento estatal para pequeñas empresas).

Para México, los estímulos implementados en los EE.UU., por ejemplo, toman una especial relevancia, debido a que representan una oportunidad para que ciertas cadenas de valor, aquellas más cercanas geográficamente, comiencen a reconectarse y a desplazar a otros países exportadores.

No obstante, aunque el mercado puede elegir colocar su capital en cualquier instrumento de inversión, el establecimiento de bajas tasas de referencia en los bancos centrales de varias naciones está provocando que los instrumentos de renta fija (aquellos donde el inversionista conoce desde el principio la rentabilidad que obtendrá, con un riesgo mínimo de pérdida) pierdan su atractivo, porque sus ganancias serán significativamente menores.

Teniendo en cuenta estos factores, ¿qué otras opciones tienen los inversionistas a su alcance y con cuáles de ellas tendrían mayores posibilidades de obtener grandes rendimientos en 2021?

Opciones de inversión: pros y contras

En tiempos de adversidad económica, es común que el mercado recurra a la compra de metales para proteger sus recursos, y la pandemia no fue la excepción, ya que provocó que el oro elevara su precio hasta alcanzar, el 5 de agosto de 2020, su máximo histórico de 2,038 dólares la onza. Sin embargo, hoy, que existe mayor certidumbre sanitaria y comercial, es posible apreciar algunas desventajas de apostar por este camino, como una pérdida de liquidez y una constante volatilidad.

Otro instrumento de inversión que, en los últimos meses, ha tomado una mayor popularidad es el bitcoin, una criptomoneda sin respaldo material, la cual llegó a alcanzar su mayor valor en febrero de este año: 48,136 dólares por unidad. Sin duda se trata de una opción que puede resultar atractiva, pero que también, se debe señalar, ha mostrado inconvenientes importantes, como una liquidez incluso menor a la de los metales (porque su uso es permitido en muy pocos lugares) y un precio inestable y manipulable por grandes flujos de capital.

Ante este panorama, una gran parte de los inversionistas ha decidido voltear a otros instrumentos de renta variable (en los que la rentabilidad y la recuperación del capital invertido no se conocen ni están garantizadas), específicamente a las acciones empresariales, porque han visto posible obtener en ellas, a pesar de sus niveles de riesgo, un alto margen de ganancia.

El secreto de la renta variable: evitar la especulación

En los últimos meses, los principales índices de las bolsas de valores estadounidenses han registrado niveles de crecimiento récord a causa de la compra de acciones empresariales (Nasdaq creció 42% en 2020; y S&P 500, 15%), pero será recomendable que los inversionistas revisen a qué empresas confían sus recursos, porque algunas podrían basar su valor en la especulación, o en la apuesta, y caer a una posición de impago.

Un ejemplo de especulación es el caso de una compañía de Wall Street dedicada a la venta de videojuegos en tiendas físicas, la cual, desde que inició la pandemia hasta hoy, logró multiplicar 64 veces su valor debido a alta demanda de sus acciones ocasionada por miles de clientes movilizándose en contra de los fondos de cobertura, tomando ventaja de las reglas del mercado; no obstante, por mucho que la situación sanitaria llegara a mejorar, sería poco probable que sus ventas aumenten en la misma medida y que ofrezcan la rentabilidad que los inversionistas están buscando.

En ese sentido, será necesario que los inversionistas que deseen conservar estas acciones, demuestren un gran apetito de riesgo, por la volatilidad que podría sobrevenir a sus portafolios.

Otra opción de inversión en la que es recomendable actuar con cautela es la de las empresas de tecnología financiera o fintech, un segmento al que el mercado está dispuesto a destinar grandes capitales, con la esperanza de obtener importantes desarrollos o soluciones útiles y rentables, aunque siempre existe la posibilidad de que los resultados no sean los esperados.

Por su parte, hay otra clase de acciones que se encarece porque el mercado confía en que estas compañías transformen por completo su sector, al ofrecer productos y servicios disruptivos. Si existe un interés por el riesgo, es recomendable conformar 10% del portafolio de inversión con este tipo de acciones, pero siempre sabiendo que inclinarse por ellas es muy parecido a hacer una apuesta, en la que las posibilidades de éxito o pérdida monetarios son igual de grandes que en los casos especulativos.

Considerando estos aspectos, lo aconsejable para los accionistas será evaluar, a detalle, las empresas que son de su interés e invertir en las más estables, aquellas capaces de demostrar su valor a través de sus ventas, sus operaciones, su nivel de endeudamiento, su fortaleza financiera y su administración, a fin de reducir al mínimo el riesgo y las probabilidades de perder recursos.

Panorama de la inversión en México

La recuperación económica de nuestro país será paulatina, debido a que aún se deben superar importantes desafíos, como las altas tasas de muerte y de contagio por COVID-19 y una campaña de vacunación dilatada.

Ante este escenario, los inversionistas nacionales (personas físicas o morales) tendrán que actuar con la mayor precaución, seleccionar prudentemente los instrumentos en los que colocarán sus capitales e incluso evaluar opciones internacionales que garanticen una rentabilidad más amplia.

Un modelo que puede resultarles útil es el que propone el economista inglés Benjamin Graham en su libro El inversionista inteligente. Él aconseja que, en tiempos de recesión, como el actual, los portafolios de inversión se conformen principalmente de renta variable (aunque nunca sobrepasando 75% del total) y el restante de renta fija; mientras que, en tiempos de crecimiento económico, se inviertan los porcentajes.

De manera adicional, necesitarán conocer y analizar los nuevos hábitos de consumo que los mexicanos han desarrollado durante la pandemia, porque estas tendencias serán las que determinen qué empresas tendrán mayores beneficios en los próximos meses y qué acciones generarán rendimientos. Los consumidores están demostrando su preferencia por compañías socialmente responsables, que tienen una visión de sostenibilidad y que construyen relaciones justas con sus clientes, empleados, accionistas y medio ambiente.

En conclusión, 2021 será un año de importantes desafíos para los inversionistas mexicanos, quienes, como señalamos previamente, no solo deberán considerar al mercado, sino también otras circunstancias –como temas de consumo y salud–, al momento de definir su portafolio de inversión. Ampliar su perspectiva y actuar con cautela les permitirá elegir la opción más rentable, de acuerdo con su apetito de riesgo.