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Perspectivas
Rentar, más que comprar
¿La nueva realidad inmobiliaria?
La desaceleración económica, así como la incertidumbre laboral, han impactado al mercado de compra de vivienda en el país, pues, antes de optar por un crédito hipotecario, mucha gente prefiere adquirir un compromiso de menor plazo, mediante la renta de inmuebles.
En entrevista con Jorge Yarza, Socio Líder de Construcción, Hotelería y Bienes Raíces, Marketplace México-Centroamérica, Deloitte Spanish Latin America.
Ciudad de México, 4 de agosto de 2020.
¿Comprar o rentar vivienda? Ese es un dilema al que, en algún momento de su vida, mucha gente se ha enfrentado, pero, recientemente, con la aparición en el mapa del COVID-19, y sus consecuentes impactos económicos, se ha convertido en una decisión todavía más complicada.
La incertidumbre laboral y de ingresos de las personas son factores que han propiciado una baja en el ritmo que, hasta antes de la pandemia, había mantenido el mercado de la vivienda. Pero, también, son las mismas razones que podrían inclinar la balanza hacia uno de estos dos segmentos inmobiliarios.
En términos generales, la decisión de comprar es más compleja que la de rentar, pues, en la mayoría de los casos, implica un compromiso económico de largo plazo, con solicitudes de créditos hipotecarios de por medio y estabilidad laboral; mientras que, para rentar, se está frente a una opción un poco más flexible, con responsabilidades económicas y contractuales de menor tiempo.
Esta situación, aunada al hecho de que, por ahora, la gente que cuenta con recursos para comprar, prefiere mantener su liquidez en lugar de invertir en una propiedad, ha hecho que este tipo de operaciones haya tenido una caída más profunda que las de rentas: de acuerdo con estimaciones de Deloitte, las operaciones de compra de vivienda han tenido un descenso por alrededor de 40%, lo que, a final de cuentas, ha impulsado la recuperación del mercado de rentas.
Por ahora, puede que la renta sea la opción más factible para quienes se encuentran en la búsqueda de una vivienda; sin embargo, para quienes están interesados en comprar, el contexto actual también puede representar oportunidades, ya que, en algunos casos, los desarrolladores inmobiliarios podrían ofrecer atractivos descuentos o facilidades, para evitar el estancamiento de sus proyectos.
Si bien durante los próximos 24 meses se podrían seguir observando los efectos de la pandemia, como la cautela en la compra de vivienda, posteriormente, es muy probable que el ritmo del mercado inmobiliario recupere su inercia natural y siga creciendo: según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), existen alrededor de 35 millones de hogares, y, de acuerdo con algunas proyecciones, se estima que pasarán a 42 millones, dentro de 15 años.
La renta es la opción más factible para quienes se encuentran en la búsqueda de una vivienda.
El sector inmobiliario como motor de crecimiento
En el delicado entorno económico actual, ¿qué relevancia tiene el desenvolvimiento del mercado inmobiliario? La respuesta a esta pregunta reside en que la construcción, ya sea a través de la edificación inmobiliaria o las obras de infraestructura, constituye uno de los pilares más importantes sobre el cual se podría apalancar el desarrollo del país.
Así como ocurrió con el New Deal en los Estados Unidos, tras la crisis de 1929, o con el Plan Marshall, para la reactivación de la economía europea, al término de la Segunda Guerra Mundial, el tema de la construcción resulta muy conveniente para la recuperación de una economía.
Dicho sector abraza a muchas otras ramas industriales, mediante un alto consumo de materiales (concreto, vidrio, madera, acero, etcétera) y es de rápida reacción, pues cuenta, en cada uno de estos sectores, con capacidades ya instaladas, a nivel nacional. Además, es un generador muy importante de empleo, sobre todo en un país como México, donde la estructura económica es, principalmente, mixta o informal.
A pesar de que, en abril de 2020, el sector de la construcción tuvo su peor caída anual de la que se tiene registro (32.1%) –al reportar un valor en la producción de 20 mil 824 millones de pesos, comparado con los 30 mil 687 millones de pesos del mimo mes de 2019–, empleó a 411 mil 566 personas, de acuerdo con datos del Inegi.
Otro aspecto a considerar respecto a este sector es que es altamente sensible a los niveles de confianza de los inversionistas. Por esta razón, es fundamental promover, a nivel país, las condiciones óptimas y garantías necesarias tanto para la edificación de vivienda como para el desarrollo de infraestructura.
Para el caso de la vivienda, en específico, será benéfico contar con un alineamiento público-privado, mientras que, en el caso de la infraestructura, lo más aconsejable será abrir espacios a la participación de la Iniciativa Privada (IP), a fin de inyectar capital y recursos.
Aun cuando la construcción de megaproyectos como el Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía, son de gran relevancia y traerán grandes beneficios, uno de sus retos más importantes está en el financiamiento.
También será crucial, para el desarrollo de la construcción, el impulso que se dé al turismo, pues su desarrollo contempla el uso de inmuebles (hoteles, restaurantes, spas, parques), así como de infraestructura para que los usuarios lleguen a los diferentes destinos (aeropuertos, carreteras, transporte).
La construcción, como ya señalamos, tiene el potencial para convertirse en el pilar que sostenga la recuperación económica, y, en esta ecuación que contempla diversas variables, el mercado inmobiliario representa un factor importante, capaz de impulsar el fortalecimiento del sector.
El sector de la construcción constituye uno de los pilares más importantes sobre el cual se podría apalancar el desarrollo del país.
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