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Perspectivas
¿Cómo reactivar el proceso productivo del sector automotriz frente a la pandemia?
Las cadenas de suministro de gran parte de las empresas manufactureras de nuestro país, incluido el sector automotriz, han sido afectadas por la contingencia sanitaria del COVID-19. Para garantizar el restablecimiento de sus operaciones, de manera exitosa, será recomendable atender cuatro aspectos primordiales.
En entrevista con Manuel Nieblas, Socio Líder de la Industria de Manufactura en Deloitte Spanish Latin America.
Ciudad de México, 25 de mayo de 2020.
Todavía no se declaraba la emergencia sanitaria en México, cuando, el pasado 23 de marzo, al menos 10 de las 12 grandes compañías que producen vehículos en el territorio nacional ya habían cerrado –aunque fuese parcialmente– sus plantas, debido a la propagación del COVID-19.
Aquél era apenas el inicio de una fuerte parálisis no solo del sector automotriz, sino de gran parte de la industria manufacturera en el territorio nacional. Ahora, casi dos meses después de aquellos cierres inéditos, se ha planteado, y ha comenzado, en algunos casos, la reactivación de diversas operaciones productivas, incluida la manufactura. Pero, ¿están listas las empresas para reestablecer sus actividades? ¿Qué necesitan para volver a echar a andar sus cadenas de suministro?
Tomando en cuenta las experiencias de otros países que ya han superado la primera etapa de contagios del coronavirus y comienzan a retomar sus procesos productivos, se tienen identificadas cuatro prioridades para una adecuada reactivación de operaciones, las cuales deberán ser consideradas por el sector automotriz mexicano y por la industria de la manufactura en general, para su reapertura:
1) Fortalecer la cadena de suministro
Cuando una serie de organizaciones interactúa entre sí con la finalidad de llevar productos (bienes o servicios) hasta el consumidor final, conforman lo que llamamos una cadena de suministro. En ese sentido, dentro de ellas encontramos diferentes niveles de proveedores, que se clasifican según la distancia que tienen con el Original Equipment Manufacturer (OEM), es decir, el eslabón de la cadena que se encarga de colocar el producto final en el mercado.
Los proveedores directos del OEM, que elaboran los componentes más complejos de la cadena de suministro, son conocidos como Tier 1. A su vez, éstos dan paso a otro nivel de proveeduría: los Tier 2, con componentes menos sofisticados y abastecidos por un tercer nivel, los Tier 3. Finalmente, tenemos a los Tier 4, los cuales proveen las partes más sencillas de un producto, así como materias primas.
Ahora bien, como consecuencia del paro de operaciones, existe el riesgo de que algunos proveedores, sobre todo pequeños y medianos, tengan problemas para poner su negocio en marcha, así como de liquidez, que podrían imposibilitarlos a reiniciar actividades.
Por ello, es aconsejable que, tanto las OEM como sus aliados más importantes en la cadena de suministro, los Tier 1, los apoyen activamente hasta la reapertura, con cambios en los procesos y términos de pago, a fin de procurar el flujo de efectivo que necesitan.
Asimismo, será crucial que las empresas realicen un análisis más profundo de la cadena de suministro, monitoreen el reinicio de operaciones de sus proveedores y se aseguren de evitar problemas de abastecimiento. En este sentido, sugerimos que se implementen soluciones en línea, con objeto de tomar decisiones oportunas.
2) Sensibilidad a la demanda del cliente
Las condiciones económicas adversas a causa de la pandemia han impactado las ventas de la industria: en el caso del sector automotriz, por ejemplo, la caída llegó a ser de 65% en abril, de acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
En consecuencia, es probable que la demanda no se reestablezca inmediatamente a los niveles previos al COVID-19 y que las organizaciones deban entender de una manera eficiente y conveniente las necesidades de los clientes, así como adecuar su producción, según las circunstancias.
Por otro lado, podría resultar conveniente promover, en coordinación con las autoridades, apoyos dirigidos a la reactivación del mercado y de la industria manufacturera nacional.
3) Producción inteligente
En medio de un contexto epidemiológico adverso, será difícil que las compañías reanuden al 100% sus operaciones. Lo más probable es que tengan que reiniciar con niveles de producción mucho menores a los que estaban acostumbrados, por lo que, sus esfuerzos productivos deberán ajustarse a dos puntos clave:
- Que el nivel operativo de la cadena de suministro sea suficiente para satisfacer la demanda de los próximos meses.
- Que los componentes y los productos en existencia tengan pronta salida al mercado.
4) Salvaguardar la fuerza laboral
Finalmente, uno de los puntos más importantes para garantizar la reanudación de operaciones de la industria manufacturera será demostrar que está comprometida a cumplir las medidas de salubridad establecidas por las autoridades para el proceso de reapertura.
En términos generales, se deberá procurar la sana distancia entre los trabajadores, mediante protocolos de interacción, en cada etapa de su jornada laboral (asientos separados o con barreras físicas interpuestas), así como realizar monitoreos diarios de su salud (por ejemplo, tomar la temperatura), con el objetivo de detectar síntomas o evidencias de posible contagio de COVID-19 al interior de sus instalaciones.
Lo ideal sería llevar un registro digital, mediante aplicaciones y plataformas a disposición de las propias organizaciones, de todas estas autoevaluaciones que contribuyen a la vigilancia constante de los protocolos y del estado de salud de la fuerza laboral.
Si las organizaciones de la industria manufacturera del país son capaces de establecer mecanismos de control eficientes para estos cuatro aspectos, podrán sentar las bases para una reanudación de actividades con el menor número de contratiempos.
La industria manufacturera deberá demostrar que está comprometida a cumplir las medidas de salubridad establecidas por las autoridades para el proceso de reapertura.
Sector automotriz, factor clave de la economía
De acuerdo con lo dispuesto en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el sector automotriz –considerado como esencial, el pasado 14 de mayo– podrá reiniciar operaciones el 1 de junio; sin embargo, según lo anunciado por autoridades locales días después, se prevé que algunas plantas, como las de Aguascalientes, retomen sus actividades antes de la fecha establecida en el DOF, en vista de que ya cumplen con los protocolos sanitarios requeridos en el plan para incorporarse a “la nueva normalidad”.
En cualquiera de los casos, reactivar las plantas lo antes posible, sin poner en riesgo la salud del personal, es una buena noticia no solo para el sector automotriz, sino para toda la actividad productiva del país, ya que, por su tamaño e importancia, la industria automotriz es capaz de impulsar de manera inercial a otros sectores de la manufactura mexicana.
De acuerdo con cifras de la AMIA, este sector representó, en 2019, 3.8% del PIB nacional y 20.5% del PIB manufacturero, y es el principal productor de divisas, cuatro veces más que el sector agroindustrial y casi cinco veces más que el sector energético.
Sin embargo, debido a la naturaleza multirregional de las cadenas de suministro del sector automotriz, se requiere que cada eslabón que las constituye reinicie de manera coordinada, de tal forma que no existan problemas de abastecimiento en alguno de los procesos de producción, lo cual será difícil de conseguir si el arranque de operaciones no es simultáneo.
De forma adicional, las autopartes mexicanas enfrentan otro desafío: las plantas ensambladoras de los Estados Unidos han reiniciado operaciones antes, el 18 de mayo, y podrían presentar problemas de desabasto de piezas, así como paros en sus líneas de producción, teniendo que buscar proveedores de autopartes en otros países.
De acuerdo con cifras de la Industria Nacional de Autopartes (INA), México es el quinto mayor productor de autopartes del mundo y, según la AMIA, generó en el último año 8 mil 399 millones de dólares, de los cuales 5 mil 684 correspondieron a exportaciones dirigidas a los Estados Unidos.
En consecuencia, serán prioridades del sector automotriz reestablecer con éxito sus procesos productivos, responder con rapidez a la demanda de la industria estadounidense y analizar con las autoridades diferentes estrategias de reactivación del mercado interno, a fin de garantizar su pronta recuperación y, con ella, una paulatina pero firme reactivación manufacturera del país.
La industria automotriz es capaz de impulsar de manera inercial a otros sectores de la manufactura mexicana.
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