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Perspectivas
Armonizar las reglas de comercio electrónico, una tarea pendiente
Cada año, millones de productos comprados vía electrónica pasan por las fronteras de México, Canadá y los Estados Unidos. En el contexto de la complejidad que esto representa, cada país tiene su propia regulación para la entrada y salida de estos artículos; pero, ¿qué pasaría si toda la región homologara sus regulaciones aduaneras?
Esta fue la propuesta que hizo el gobierno de los Estados Unidos, que fue más allá y planteó la posibilidad de que México y Canadá no cobren impuestos a las operaciones de entrada de mercancías enviadas por paquetería y mensajería por un valor de hasta 800 dólares.
En entrevista con Juan A. Pizano, Socio de Comercio Exterior y Aduanas en Deloitte México.
Ciudad de México, 21 de agosto de 2017.
Este nivel –conocido como el umbral de minimis– es el que actualmente contempla la autoridad estadounidense; sin embargo, en México, el valor máximo es de 50 dólares, mientras en Canadá es de 20 dólares canadienses.
El tema, que EE.UU. planteó como uno de los objetivos que trataría de concretar durante el proceso de modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que arrancó su primera ronda de negociaciones este 16 de agosto, supone diversas implicaciones.
Para México, con un comercio electrónico poco desarrollado –si lo comparamos con estos dos socios comerciales–, implica crear reglas más claras, que estén más armonizadas con el mercado de los Estados Unidos y Canadá, y evitar desinhibir esta modalidad de comercio.
Y es que en la actualidad, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) trabaja un esquema para modificar las reglas generales de comercio exterior para regular y restringir la importación de estos envíos mediante el régimen de despacho aduanero simplificado, solicitando, entre otras cosas, datos de identificación del importador, aun cuando el importador se trate de una empresa de paquetería.
En caso de que la propuesta estadounidense se convirtiera en realidad, y México adoptara un umbral de minimis de 800 dólares, el SAT deberá cuidar de manera eficaz y asertiva las operaciones de comercio electrónico para poder detectar así posibles desviaciones.
Tendrá que ser muy cuidadoso en verificar que se trate realmente de transacciones que se hagan mediante canales de distribución Business-to-Consumer (B2C) o Consumer-to-Consumer (C2C), y que en caso de que sea una operación Business-to-Business (B2B) se utilicen las vías institucionales para internar la mercancía a nuestro país.
El objetivo debería ser, en consecuencia, trabajar en reglas parejas, sin excepciones, y estrictas, pero no restrictivas. Se trata de crear un marco jurídico certero, enfocado al desarrollo del comercio electrónico.
¿Cuáles serían las implicaciones de que México, los Estados Unidos y Canadá homologuen sus criterios en esta materia?
Los posibles beneficios
Aumentar el umbral de minimis para las operaciones de comercio electrónico traería consecuencias para diversos sectores del país, más allá de las autoridades fiscales. Para el consumidor, el beneficio sería tangible, pues tendría acceso a una mayor oferta de bienes y servicios.
Para el gobierno, tendría un efecto positivo, pues se incrementaría el bajo nivel de bancarización que actualmente tenemos, al solicitar cada vez un mayor número de personas la apertura de una cuenta bancaria o de una tarjeta de crédito para poder acceder a este mercado.
Respecto a la competencia para los comercializadores nacionales es evidente que esta se incrementará; no obstante, eso no debe frenarlos, sino impulsarlos a trabajar en lograr una mayor flexibilidad que les permita adaptarse a estos nuevos mercados.
Para el gobierno, tendría un efecto positivo, pues se incrementaría el bajo nivel de bancarización que actualmente tenemos.
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