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Perspectivas

Salud digital

Del 'check-in' electrónico a un modelo de prevención

La convergencia tecnológica de los últimos años hace posible la implementación de un nuevo esquema de atención médica y prevención para las personas; pero, para alcanzarlo en México todavía resulta necesario superar los diversos desafíos que supone la era digital.

En entrevista con Alexandro Arias, Socio Líder de la industria de Ciencias de la Vida y Cuidado de la Salud en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México a 22 de octubre de 2021.

Cuando dicen que la pandemia aceleró varias décadas el desarrollo tecnológico no están exagerando. Lo vimos reflejado en industrias como la de retail o la restaurantera, pero también, y de manera no menos importante, en una que ha resultado clave durante todo el periodo de la contingencia sanitaria: el sector salud.

El COVID-19, recordemos, fue un fenómeno que nos llevó al confinamiento social y que, en consecuencia, impulsó la necesidad de innovar (por el lado de las empresas) y de usar más los servicios digitales (por la parte de los clientes), para evitar los contagios, condiciones que permearon, sobre todo, en el sector salud.

A partir de esta situación, también se han presentado valiosas oportunidades que han aprovechado tanto hospitales e instituciones de salud, como proveedores y empresas de tecnología. ¿Para qué? Para desarrollar un nuevo concepto que da pie a negocios y servicios más eficientes en el sector. Ese concepto es el de la salud digital.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la salud digital como “la aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a la Salud”. Por su parte, la Healthcare Information and Management Systems Society (HIMSS) señala que consiste en “conectar y empoderar a las personas y a las poblaciones para administrar la salud y el bienestar de las mismas, en entornos de atención flexibles, integrados, interoperables y habilitados digitalmente para aprovechar, de manera estratégica, las herramientas y servicios digitales”.

Ahora, ¿por qué es importante la digitalización de los procesos relacionados con la salud? Porque bajo ese esquema se pueden generar eficiencias dentro de los hospitales; es decir, se pueden mejorar los flujos de trabajo mediante herramientas digitales que ayuden a integrar funciones operativas y, de esa manera, beneficiar no solo a ese tipo de prestadores de servicios hospitalarios o a las aseguradoras, sino, principalmente, a los pacientes

Para ser más claros: con las herramientas digitales, un paciente tendría la posibilidad de, por ejemplo, hacer un check-in electrónico al entrar a un hospital; luego, su expediente virtual pasaría al médico o a los médicos que lo van a tratar y, finalmente, una vez que es tratado o dado de alta, podría seguir su proceso de rehabilitación, monitoreo o prevención con ayuda de las propias plataformas digitales, sin necesidad de desplazarse a diversos puntos para asistir con los especialistas que requiera.

Además, distintos indicadores muestran que el apetito por la atención virtual se ha incrementado significativamente en los últimos años. De acuerdo con las Predicciones de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones 2021 de Deloitte las consultas médicas por videollamadas se están volviendo ‘virales’ y se pronostica que, en 2021, las consultas virtuales a los doctores crecerán 5% a nivel mundial, comparado con el 1% que se registró en 2019. Ese porcentaje, se calcula, representará 8 mil millones de dólares, señala el estudio.  

Aunado a ello, es importante destacar el caso de América Latina y el despunte que como región está teniendo para el desarrollo de ecosistemas startups (empresas de emprendimientos tecnológicos), entre ellos, los enfocados en el tema de la salud. Según la firma de análisis de negocios CB Insights, el volumen de inversión de capital en la región se disparó como nunca antes en un año, al pasar de mil 300 millones de dólares, en el segundo trimestre de 2020, a 7 mil 200 millones de dólares en el mismo periodo de 2021. 

Sin duda, la digitalización de los servicios de salud es una gran oportunidad en muchos aspectos y un mercado creciente y valioso, pero también implica diversos retos que se deben considerar para adoptar, modificar o transitar hacia ese nuevo modelo de cuidado y prevención.    

Sin duda, la digitalización de los servicios de salud es una gran oportunidad en muchos aspectos y un mercado creciente y valioso, pero también implica diversos retos que se deben considerar.

Nueva dinámica, nuevas habilidades

A pesar de que en la actualidad todavía es común el uso de un modelo de negocio basado en esquemas tradicionales entre las instituciones de salud (por ejemplo, la entrega en papel de los resultados de algún estudio clínico), en los últimos meses, y conforme han evolucionado las innovaciones tecnológicas, han aparecido nuevas opciones que agilizan la recepción, el almacenamiento y la transferencia de datos de salud. Pero, para que verdaderamente estos cambios sean funcionales y satisfagan las necesidades de un consumidor cada vez más familiarizado con la era digital, es importante repensar y redefinir el servicio que se brinda.

En primer lugar, tanto los hospitales como las empresas tecnológicas deben contar con una fuerza laboral que esté lista para responder a las expectativas de los pacientes, incluso en condiciones extremas, como fue la pandemia. Es decir, si hablamos del caso de los hospitales, es importante contar con médicos especializados que tengan la capacidad y el talento para manejar conversaciones de manera virtual y para hacer prediagnósticos que, posteriormente, sirvan para tomar decisiones a lo largo del proceso de atención del paciente. 

En ese mismo sentido, también va a ser necesario crear expedientes digitales que puedan operarse fácilmente por el personal administrativo y por los distintos médicos con los que se acuda para alguna consulta. Esto no es una tarea sencilla, ya que, por norma, los expedientes tienen que estar escritos a mano y no todos los médicos los tienen en una plataforma electrónica. De modo que, en muchos casos se tendría que empezar de cero.

En cuanto a las recetas, también hay que dar un paso hacia lo digital, pues, a pesar de que ya existe una regulación en México que contempla el concepto de receta electrónica (por medio de un código QR), esta modalidad todavía no se ha impulsado lo suficiente y es complicado obtener antibióticos, psicotrópicos o cualquier otro medicamento controlado en las farmacias, si no se cuenta con receta y firma físicas del médico que la prescribe.  

Finalmente, se deben considerar las condiciones geográficas y de conectividad. ¿A qué nos referimos con ello? A que, para avanzar hacia una implementación y consolidación de un verdadero concepto de salud digital, es importante tomar en cuenta que, al menos en el país, no todas las personas tienen acceso a internet y que las brechas son más marcadas entre las ciudades y las zonas rurales. Por lo tanto, será necesario un doble esfuerzo para ampliar y distribuir infraestructura no solo digital, sino física y de servicios básicos (hospitales, luz, agua, educación), con el objetivo de impulsar el bienestar de las personas.     

De lo que se trata todo esto, a final de cuentas, es de generar empatía y confianza en el paciente, para que se sienta cómodo con este nuevo esquema de atención. 

En los últimos meses, y conforme han evolucionado las innovaciones tecnológicas, han aparecido nuevas opciones que agilizan la recepción, el almacenamiento y la transferencia de datos de salud. 

Del servicio personalizado al resguardo de la información

El primer paso que tendríamos que dar para la transición a un modelo de salud digital tiene que ver con la propiedad de nuestros datos clínicos, ya que, hasta el momento, al menos en países como el nuestro, los expedientes que elaboran los médicos son propiedad de ellos o de las instituciones para las que laboran, pero no de los pacientes. 

En países más desarrollados en temas de salud digital, ya se está trabajando para que los pacientes sean los verdaderos dueños de sus expedientes. ¿Con qué objetivo? Con el de compartir la información que creamos conveniente con cualquier otro médico con el que acudamos o para los fines que consideremos más convenientes respecto al cuidado de nuestra salud. 

El segundo paso sería contar con un sistema integral de datos con apoyo de una plataforma digital, en el cual se pueda incorporar toda esa información para facilitar la interoperabilidad de la misma, es decir, que los diferentes proveedores de servicios del sistema, y siempre y cuando nosotros así lo decidamos, puedan acceder a esos datos, analizarlos o gestionarlos, y, a partir de ello, diseñar esquemas de atención personalizados. 

De esa manera, si acudimos al consultorio o a comprar algún medicamento a la farmacia; si vamos al médico en uno u otro hospital; o si nos vacunamos, tendríamos la posibilidad de ir registrando, en la plataforma, estas y otras interacciones que tengamos relativas a la salud, e, incluso, esta información se podría complementar con datos sobre nuestros hábitos (como las horas que dormimos, nuestra frecuencia cardiaca y oxigenación, los pasos que damos durante el día, entre otros), los cuales podrían ser recopilados por múltiples aplicaciones que tenemos en nuestro teléfono y/o wearables (ropa o accesorios tecnológicos).

En suma, gracias a las herramientas digitales, contaríamos con un sistema robusto que permita no solo una atención más específica y detallada, sino también una opción de cuidado preventivo. Pero contar con toda esa información de los pacientes sin duda conduce a un tema de vital importancia en la era digital: la protección de datos. ¿Cómo garantizar la privacidad y la seguridad de la información de los clientes, así como la experiencia de los mismos? La respuesta a esta pregunta representa un reto enorme, pero es un desafío que debemos asumir desde este momento. 

Actualmente, en México y en diversos países se cuenta con una legislación que exige ciertos requisitos, procurando el cuidado de la administración y tratamiento de la información, sin embargo, también se debe contar con un adecuado ‘blindaje’ tecnológico y un monitoreo constante contra las amenazas cibernéticas, para proteger los datos de las personas. 

Sin duda, cuando hablamos de salud digital, tenemos que hablar de todos los retos que se dibujan en el presente. Este concepto abarca distintas aristas que seguramente implicarán el desarrollo de mayores capacidades de recursos (humanos o financieros), pero también representa una ventana de oportunidad que le permitirá a las instituciones y organizaciones del sector adaptarse a los tiempos actuales y mejorar no solo la experiencia del usuario y/o paciente, sino también sus condiciones y estado de salud.

En suma, gracias a las herramientas digitales, contaríamos con un sistema robusto que permita no solo una atención más específica y detallada, sino también una opción de cuidado preventivo.

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