Seguros en las empresas

Perspectivas

Seguros en las empresas

¿Cómo conseguir la mejor cobertura?

Antes de adquirir un seguro que las proteja ante posibles amenazas, cada empresa necesita evaluar su situación y perspectiva de riesgos, así como las opciones que les ofrecen las aseguradoras. Al mismo tiempo, el sector asegurador enfrenta el reto de crear productos más flexibles, que se adapten a las necesidades de los clientes.

En entrevista con Eduardo Esteva, Socio Líder de la Industria de Seguros en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 19 de diciembre de 2022.

¿Cuáles son las probabilidades de que tiemble, un mismo día, en el mismo lugar, pero en años diferentes? Para la mayoría de las personas de la Ciudad de México era prácticamente imposible (los expertos hablaban de una probabilidad de 0.000751%1); sin embargo, el pasado 19 de septiembre, volvió a ocurrir un movimiento telúrico, esta vez de 7.7 grados, que dejó al descubierto, además de algunas afectaciones tangibles y pérdidas, la importancia de estar protegidos ante estas contingencias.

En México, a pesar de ser un país con un elevado riesgo de ser afectado por fenómenos naturales (como sismos o huracanes) y de haber atravesado por una emergencia sanitaria como la pandemia de COVID-19, siguen prevaleciendo los bajos niveles de contratación de seguros e, incluso, se han agravado, ya que, de 2018 a 2021, el porcentaje de la población asegurada en nuestro país bajó de 25% a 21%2, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021.

¿Por qué ha ocurrido esto? Porque los seguros son un bien intangible y, en la mayoría de los casos, suelen ser los últimos productos que se adquieren, pues son impactados por la desafiante situación económica que atraviesa todo el mundo en la actualidad. En el caso de las empresas, por ejemplo, para que puedan contratar un seguro, primero necesitan generar utilidades.

Adicionalmente, tenemos una baja cultura de prevención de los riesgos a los que estamos expuestos, por lo que es importante que se puedan identificar y medir, a fin de decidir qué queremos proteger y cómo hacerlo. Muchas organizaciones, a pesar de reconocer los peligros a los que están más expuestas, no saben o no tienen claro qué es lo que deben asegurar.

No obstante, aunque un seguro sí representa una opción para trasladar los efectos financieros de distintos riesgos, no necesariamente es la mejor decisión en todos los casos. Definirlo dependerá, principalmente, de evaluar las circunstancias por las que atraviesa cada consumidor o cada empresa; es decir, su aversión al riesgo, las pérdidas potenciales y las características de los productos que pudieran otorgar una protección.

 

[1] El País, “Tres sismos un 19 de septiembre en México: ¿cuál es la probabilidad de que ocurra?”, 19 de septiembre de 2022.

[2] CNBV, Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021, publicada en 2022.

Un seguro representa una opción para trasladar los efectos financieros de
distintos riesgos.

Prevención de riesgos: una solución personalizada

Si como personas o como negocios deseamos estar protegidos de la mejor manera posible ante escenarios disruptivos, una de las mejores prácticas a nuestra disposición es realizar un análisis de riesgos, que consiste en identificar, primeramente, cada una de las amenazas a las que podemos enfrentarnos, los impactos que tendrían y la posibilidad de que ocurran, para, posteriormente, jerarquizarlas, de la más a la menos importante, a fin de tener la certeza de qué cubrir y en qué términos nos conviene hacerlo.

En este sentido, la industria aseguradora es consciente de que llevar a cabo esta evaluación es una gran oportunidad de mercado, porque no es común que exista una única respuesta que abarque y reduzca los riesgos de los consumidores.

En el caso de las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), el sector suele ofrecer paquetes múltiple-empresariales, diseñados para cubrirlas de los riesgos más comunes (como de responsabilidad civil, incendios, pérdidas consecuenciales y diversos); sin embargo, si estas organizaciones no han visto materializadas las amenazas que les preocupan y las primas que cobran las aseguradoras parecieran ser elevadas, entonces otras alternativas del mercado podrían convenirles, incluyendo el autoaseguramiento (es decir, ahorrar lo equivalente al monto del activo que desean proteger).

El análisis de riesgos es una herramienta importante para la toma de decisiones y evita gastar en algo que quizá no es lo más conveniente. Un ejemplo de lo anterior ocurre en las instalaciones rentadas: en estos casos, no resulta necesario que los clientes contraten un seguro contra incendios, ya que el arrendatario está obligado a adquirir este producto por ley; de esta manera, pueden enfocar sus recursos en otra clase de coberturas.

Otro beneficio que ofrece esta práctica es establecer diferentes escenarios financieros para los consumidores. En el caso de los seguros de gastos médicos mayores, una persona podría optar, por ejemplo, por dos opciones distintas: pagar un deducible bajo, con lo que su prima de seguro será alta; o bien, contratar ese mismo seguro con un deducible mayor, compensando este aumento, hasta cierto punto, con el abaratamiento de su prima.

En cualquier caso, el análisis de riesgos es el proceso que permite una adecuada prevención, por lo que resulta importante que este diagnóstico sea dirigido por personas que garanticen soluciones objetivas, reales y especializadas, que ayuden a determinar qué proteger y cuál es la mejor opción en el mercado.

El análisis de riesgos es una herramienta importante para la toma de decisiones y evita gastar en algo que quizá no es lo más conveniente.

Hacia el diseño de seguros más flexibles

Desde la perspectiva del sector asegurador mexicano, todos los mercados resultan atractivos y representan un verdadero objetivo de negocios; sin embargo, aunque algunos cuentan con una gran cantidad de asegurados potenciales, no se han alcanzado los resultados esperados, porque aún no son suficientes la oferta de productos y los canales de atención a sus principales preocupaciones.

Ante ello, el mayor reto futuro que tienen las aseguradoras es escuchar a los consumidores e identificar los riesgos que enfrentan constantemente, a fin de rediseñar sus productos y hacerlos más flexibles. Un área de oportunidad en México, que ha alcanzado buenos resultados en otros países y que podría detonarse en el mediano y largo plazos, es impulsar “canastas de seguro” que permitan a los clientes elegir qué riesgos incluir en un paquete de protección único y personalizado.

Finalmente, es conveniente que la industria contemple la protección de amenazas ya conocidas y que demandan una mayor atención, como los ciberataques o los riesgos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG), porque estos temas seguirán preocupando a los consumidores y podrían repercutir en sus rendimientos.

Los temas mencionados previamente, así como los beneficios generados por la digitalización de las operaciones del sector asegurador (en respuesta al aumento del comercio electrónico en el país), tienen el potencial para hacer crecer el mercado; no obstante, si la industria aseguradora desea obtener buenos resultados, será fundamental incrementar la educación financiera y trabajar con los consumidores, a fin de madurar, juntos, hacia una cultura de prevención de riesgos, además de ofrecer mejores productos, más flexibles, innovadores y centrados en lo más importante: los clientes.

Para obtener buenos resultados, será fundamental que la industria aseguradora  incremente la educación financiera.

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