Perspectiva de la industria de energía y servicios públicos para 2025

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Perspectiva de la industria de energía y servicios públicos para 2025

Las empresas de servicios públicos están atravesando una nueva era de crecimiento y transformación a medida que abordan los desafíos emergentes y la creciente demanda.

Estados Unidos está experimentando un notable aumento en la demanda de electricidad, impulsado por una combinación de factores como la electrificación sin precedentes, la expansión de centros de datos impulsada por la inteligencia artificial y el resurgimiento de la manufactura y relocalización industrial. En septiembre de 2024, la demanda acumulada de electricidad se recuperó en un 1,8% tras haber caído un 1,7% en el mismo período del año anterior, gracias, en parte, a condiciones climáticas suaves. Sin embargo, este crecimiento se vislumbra como sostenido, poniendo fin a dos décadas de demanda estancada y transformando fundamentalmente el panorama del sector eléctrico.

Uno de los motores de esta evolución es el crecimiento de los centros de datos que, impulsados por el auge de la inteligencia artificial generativa, el aprendizaje automático y las actividades de minería de criptomonedas, se han convertido en consumidores de energía cada vez más importantes. Según estimaciones de Deloitte, la demanda eléctrica de estos centros pasará de entre 180 y 290 teravatios-hora (TWh) en 2024 a un rango de 515 a 720 TWh en 2030, lo que representa una tasa de crecimiento anual compuesta del 15% al 17%. Paralelamente, la electrificación se expande en el transporte, la industria y en hogares y edificios, evidenciado por un incremento interanual del 8% en las ventas de vehículos eléctricos –que ahora constituyen el 9% de las ventas de automóviles nuevos en gran parte del país–, y por el impulso de incentivos gubernamentales en al menos 25 estados para la adopción de tecnologías como las bombas de calor. Además, las políticas federales que promueven el contenido nacional han favorecido la reubicación de la fabricación, con más de 150 instalaciones anunciadas entre enero de 2021 y marzo de 2023, generando un consumo anual superior a 13.000 GWh, de los cuales la mitad se espera que esté operativa en 2025.

Este incremento en la demanda ha ido acompañado de un crecimiento significativo en la generación de energía. A septiembre de 2024, la generación a escala de servicios públicos alcanzó aproximadamente 3.287 billones de kWh, lo que representa un aumento interanual del 3%. La energía renovable, y en particular la solar, mostró un crecimiento del 30% en comparación con el 13% del mismo período en 2023, posicionándose como la fuente de energía de más rápido crecimiento, mientras que el gas natural, responsable de alrededor del 43% de la generación eléctrica en Estados Unidos, también aumentó en un 4,1%, aunque se espera que su participación descienda al 40% en 2025 debido a los altos precios del combustible.

Ante este panorama, las empresas de energía eléctrica están realizando inversiones de capital sin precedentes, que podrían alcanzar los 174 mil millones de dólares en 2024, destinando aproximadamente el 42% de estos fondos a la mejora de los sistemas de transmisión y distribución. Sin embargo, estas inversiones se desarrollan en un contexto de retos importantes: las interrupciones en la cadena de suministro han provocado que los plazos de entrega de transformadores se extiendan desde unas 50 semanas en 2021 hasta un promedio de 120 semanas (alcanzando hasta 210 semanas para unidades más grandes) en 2024; además, los fenómenos meteorológicos extremos han elevado los costos, habiéndose registrado un gasto récord de 53 mil millones de dólares entre enero y agosto de 2024, casi el doble de lo observado en 2023. Estos desafíos, sumados a la lentitud en la aprobación de tarifas para recuperar la inversión, y al incremento proyectado del 19% en los precios mayoristas entre 2025 y 2028, sugieren que los consumidores podrían enfrentar facturas de electricidad más elevadas, evidenciado por un precio promedio de 13,09 centavos por kWh a agosto de 2024.

Para 2025, las empresas de servicios públicos están adoptando diversas estrategias para enfrentar este entorno dinámico, que se articula en torno a cinco tendencias clave. En primer lugar, la atención a los centros de datos se intensifica, y las compañías adoptan un enfoque multifacético que incluye la modernización de la infraestructura con tecnologías avanzadas, la implementación de nuevas estructuras tarifarias para trasladar parte de los costos a los grandes consumidores y la integración de generación in situ para mitigar las limitaciones de transmisión. En segundo lugar, se observa una mayor integración de la energía nuclear, ya que las empresas están extendiendo la vida útil de los reactores existentes, considerando la reactivación de plantas cerradas y explorando tecnologías nucleares avanzadas como los reactores modulares pequeños, respaldadas por incentivos gubernamentales, créditos fiscales y un creciente apoyo de los inversores. Además, la legislación reciente que prohíbe la importación de uranio ruso y promueve la producción interna refuerza la seguridad energética nacional.

La tercera tendencia se centra en la integración de recursos energéticos distribuidos (DER, por sus siglas en inglés). En 2024, diversos estados y empresas eléctricas han integrado DER detrás del medidor, combinando eficiencia energética, respuesta a la demanda, generación distribuida y almacenamiento, lo que ha permitido la formación de sistemas inteligentes como microrredes y centrales eléctricas virtuales (VPP, por sus siglas en inglés). Estas soluciones ayudan a optimizar la operación de la red y a mejorar su resiliencia frente a eventos climáticos extremos, aunque todavía enfrentan desafíos tecnológicos, de ciberseguridad y operativos. La cuarta tendencia se refiere a la transformación de la fuerza laboral en el sector eléctrico. A pesar de un crecimiento récord en la contratación –como lo demuestra el aumento en las ofertas de empleo en mercados clave como Arizona, Nueva Jersey y Texas–, persiste una brecha de habilidades debido a la juventud de gran parte de la fuerza laboral. Por ello, las empresas están implementando programas integrados de capacitación, utilizando herramientas digitales como la inteligencia artificial y la realidad virtual, y estableciendo alianzas con instituciones educativas para formar a una nueva generación de talentos que responda a las demandas de un sector en plena transformación.

Finalmente, la quinta tendencia aborda la gestión del carbono, en la que las empresas de servicios públicos exploran diversas estrategias para mitigar las emisiones de “última milla” que persisten a pesar de la transición hacia fuentes de energía más limpias. Entre estas estrategias se encuentran la captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés), la compensación de emisiones y las tecnologías de captura directa del aire (DAC, por sus siglas en inglés), aunque su implementación a gran escala aún enfrenta desafíos en términos de infraestructura, permisos, gestión de desechos y aceptación pública.

En conjunto, el escenario de 2025 se perfila como un punto de inflexión para el sector eléctrico en Estados Unidos. El crecimiento sostenido de la demanda, impulsado por la electrificación y el auge de los centros de datos, está llevando a una inversión masiva en generación, transmisión y distribución. Al mismo tiempo, las empresas de servicios públicos deberán equilibrar la necesidad de garantizar un suministro eléctrico confiable y asequible con los objetivos de sostenibilidad y la adaptación a un entorno regulatorio y tecnológico en constante evolución. Este complejo panorama exigirá estrategias innovadoras, colaboración entre actores públicos y privados y un fuerte enfoque en el desarrollo de una fuerza laboral capacitada para enfrentar los retos de la transición energética.

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