México responde:

Un mes antes, la Fed había informado que no subiría la tasa de interés, pues aunque el consumo privado tuvo un comportamiento favorable y las preocupaciones por el mercado laboral disminuyeron, la inversión fija privada se debilitó y el gasto público se contrajo lo que se vio reflejado en un crecimiento del PIB menor al esperado.

El complicado entorno mundial también fue un motor importante en la decisión. El Brexit y el bajo dinamismo en las economías asiáticas motivaron no solo a México, sino a la gran mayoría de las economías emergentes, a mantener su política monetaria acomodaticia.

Desde entonces, las condiciones han cambiado de manera favorable en ciertos sentidos. La zona euro no ha sufrido –aún- consecuencias graves ante la decisión en el Reino Unido, sin embargo, hay factores mucho más cercanos que hoy preocupan al Banco Central mexicano.

En su comunicado, Banxico advierte que en el futuro cercano persiste el riesgo de que la volatilidad en los mercados financieros internacionales y nacionales se intensifique. Las posibles consecuencias del proceso electoral de Estados Unidos han aumentado el nerviosismo, pues las implicaciones para México podrían ser particularmente importantes, afirma.

En línea con el argumento sobre la fortaleza de los fundamentos macroeconómicos del país, este anuncio es una medida de precaución. La economía mexicana se contrajo durante el segundo trimestre de 2016, por lo cual protegerse ante una posible situación de inestabilidad política y económica es la prioridad conjunta de la política fiscal y monetaria del país.

Con ello, Banxico busca contrarrestar las presiones inflacionarias y mantener ancladas las expectativas de inflación. La paridad cambiaria ha comenzado a reflejarse en la inflación subyacente, en particular en los precios de los alimentos, que han registrado un aumento gradual, hasta llegar cerca de la meta del 3.0%.