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Reactivación del turismo: ¿qué buscan ahora los viajeros?
El deseo de recreación y de reencuentro con sus seres queridos, luego de casi dos años de haber comenzado las restricciones de movilidad por la pandemia, han motivado muchos de los viajes de los últimos meses en nuestro país. ¿Es suficiente este interés para recuperar los niveles de la demanda turística registrados antes de la contingencia sanitaria?
En entrevista con Teresa Solís, Industry Expert de Turismo Sostenible y Desarrollo Regional en Deloitte México.
A pesar de las nuevas dificultades que el sector turístico enfrenta, debido a las más recientes restricciones de movilidad en distintos países, diversos destinos nacionales han visto, en los últimos meses, una recuperación con niveles incluso superiores a los que se tenían antes de la pandemia de COVID-19.
Los viajes de placer, principalmente a playas y a localidades rurales, es lo que más buscan los turistas debido a que el deseo de esparcimiento y la confianza por visitar esos lugares han ido en aumento. La más reciente encuesta del Tablero del Consumidor de Deloitte, indica que 35% de los(as) encuestados(as) estaría dispuesto a tomar un vuelo nacional, mientras que solo 18% muestra interés por uno internacional.
Sin duda, los retos que tiene por delante el sector turístico nacional todavía son muchos, pero para superarlos será importante desarrollar estrategias que contribuyan a recuperar o a fortalecer la confianza de los viajeros. Esto es lo que opina nuestra experta en la industria de Turismo en Deloitte México, Teresa Solís, a quien entrevistamos para conocer más acerca de la reactivación de los viajes en nuestro país.
En esta etapa de la pandemia, ¿qué tipo de viajes son los que más realizan o atraen a los turistas nacionales y por qué?
Una de las grandes motivaciones de viaje en nuestro país son las visitas a familiares y amigos. Desde que inició la pandemia, muchos de esos encuentros se tuvieron que postergar, pero, desde la segunda mitad de 2021, muchas personas han visto la oportunidad de retomar esos planes y los han llevado a cabo.
Por otra parte, los turistas están buscando la recreación, ya que, tras prácticamente dos años de estar en casa –como parte del confinamiento social–, cada día es más clara la necesidad de socializar y de pasar tiempo de calidad en algún destino. Lo que buscan los viajeros son, sobre todo, lugares con sol y playa, pero también ha habido un impulso hacia localidades pequeñas, con oferta de espacios naturales o rurales.
Esos dos aspectos, tanto las visitas a los seres queridos como el deseo de esparcimiento, es lo que está empujando la demanda turística, y ese interés está muy vinculado, evidentemente, a los periodos vacacionales (como en estos momentos la temporada invernal), que es cuando más viajan las personas.
¿Es suficiente este interés que se ha mostrado en las últimas fechas por viajar, para regresar a los niveles de turismo que había antes de la contingencia sanitaria?
El interés o el deseo por viajar no lo es todo; en realidad, sin la confianza de las personas, ese deseo no se transforma en un viaje. Por lo tanto, para que los turistas tomen la decisión de ir a un destino, es necesario que se sientan seguros, primero, en este lugar, y, después, en las empresas o marcas que les presten servicios durante su traslado y alojamiento.
En efecto, se trata de una decisión compleja a la que todavía se enfrenta el sector turístico, pero, además, hay que considerar que no en todos los destinos la reactivación ha resultado tan alentadora.
Para los destinos de playa en el país, por ejemplo, los niveles de ocupación y de rentabilidad sí han sido equivalentes a los registrados antes de la pandemia e, incluso, en algunos casos, superiores. Por ejemplo, Los Cabos, en Baja California Sur, se vio muy beneficiado debido a las restricciones que se impusieron en los Estados Unidos para viajar a Europa o Asia, ya que gran parte de los viajeros, sobre todo de California, optaron por ir hacia este lugar.
Esto provocó un exceso de demanda –por parte de un grupo de viajeros de altos ingresos– que resultó en un alza de tarifas y en una mayor rentabilidad para los hoteles, restaurantes y otros prestadores de servicios vacacionales.
Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo en las grandes ciudades, donde mucha de la motivación de viaje son los congresos y las conferencias que se han venido posponiendo desde el inicio de la pandemia, así como el turismo de negocios, que se ha visto disminuido debido a las innovaciones tecnológicas que permiten realizar reuniones o conferencias a distancia.
¿Cuáles son los factores que todavía resultan un obstáculo para ver un mayor repunte en el turismo y para recuperar los niveles previos a la pandemia?
Lo principal son las restricciones a los viajes. En muchos países (lo vemos en Europa, por ejemplo), nuevamente se están restableciendo este tipo de controles, como contar con una prueba de vacunación o una prueba negativa de COVID-19. En países como Japón y Canadá también solicitan a los turistas una prueba a su llegada y una estancia (una cuarentena) de hasta dos semanas antes de que puedan moverse en el territorio. En algunos casos, las personas no pueden hacer esto en su casa-habitación, sino que están obligadas a aislarse en un hotel, pagado por ellas, antes de poder llegar a su alojamiento final y/o visitar a sus familiares o acudir a sus reuniones de negocios.
Todo esto se traduce, por tanto, en un costo mayor de tiempo y de dinero, y eso es lo que inhibe, principalmente, el deseo de viajar. Si el costo por viajar a ciertos destinos también es elevado, ya sea por la alta demanda o por cualquier otra situación, también se desalienta al turismo.
En segundo lugar, está la desconfianza de los propios viajeros –ya sea por placer o por negocios–, sienten al abordar una aerolínea, al utilizar el transporte público, al desplazarse en auto o al contratar servicios de hospedaje en una residencia o en un hotel. O bien, la disposición de la propia familia o de los clientes para recibir a los visitantes y tener esa interacción cara a cara.
En algunos casos, otro factor ha sido la cancelación o la postergación de eventos, ya que, si no existe el evento que interesa a los viajeros, no se realizan los viajes. Por ejemplo, recientemente, se informó que la ITB, la feria turística que se realiza cada año en Berlín, Alemania, canceló su evento presencial de 2022, por lo que muchos viajeros que pensaban asistir a ella ya no lo harán. A ello se suma que muchas herramientas tecnológicas, en este momento, facilitan la realización de reuniones y eventos de manera virtual.
Un último factor, tanto en el caso de los viajeros de placer como en el de los viajeros corporativos, es la huella de carbono. Como sabemos, otra gran preocupación en el mundo es el cambio climático, por lo que hay una creciente sensibilidad, por parte de las organizaciones y de las personas (particularmente las generaciones más jóvenes), por tratar de disminuir esta situación. De modo que, con tal de no contribuir al calentamiento del planeta, muchas personas han comenzado a optar por no viajar en transporte aéreo.
¿Cuáles son las estrategias que más han impulsado la recuperación del sector turístico?
Sin duda, el sector ha recibido un golpe importante y esto ha generado la pérdida de una buena parte del parque empresarial, sobre todo de micro, pequeñas y medianas empresas en todo el mundo. Esto es real para México y para todo el mundo, sin embargo, las políticas públicas de apoyo al sector han sido poco homogéneas. En ciertos casos, ha sido el propio sector privado el que ha tomado el liderazgo para desarrollar estrategias que apoyen a mantener el negocio.
En ese sentido, hemos visto mucha innovación, con nuevos modelos y mecanismos para ganar la confianza del consumidor: en el sector restaurantero, destaca la diversificación de servicios como el delivery, el pick up o las dark kitchens; en el caso de los hoteles, ha sucedido una transformación digital y hacia la sostenibilidad, ofreciendo experiencias más seguras (con protocolos sanitarios, por supuesto) y procurando todas las facilidades alrededor de la experiencia, a fin de ganar y de fortalecer la confianza del cliente.
En Deloitte, por ejemplo, estamos desarrollando una estrategia para el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), con la finalidad de enfrentar los retos del sector para inicios de 2022, pero no solo con una visión de corto plazo para la contingencia, sino también mediante prospectiva hacia 2030. Porque lo importante es saber qué se tiene que hacer hoy para fortalecer la competitividad, pero también qué es lo que queremos en el futuro para la sostenibilidad y la transformación digital del turismo de México.