Análisis

“Prevención y cumplimiento no son costos, son inversión” 

Opinión 

Entrevista a Rodrigo Olivero | Director de Forensic & Dispute Services de Deloitte Argentina

Por: Pablo Balcáceres | Revista "El Economista"

Al pensar en las ciencias forenses pueden venir a la mente series como la afamada CSI. Aunque el trabajo de Rodrigo Olivero no esté vinculado a hechos sangrientos, debe desplegar sus dotes de investigación: se dedica a reconstruir los hechos cuando un caso pasa a las instancias judiciales.

La trayectoria de Olivero, director de Servicios Forenses y de Disputas de Deloitte en Argentina, lo ha llevado a convertirse en un especialista en el combate del delito del lavado de dinero y activos.

Los países en América Latina están tomando cada vez más un papel enérgico ante este tema, y en los últimos años, instituciones financieras e incluso empresas se han visto en la necesidad de implantar políticas para la prevención del riesgo de lavado de dinero y activos, así evitar multas y penalizaciones cada vez más severas, tanto a niveles locales como internacionales. Entre estas, emerge la figura de los oficiales de cumplimiento, encargados de reportar las transacciones sospechosas de los clientes, entre otras responsabilidades.

Pero los criminales van más adelantados y utilizan esquemas de tercerización que hacen difícil seguirle la pista al dinero. Ante ello, herramientas como el análisis de “big data” vendrán a apoyar las labores de monitoreo.


¿Las empresas están conscientes del lavado de dinero?

Creo que están tomando conciencia de que es un problema real, que puede tener penas y sanciones verdaderas, incluso tiempo de cárcel. Yo diría que no necesariamente es un cambio de lo ético y lo moral, sino que se están dando cuenta de que los costos de no cumplir son cada vez más altos. En Centroamérica y en toda la región está bajando el nivel de tolerancia que tiene el pueblo, que está demandando un cambio real, sanciones reales, no quieren ver a grandes empresarios que han lavado millones de dólares y después no reciben ninguna sanción, quedan impunes o les ponen una multa pequeña. Hay un giro hacia el cumplimiento; hay muchos presidentes y expresidentes que han sufrido una serie de problemas; hay muchas grandes empresas, veamos lo que pasó con un banco en Honduras recientemente (Banco Continental), veamos Petrobras, también podemos hablar de la Conmebol, parte de la FIFA, están siendo parte de este escrutinio.

Entonces hay una reacción ante la presión de la gente...
Estamos todavía lejos de las mejores prácticas internacionales, es-tamos lejos en cuanto a la conciencia y tecnología de la que dispo-nemos comparados con Estados Unidos y Europa, pero sí creo que ha habido un cambio sustancial en los últimos cinco años y que este cambio será todavía mayor.

Parecería que Estados Unidos ha tenido un papel más activo en el tema. ¿Qué efecto ha tenido?

Bueno, Estados Unidos marca un poco el tono en estas cuestiones. De hecho, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 se reforzaron mucho las medidas de prevención del lavado porque también eso se usa para combatir el terrorismo, ya no fue un tema de cumplimiento, sino de seguridad nacional. Cuando Estados Unidos declara un tema de seguridad nacional se lo toma muy en serio y aplica sanciones muy fuertes a sus propias instituciones, eso después va transpirando hacia las sucursales de las empresas multinacionales en el resto del continente y luego a las empresas locales.


¿Las empresas están haciendo buenas prácticas para combatir el lavado de dinero o son más reactivas?

América Latina es tradicionalmente más reactiva que preventiva casi por un tema cultural. Nosotros en la investigación del crimen financiero históricamente nos damos cuenta de que el empresario latinoamericano solo pone atención una vez que el problema ocurrió. Esto de a poco está comenzando a cambiar hacia una cultura de prevención y de cumplimiento, la forma de hacerlo es mantenerse actualizado con las mejores prácticas, seguir las listas negras con las personas que están sancionadas o que están catalogadas como terroristas y narcotraficantes, capacitando al personal hacia lo interno y comunicarlo después hacia afuera y así vean que la empresa tiene un compromiso real hacia combatir el lavado de dinero.

¿Qué hacer para que estos controles no se conviertan en una burocracia excesiva?


Todavía no se ha encontrado un punto intermedio. El problema es la tecnología, pues la legislación siempre va atrás del crimen y hay un proceso burocrático que hace más lentos los procesos de lograr tener tecnologías que estén a la par porque la criminalidad se está haciendo muy profesional y los delitos de guante blanco, los delitos informáticos son muy complejos y usan a gente muy capacitada. Lamentablemente, corremos un poco de atrás para combatir no el lavado más básico, sino el más estructural y complejo.

¿Cuál es la diferencia entre ambos?

En el básico, por ejemplo, los lavadores de dinero montan un hotel con plata que viene de orígenes ilícitos y declaran que las habitaciones están llenas todo el tiempo, aunque no lo estén, pagan gustosamente sus impuestos, si les preguntan sobre el origen del dinero dicen que operan un hotel sumamente exitoso, eso es un lavado muy primitivo y básico. El más complejo involucra a las instituciones financieras, se hace básicamente en tres etapas: primero se coloca el dinero que viene de bases de operaciones ilícitas adentro del sistema financiero; el segundo paso se estratifica, eso significa hay muchas operaciones financieras complejas, involucrando a muchas jurisdicciones usando paraísos fiscales para que sea imposible seguirles el rastro; y el tercer paso, se integra al sistema financiero real sin poder determinar el origen de los fondos y con el dinero terminan comprando inmobiliarias, empresas, etcétera.


¿Cómo se deben preparar las empresas para abordar el tema?


Las instituciones financieras y bancos pueden mejorar sus sistemas de administración de riesgo. Eso implica, desde el directorio para abajo: implementar controles internos más fuertes, políticas de conoce tu cliente, darle al oficial de cumplimiento la jerarquía que el puesto merece, tener recursos tecnológicos, tomárselo en serio, trabajar en conjunto con la UIF (Unidad de Investigación Financiera) cuando se presenten reportes de operaciones sospechosas. Tienen que darse cuenta de que la prevención y el cumplimiento no son costos, sino que son una inversión. A la larga termina siendo más barato imple-mentar todos estos sistemas que después andar corriendo para apagar un incendio una vez que la empresa salió publicada en una lista, o que está involucrado con un político corrupto, entre otros temas.

¿Cuánto tiempo demora aplicar una política de prevención de lavado de dinero?

Varía mucho teniendo en cuenta el tamaño de la empresa y teniendo en cuenta la industria, pero creo que se puede hacer por fases. La primera es rápida, hay que hacer el diagnóstico inicial, código de ética, establecer los procedimientos; en la segunda ya va la implementación. Yo diría que con un par de meses se puede hacer una fase uno bastante robusta y la segunda fase, con un monitoreo transaccional más fuerte, puede demorar un poquito más.

Rodrigo Olivero, de Deloitte en Argentina, plantea que hay un despertar en la región para el combate del lavado de dinero, pero queda camino por recorrer.

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