Análisis

Entre lo presencial y lo remoto

El balance laboral que está por venir

A raíz del COVID-19, las empresas fueron capaces de mantener sus operaciones, sin poner en riesgo la salud de su talento, gracias al esquema de 'home office'. Sin embargo, ante la nueva normalidad, deberán desarrollar esquemas laborales híbridos, que se sirvan de las fortalezas del trabajo presencial y a distancia.

En entrevista con Gema Moreno, Socia Líder de Talento en Deloitte Spanish Latin America.

El cierre obligatorio de una gran parte de los centros de trabajo del país, como una medida de contención ante la propagación del COVID-19, generó una oportunidad, para muchas organizaciones, de evolucionar, actualizarse y convencerse de que trabajar de forma remota es posible y efectivo.

Aquellas empresas que, durante años, invirtieron en infraestructura, tecnología y capacitación, con el propósito de implementar este modelo de trabajo, experimentaron una transición más suave que aquellas que no estaban preparadas y que se vieron forzadas a poner en marcha, de improviso, soluciones tecnológicas que mantuvieran sus operaciones a distancia en estos meses.

Ante este escenario, es natural que comiencen a surgir algunas inquietudes respecto a si este modelo debe prevalecer, o si lo ideal sería regresar al trabajo presencial que existía antes de la pandemia.

Sin embargo, a pesar de que el home office tiene muchas virtudes —entre ellas, permitirnos, aun en condiciones complejas, mantener la continuidad del negocio— también presenta importantes retos, sobre todo en el aspecto social, por lo que sustituir totalmente el esquema laboral previo no sería la solución más deseable.

La propuesta, en ese sentido, debe ir más allá, y aspirar a alcanzar un esquema híbrido más inteligente. Si ya teníamos un dominio sobre el modelo de trabajo presencial, y ahora demostramos también tenerlo para el virtual, ¿por qué no unirlos, tomando lo mejor de cada uno?

En ese sentido, lo que tendríamos que buscar es una adecuada combinación entre ambos esquemas; es decir, aprovechar, hasta donde sea posible, el entorno virtual, y armonizarlo con el aspecto presencial, sobre todo con aquellas actividades que realmente requieran de mayor contacto social, en las que valga la pena hacerlo.

Lograr un excelente balance entre ambos modelos, será, en pocas palabras, el desafío por venir para las organizaciones.

El home office presenta importantes retos, sobre todo en el aspecto social, por lo que sustituir totalmente el esquema laboral previo no sería la solución más
deseable.

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Los beneficios del trabajo remoto

En la definición de este nuevo esquema híbrido, será fundamental conocer cuáles son las ventajas y dificultades que, al menos en los últimos meses, las empresas han tenido con el home office, cuya aplicación a 100% ha sido una novedad para la mayoría.

Además de, como ya lo señalamos, permitir la continuidad de sus operaciones en escenarios disruptivos, uno de los principales beneficios que el trabajo remoto ha otorgado a las organizaciones es un aumento en la productividad. Gracias a que los profesionales no tienen que trasladarse a un centro de trabajo, a las oficinas de sus clientes, o incluso de una oficina a otra, son capaces de abarcar una mayor cantidad de actividades durante su jornada.

Asimismo, en contraste con las reuniones presenciales, en las que suele existir participación dispersa de los asistentes, se ha observado que las reuniones a distancia tienden a ser más eficientes y efectivas, manteniendo el enfoque en los asuntos importantes.

Otra ventaja consiste en que, cuando estamos en trabajo presencial, tendemos a solicitar demasiada documentación impresa, mientras que, en el trabajo remoto, los materiales se comparten vía electrónica y las organizaciones, como resultado, se vuelven más ‘verdes, más sustentables.

Por su parte, los profesionales también se han visto beneficiados, evitando los tiempos de traslado, y los contratiempos que durante éstos pudieran presentarse, mejorando su puntualidad.

Además, las circunstancias actuales han ayudado a fortalecer su autodisciplina y a establecer correctamente sus prioridades, tanto para atender los aspectos laborales como los personales. Si se carece de ella, se corre el riesgo de que el home office pueda ser demasiado absorbente, dejando poco tiempo a otras actividades, como el ejercicio, la sana alimentación y la convivencia familiar; no obstante, mediante la autodisciplina, se puede alcanzar un balance de vida superior.

Los profesionales se han visto beneficiados, evitando los tiempos de traslado, y los contratiempos que durante éstos pudieran presentarse, mejorando su puntualidad. 

Los desafíos

A pesar del enorme provecho que las empresas han sacado de las virtudes del trabajo a distancia, no todo ha sido totalmente positivo. Por ejemplo, al no contar con una infraestructura tecnológica adecuada —requisito esencial para la implementación de este modelo—, diversas organizaciones emprendieron una adopción apresurada de herramientas digitales, sin brindar la cobertura y respuesta requerida por sus colaboradores.

Sumado a lo anterior, destaca el contacto presencial entre los trabajadores de una empresa, indispensable para ciertas actividades. Aun cuando existen plataformas tecnológicas especializadas en hacer videollamadas o videoconferencias, en su ejecución pueden perderse valiosos elementos de la expresión no verbal entre los interlocutores, así como posibles oportunidades para crear redes, conocer la situación personal de los compañeros y crear cercanía; a distancia, existe una menor convivencia entre los profesionales.

Otro aspecto a considerar es el exceso de disponibilidad. En el mundo virtual, todos estamos a un solo clic de distancia, lo que hace más complicado el establecimiento de límites y horarios.

Finalmente, la carga de trabajo suele ser mayor. Al no invertir tiempo en traslados, no solo hacia la oficina, sino para asistir a diferentes reuniones o actividades en los centros de trabajo, los profesionales tienden a abarcar más temas durante su jornada laboral, lo cual puede resultar abrumador.

Hacer un análisis tanto de los pros como de los contras que el modelo de trabajo remoto ha traído consigo ayudará a las empresas a definir un esquema híbrido a la medida, el cual, seguramente, será muy superior, pues combinará las habilidades presenciales que ya teníamos, con las aptitudes virtuales que hemos desarrollado.

Sin duda alguna, la clave del futuro en las dinámicas laborales radicará en que las empresas no pierdan la cercanía con sus profesionales, aun a la distancia, y aprovechen, en cada uno de sus procesos, las virtudes del trabajo remoto y presencial. Logrando un perfecto balance entre ambos aspectos, tendrán mayores probabilidades de prevalecer en medio de un entorno donde el cambio es la única constante.

La clave del futuro en las dinámicas laborales radicará en que las empresas no
pierdan la cercanía con sus profesionales y aprovechen en cada uno de sus procesos, las virtudes del trabajo remoto y presencial. 

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