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Perspectivas

Industria 4.0: un reto para las mujeres jóvenes

Al diseñar y luchar por un mundo diverso e inclusivo, la integralidad de las acciones es fundamental

Al diseñar y luchar por un mundo diverso e inclusivo, la integralidad de las acciones es fundamental. Únicamente bajo la conexión entre las políticas públicas, la educación, las empresas y las familias será posible tener la energía y capacidad necesaria para lograrlo.

En el camino específico de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, se avanza con múltiples iniciativas, pero sin duda, el trayecto que falta por recorrer no es corto ni sencillo. Se requiere, en este punto, esfuerzos especiales. Es preciso seguir trabajando en factores externos, la educación, los puestos, salarios, las políticas, entre muchos otros, pero es medular hacer un vínculo que permita simultáneamente transformar elementos internos esenciales y lograr el empoderamiento de las mujeres.

El empoderamiento, tiene en su naturaleza la fuerza interna desde lo individual pero también desde el colectiva. Las mujeres deben sentirse poderosas, autónomas, capaces, porque lo son. De manera contradictoria, a lo largo de la historia, se ha construido una imagen de mujer “menos fuerte”, “menos capaz”, y esto, dolorosamente permeó a toda la sociedad y especialmente a las mujeres. Por tanto, al habilitar espacios debemos asegurar que existan mujeres empoderadas que luchen por ocuparlos, que tengan la fuerza y la determinación.

Algunas cifras de diferentes fuentes parecen levantar la urgente necesidad de seguir construyendo, aún con más fuerza, el empoderamiento femenino y de forma muy especial en mujeres jóvenes.

En el último estudio de Millenials de Deloitte, se consultó a más de 12.000 jóvenes profesionales en más de 36 países, sobre diversos aspectos en relación al trabajo en la industria 4.0. Una de las preguntas más reveladoras se centró en la percepción de estos jóvenes sobre su preparación para enfrentar con éxito la industria 4.0. De forma global solamente un 36% de los jóvenes se sentía preparado, pero al explorar esta consulta por género, el porcentaje bajó a 30% en mujeres.

Partiendo de estas cifras, las mujeres jóvenes profesionales, que tendrán en sus manos una importante responsabilidad de avanzar por el camino de la igualdad perciben no sentirse preparadas en grados mayores a los de sus colegas hombres.

En nuestro país, las estadísticas de preparación de nuestras mujeres revelan superioridad, pero parece no ser suficiente para lograr una inserción y valoración justa.

En esta línea el Estado de la Nación, por su parte, remite de forma precisa, tres barreras importantes para las mujeres, en el plano laboral, que revelan señales de alerta en el avance por el empoderamiento y la igualdad, especialmente en las mujeres jóvenes.

Las barreras de inserción, de selección y de valoración y en cada una de ellas se descubre una angustiosa realidad, el ingreso de mujeres a la fuerza laboral mostró un importante dinamismo en los años noventa, pero hoy parece estancado, generando una brecha de inserción de 30 puntos con relación a los hombres. La barrera de selección confirma como la desigualdad se incrementa para las mujeres jóvenes. Se abren más oportunidades para los hombres, aun cuando las mujeres tienen ventaja en su preparación académica. Finalmente, la barrera de valoración expone la injusta diferencia salarial entre hombres y mujeres aún con elementos demostrables de desempeño en favor de las femeninas.

En la medida que estas barreras de desdibujen se impulsará el empoderamiento, se darán señales claras y reales de una sociedad transformada, pero en igual proporción la “fuerza interna” de las mujeres, mujeres que son capaces, seguras y creen en ellas mismas, será las únicas que puedan desvanecer esas murallas.

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