2019: La reactivación económica necesaria Ha sido salvado
Perspectivas
2019: La reactivación económica necesaria
La reactivación económica definida por el Gobierno incluye: simplificación de trámites, apoyo a las pymes y emprendimientos, una mayor empleabilidad y proyectos de inversión en infraestructura pública.
Con la aprobación de la reforma fiscal a finales del 2018 y el regreso paulatino de la confianza en los mercados, el 2019 plantea el reto de comenzar a estabilizar las finanzas del gobierno y empujar el proceso de reactivación económica.
Lo que se logró con la reforma fiscal
Las principales autoridades y analistas coincidían desde hace varios años en sus informes que el alto déficit fiscal, el crecimiento de la deuda, el tamaño de Estado y el débil control sobre la evasión, convertían en insostenible la situación de las finanzas públicas.
El déficit como porcentaje del PIB alcanzó el 6,2% en 2017 y cerraría alrededor del 7.0% según la última revisión del programa macroeconómico. Las calificadoras de riesgo iniciaron un proceso de desmejora de nuestro perfil de riesgo con advertencias similares. Sin embargo, algunos detonantes dejaron ver la necesidad de las siguientes medidas urgentes:
a) Hueco fiscal de ¢900 mil millones que dejó el Gobierno anterior, reflejando no solo la falta de control en el manejo de la estructura de la deuda, y sorprendiendo a los nuevos jerarcas.
b) Préstamo de ¢500 mil millones del Banco Central (BCCR) al Ministerio de Hacienda, como medida contingente y de urgencia para salir adelante con sus obligaciones de muy corto plazo.
c) Iliquidez para el Gobierno en el mercado, donde los inversionistas tomaron la postura de invertir cada vez menos o no hacerlo en las subastas del Gobierno, generando aún más presión.
Tras meses de discusiones y debates, se aprobó la reforma fiscal, según estimados del Banco Central contribuiría a reducir en un 3,7% el déficit fiscal para el año 2022, incluyendo también las reducciones del gasto y las mejoras en el control de la evasión.
A pesar de esto el déficit superaría el 7% como porcentaje del PIB en los dos años siguientes la deuda comenzaría. La deuda comenzaría a disminuir hacia el 2022.
Con la reforma, el Gobierno ganó tiempo para administrar sin sobresaltos su flujo de caja, con mayor posibilidad para estructurar la deuda, explorar alternativas adicionales como nuevas colocaciones de eurobonos por $1500 millones para 2019 y 2020, pero sobretodo continuar avanzando en reformas que contribuyan a la reducción del gasto y la evasión. La estabilidad en el largo plazo dependerá si estas medidas se toman responsablemente.
Los efectos...
Primero por las elecciones a inicios de 2018 y seguido por la tensión fiscal, los agentes económicos han estado llenos de incertidumbre. El crecimiento, medido a través del índice mensual de actividad económica continuó la tendencia descendente hasta alcanzar el 1.93% en noviembre, niveles insuficientes para mejorar otros indicadores clave como el desempleo, subempleo, pobreza e ingresos.
El crédito al sector privado tanto del 2017 (9%) y 2018 (7%) mostró niveles sólo similares al 2008 (9%) y 2009 (5%), posterior a la crisis financiera internacional. Aunado a ello, la huelga ante la reforma fiscal de múltiples sectores y la crisis política en Nicaragua, dejaron consecuencias sobre la actividad económica interna y también afectando de forma importante algunos sectores exportadores.
El nuevo Presidente, en el BCCR dejó ver en julio de 2018 que en su administración dejaría flotar más el tipo de cambio. Con la incertidumbre fiscal y la nueva política cambiaria la presión sobre el tipo de cambio se incrementó.
Para los agentes económicos, debe ser lección aprendida, en que el tipo de cambio es una variable que puede subir o bajar con algún nivel de volatilidad, lo cual es normal en una economía abierta y altamente dolarizada como la costarricense, donde es discrecional para el BCCR si interviene o no en el mercado de divisas.
Y ahora, por la reactivación económica
El reto costarricense del 2019 pasa por continuar con las reformas que le permitan una mayor consolidación fiscal. Es el turno de medidas estructurales que permitan disminuir el gasto de manera sostenida y enfrentar con mayor efectividad la evasión fiscal. Esto daría el soporte necesario para que el país pueda continuar administrando con relativa calma su flujo de caja y mejorando el perfil de la deuda. De lograrse, es posible que las próximas revisiones de las calificadoras de riesgo internacionales mejoren las expectativas sobre el país, contrario a lo que con toda razón han calificado hasta ahora.
Como parte de las alternativas fiscales, es posible que el Gobierno busque financiamiento en los mercados internacionales, de forma que variables claves como las tasas de interés y el tipo de cambio podrían tener ajustes al alza, pero graduales y previsibles, de manera que permite desde ya tomar medidas para gestionarlo. En medio de una perspectiva de mayor confianza, esto debería incentivar la demanda interna a través de un mayor consumo e inversión.
Según el Gobierno, la reactivación económica pasará por 4 ejes principales: la simplificación de trámites, el apoyo a las pymes y emprendimientos, una mayor empleabilidad y los proyectos de inversión en infraestructura pública, que vendrían a dinamizar la economía, tanto con la generación inmediata de empleo pero también con una mayor competitividad en el tiempo y que contribuya a disminuir de forma permanente la tasa de desempleo abierto que ronda el 10,2%.
El panorama costarricense para el 2019 es positivo, a pesar de la incertidumbre que se ha percibido últimamente en los mercados internacionales, donde mucho dependerá de si las decisiones políticas continúan con los ajustes necesarios que comenzaron en el 2018. Las dudas están a la carta y por resolverse.
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