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Perspectivas

Los retos de la función de compliance

La función de compliance está irrumpiendo en todos los sectores y compañías cotizadas o de tamaño medio, compañías incluso no reguladas y con un importante papel tanto a nivel competitivo como de generación de una cultura empresarial sólida. Esta tendencia que va en aumento y parece mantenerse en el futuro, lo que determinará que surjan nuevas necesidades que deberán ser atendidas por los distintos actores del mercado.

¿En qué consiste la función de compliance?

El compliance o cumplimiento normativo consiste en establecer las políticas y procedimientos adecuados y suficientes para garantizar que una empresa desarrolle sus actividades y negocios conforme a la normativa vigente y a las políticas y procedimientos internos, promoviendo una cultura de cumplimiento entre sus empleados, directivos, partes vinculadas y proveedores.

Esto ha provocado un auténtico impacto en el mercado del perfil de “compliance”, una actividad que se va extendiendo a todos los sectores y compañías, que buscan proteger tanto de la posible responsabilidad de la persona jurídica, como del consiguiente riesgo reputacional que podrían enfrentar.

Los tres retos que debe afronta la función de compliance

  1. El humano: el perfil de compliance se encuentra al día de hoy más solicitado que el de asesor jurídico interno o auditor interno. El mercado laboral de perfiles de cumplimiento normativo se ha activado y está atravesando un momento de gran dinamismo. En el ámbito académico local aún no se incorporan cursos sobre cumplimiento normativo, dicho puesto es ocupado por personas que han venido adquiriendo un entrenamiento y conocimientos de forma hibrida en materia de riesgos, auditoría interna y legal. La tendencia también apunta al outsourcing para encontrar profesionales del compliance y desde los despachos de abogados y consultoras se ofrecen nuevos servicios de tercerización. La función de cumplimiento debe formar parte de la línea de defensa dos y tener como objetivo coadyuvar al logro de objetivos tal como el resto de unidades de control.
  2. El de los procesos: la función de compliance debe contar con unos procedimientos sólidos y establecer canales de denuncia y canales éticos que ayuden a minimizar los riesgos penales y las situaciones de fraude. Es necesario definir los controles necesarios en función de la actividad de la compañía, así como su metodología de seguimiento y reporte al Órgano de Dirección. Dichos procesos deben estar alineados con la estrategia de la compañía.
  3. El tecnológico: en el plano tecnológico se deben facilitar los medios necesarios que permitan controlar, monitorear y minimizar los riesgos a lo largo de toda la cadena de valor. Una tendencia en ese sentido que suple y apoya la función de compliance es la implantación de herramientas de GRC (Governance Risk & Compliance management), y de Analytics en el caso de compañías que trabajan con grandes volúmenes de datos. Ahora bien, las empresas medianas deben direccionar sus esfuerzos de monitoreo a tecnologías que busquen la detección de incumplimiento en tiempos oportunos incluso de forma predictiva.
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