Estíbaliz Fernández

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Descubre la historia de Estíbaliz Fernández

#DeloitteStories | La ilusión de hacer tuyos los retos de toda una geografía

Estíbaliz es la responsable de comunicación de las oficinas de Bilbao, San Sebastián, Oviedo y Pamplona. Desde que asumió ese rol, ha conseguido hitos que ni ella misma se imaginaba cuando entró por la puerta en su primer día. Han pasado tres años desde ese día y hoy colecciona orgullosa experiencias y momentos vitales que le han hecho darse cuenta del valor que tiene su trabajo y el impacto que genera, no solo a Deloitte, sino la sociedad. ¿La clave? Esfuerzo, constancia y personas a su alrededor que rebosan generosidad.

Lo más importante de esta casa es que nunca estás solo.

¿Cómo es trabajar en Deloitte?

Trabajar en Deloitte supone un reto profesional apasionante desde muchos puntos de vista. En esta Firma nunca hay tiempo para aburrirse. Siempre hay proyectos nuevos e interesantes en los que poner todas las ganas. Y lo más importante, y lo que he podido vivir aquí, es que tu trabajo siempre tiene un impacto. Todas las iniciativas tienen un objetivo y cuando lo alcanzas, logras ver el impacto que tiene en los profesionales, en los clientes y en la sociedad y eso es lo que más satisfacción produce.

Además, la cultura meritocrática que existe me ha hecho querer esforzarme cada vez más en cada una de las iniciativas y proyectos que llevo a cabo. Sentirte reconocida y ver el impacto que tiene lo que haces también hace que no quieras bajarte de este tren. Supongo que es lo que hace que quieras llegar cada vez más lejos.

Llevas tres años en la Firma, ¿qué crees que has aprendido en este tiempo?

En Deloitte he aprendido a racionar mejor mi tiempo y a agilizar mis capacidades. También he aprendido a discernir lo importante de lo urgente y eso es algo que solo consigues con el tiempo y que te sirve, no solo para trabajar aquí, si no para muchas otras facetas de tu vida.

En la oficina, como pasaba en la universidad, pasamos muchas horas por lo que tus compañeros se convierten en parte imprescindible de tu día a día y marcan la diferencia. Son con quienes te tomas ese café break, vas a almorzar un día de trabajo intenso u organizas una cena para celebrar vuestros logros. Esa sensación de estar en confianza y ser un equipo, es lo mejor de todo.

¿Cómo ha sido tu proceso de desarrollo desde que entraste en la Firma?

Una palabra: vertiginoso, jajaja. Pero desde el primer día, y gracias a todos mis compañeros, pude comprender qué es Deloitte, cuáles son sus valores y qué necesidades tenían en cuanto a Comunicación en la Zona Norte. Fue un proceso muy rápido gracias a todos los compañeros de Madrid, Zona Norte y sobre todo a mis superiores. Lo más importante de esta casa es que nunca estás solo.

Dentro de mi papel como responsable de la Comunicación Corporativa en la Zona Norte, hay mil cosas que te hacen crecer. Una de las primeras cosas que hice al llegar fue que me permitieron asociarme con la Asociación de Directivos de Comunicación, lo que me ha permitido hablar de tú a tú con directivos de la zona de los que he podido aprender muchísimo. Además, la predisposición de mi socio director y mis responsables a implementar nuevas estrategias es total y gracias a eso he podido crear y dirigir iniciativas tanto a nivel norte como a nivel nacional. Creo que en otros ámbitos o en otros lugares es muy complicado encontrar este tipo de facilidades.

Al abarcar la comunicación de toda una zona geográfica, los proyectos en los que trabajas serán muy diversos. ¿Le tienes especial cariño a alguno?

A muchos. En mi primer año en Deloitte tuve la oportunidad de participar en un proyecto a nivel global, en el cual la Firma apoyaba al Team Dimension Data durante la Vuelta Ciclista a España a su paso por Euskadi. Puedo decir que este fue uno de los proyectos más interesantes que he realizado hasta el día de hoy. En primer lugar, porque fue totalmente diferente a todo lo que había vivido antes. Tuve la oportunidad de entrevistar a ciclistas internacionales y fue apasionante.

Al mismo tiempo, me permitió ver la capacidad que tiene Deloitte para involucrarte en multitud de proyectos que no esperas y eso fue lo mejor de todo. Ahí me di cuenta de todo el potencial que tiene trabajar en una Firma con una red internacional tan grande. No es solo una Firma de servicios profesionales que se dedica a la Consultoría, a la Auditoría, etc. Es algo que va mucho más allá.

Por otro lado, algo que me hace sentir muy orgullosa es que hemos logrado posicionar la Comunicación como un actor determinante en la zona, tanto interna como externamente y eso jamás lo habría pensado el primer día que llegué. Este reto nos ha llevado tiempo, mucho esfuerzo y diría que un desarrollo personal gigante, pero trabajar con personas como mis compañeros te lo hace todo un poco más fácil. Sé que a muchos comunicadores puede intimidarles trabajar en una Big Four porque no saben qué se van a encontrar, pero en Deloitte la comunicación se vive y hay mucha libertad para proponer proyectos interesantes y realizar propuestas de una forma directa con tus superiores.

Luego hay proyectos que te marcan para siempre, como los solidarios. El año pasado logramos recaudar 1.000€ mediante donaciones de los profesionales para ayudar a que la Fundación Pequeño Deseo pudiera cumplir los deseos niños con cáncer.

De todos modos, creo que en todos los proyectos en los que he estado involucrada en Deloitte han generado un gran impacto. Desde luego así lo sientes cuando vas a un foro y ves a más de 200, 300, 600 personas que están esperando a que salga un socio o una socia de Deloitte a dar un discurso que ha preparado con nuestros consejos sobre un tema concreto. Saber que ese público está ahí para ver cómo pueden implementar ese conocimiento en sus empresas, te llena de satisfacción. O, por ejemplo, cuando bajo al bar a tomarme un café a media mañana y veo a cualquier ciudadano de a pie leyendo con atención la tribuna de nuestro socio director o cuando un empresario de alto nivel dice que ha leído con atención un reportaje nuestro en un diario económico especializado. Constantemente tomo el pulso y me doy cuenta de que estamos generando impactos de alto valor.

Y con los equipos con los que trabajas, ¿ocurre lo mismo?

Al trabajar en la comunicación interna de Deloitte, he tenido la oportunidad de trabajar con personas de diferentes líneas, generaciones, geografías y culturas. Eso es gracias al amplio network que tiene la Firma dentro y un ejemplo más de que los valores de Deloitte, entre ellos, la diversidad, son los que nos definen en nuestro día a día. Lo mejor de esto es que te aporta diferentes puntos de vista, algunos que jamás habrías pensado. Muchas veces aplicamos casi de forma automática las mismas soluciones para diferentes problemas. Y eso, con un equipo en el que alguien de otra generación te habla desde el palco de la experiencia, otra persona de otra oficina, de otra región e incluso de otro país, te da un punto de vista distinto o explica cómo se enfrentan a esos mismos retos, es imposible. Ellos te abren cada día un abanico de nuevas posibilidades que no va a hacer otra que cosa que abrirte la mente y lograr mejores resultados. Esto es un plus a la hora de trabajar aquí.

A esto se le suma la calidad humana que tengo a mi alrededor. Trabajar en la oficina de Bilbao, pero tener a mi equipo en otras oficinas de España me da la oportunidad de sentirme arropada por muchas personas. Jamás me he encontrado sola frente a un reto ni a un problema de última hora. Siempre he tenido ayuda a mi disposición desde todas las áreas con las que trabajo. Cuento con un equipo de Comunicación y una jefa de diez en Madrid. Desde el primer día me han apoyado, me han enseñado y me siguen enseñando muchísimas cosas. Pero, además, en Bilbao tengo la suerte de tener a mi lado a una compañera que, sin ser de mi equipo, me ha guiado y acompañado desde mi primer día. Nos dedicamos a áreas distintas, y aun así siempre me ha enseñado desde la más pura generosidad y altruismo, dándome consejos y ayudándome cada día. De ella he aprendido muchísimas cosas, como a alcanzar el perfeccionismo que con el que trabaja gracias a su alma de auditora, pero lo mejor sin duda es compartir despacho con alguien que rebosa tanto compañerismo, generosidad y buen rollo.

Además, surgen iniciativas constantemente que nos permiten conectar unos con otros en función de nuestras inquietudes en común. Por ejemplo, el Comité de Acción social me permitió conocer mucho más a profesionales de otras oficinas y departamentos y, a nivel más informal, varias compañeras y yo hacemos deporte juntas al salir de la oficina. No somos las únicas, porque aquí en las oficinas de la Zona Norte ha salido un equipo de running liderado por un socio y otro de fútbol con el que se han ganado medallas y copas en varias competiciones entre empresas. Ya os imaginaréis el chute de energía, buen rollo y positivismo que le da a la oficina contar con gente así. Cuando ganan un premio es como si lo hubieras ganado tú. Es orgullo de pertenencia, porque nos representan.

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