María José Bellas

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La distancia fue una barrera a la hora de elegir carrera, pues “a dónde iba a ir a Madrid, si estaba muy lejos de su casa”. Pocos años después, en Deloitte le ofrecimos un proyecto en México y no dudó en aceptar. Poco después uno en Perú, otro en Ecuador, Colombia, Brasil… Mª José ha ido rompiendo barreras a medida que se desarrollaba como profesional en Deloitte. 11 años más tarde -entre ocio y trabajo- ha recorrido 65 países y nos cuenta su historia y lo que más valora de trabajar aquí.

Aquí si un proyecto sale adelante jamás es por el mérito de uno solo. Eso lo sabemos todos. Mirar por los demás, al igual que los demás miran por ti, es la única manera que conocemos para que las cosas salgan bien.

¿Cómo es trabajar en Deloitte?

Yo lo definiría como una oportunidad en todos los aspectos. Primero, cuando entras, en cuanto a conocer gente, pues, como me pasó a mí, muchos somos de otra ciudad distinta a la que venimos a trabajar y llegamos sin conocer a nadie. Luego, en cuanto a formación, ya que desde el primer día están formándote. Yo pasé mi primer mes formándome, lo que te demuestra que apuestan por ti. Y, luego, la oportunidad que tienes aquí de trabajar en diferentes proyectos con diferentes áreas. Tú trabajas en Risk Advisory, por ejemplo, pero tienes un proyecto de colaboración con los compañeros de Legal. Esto no es algo común en otras empresas.

¿Eres la misma persona que hace 11 años, cuando entraste?

Para nada. Deloitte ha impactado positivamente en mi tanto en lo personal como en lo profesional que después de tanto tiempo es algo que va totalmente unido. Yo creo que los principales cambios que notas tienen que ver con el crecimiento personal y profesional y con la madurez que vas adquiriendo gracias a todo el apoyo a lo que ves alrededor y todo el desarrollo que tienes, gracias a la formación y a los equipos con los que trabajas.

Por poner un ejemplo, yo en realidad no sabía qué quería estudiar. Sabía que me gustaban las matemáticas, pero bueno, no tenía muy claro a qué me quería dedicar. En su día me llegué a plantear hacer Ingeniería Aeronáutica, pero no lo hice porque pensé: "¿dónde voy yo a Madrid?". Lo veía como algo estratosférico. Sin embargo, tras estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones, entro en Deloitte y a los cuatro años me ofrecen la oportunidad de trabajar en un proyecto en México. Pocos años antes no me atrevía a moverme de Santiago a Madrid y, en ese momento ¡ni me pensé aceptar la propuesta de vivir entre Madrid y México!

Esta oportunidad me ha permitido compaginar uno de mis hobbies, viajar, con mi trabajo. ¡Gracias a ello he conseguido aumentar mi lista de países a 65! He podido trabajar en México, Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, entre otros. Es un lujo poder recorrer Latinoamérica gracias a tu trabajo. Poder trabajar con otras culturas es súper enriquecedor. Tener clientes de otros países te enseña otras formas de trabajar, de entender el negocio y otro tipo de necesidades.

¿Qué es lo que más valoras de una carrera profesional tan internacional?

Lo que más valoro es que, aunque siempre vas respaldada con el soporte de Deloitte, que es invalorable, llegas al país en el que tienes tu cliente y tienes que descubrir la manera de entender su negocio, cómo trabajan, cuál es la mejor manera de liderar un equipo de varias nacionalidades, etc. Un montón de cosas que te hacen abrir la mente. He aprendido que hay personas que piensan ‘A’, otras que piensan ‘B’ y es tan válido ‘A’ como ‘B’, de hecho, lo mejor es poder trabajar aprovechando todos los conocimientos y formas de trabajar de todo el mundo.

¿Qué es lo que más te ha ayudado a crecer durante este tiempo?

Deloitte siempre te pide dar lo mejor de ti misma, ofreciéndote nuevos retos continuamente. Desde que vine he podido formar parte de muchos proyectos en los que he ido adquiriendo nuevas responsabilidades. El hecho de trabajar fuera con equipos que cada vez han ido creciendo más, esa es la mejor formación. Algo que, por cierto, no nos falta. Mi primer mes en Deloitte fue entero de formación. A partir de ahí, hay programas muy elaborados en función de tus necesidades y la de los clientes. El año pasado participé en un programa muy interesante con una escuela de negocios para incrementar el liderazgo de la mujer en puestos de alta dirección. Compartir con compañeras del sector una experiencia así fue una gran inspiración.

Luego, algo que también te ayuda a crecer mucho es la diversidad que hay en los equipos. Cada uno, normalmente, tiene un socio responsable del proyecto, un gerente que lidera a alto nivel, los seniors que tienen 2-3 años de experiencia y los más juniors que acaban de entrar. Cada uno con su visión, experiencias y etapa vital, hacen que aprendas siempre nuevos puntos de vista. Además, el buen rollo que tenemos es un aliciente para el día a día y es algo que notan hasta los clientes.

De hecho, el valor clave que destacaría es la generosidad, pero tanto desde la Firma, por confiar en nuestro potencial, como desde cada uno de tus compañeros. Aquí si un proyecto sale adelante jamás es por el mérito de uno solo. Eso lo sabemos todos. Mirar por los demás igual que los demás miran por ti es la única manera que conocemos para que las cosas salgan bien.

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