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Una conducta empresarial responsable

Un nuevo planteamiento para una nueva era

¿Qué papel debe desempeñar el sector privado ante los nuevos desafíos sociales? El rol de las empresas en la sociedad hace tiempo que ha trascendido ampliamente la consecución de objetivos económicos ligados solo a indicadores de rentabilidad o productividad.

Generar valor para la sociedad pasa por un firme compromiso con la resolución de los conflictos sociales y de los grandes retos presentes y futuros: desde el cambio climático hasta el respeto a los derechos humanos pasando por la lucha contra la corrupción o el fraude.

En la agenda de las empresas cobran cada vez más importancia aspectos como la ética y el buen gobierno. Los clientes son cada vez más exigentes, están más informados y demandan más compromiso: el foco ya no está en qué hacen las compañías y en el cómo lo hacen, sino también y sobre todo en el por qué lo hacen, cuáles son sus objetivos estratégicos a medio y largo plazo. Las empresas tienen la responsabilidad de diseñar sus estrategias de negocio haciendo converger el mundo social con el mundo corporativo, tienen el deber ético de definir cuáles van a ser sus aportaciones a la sociedad y hacer público su compromiso, difundirlo y compartirlo con todos los stakeholders.

La responsabilidad social corporativa ya no es una opción, es un imperativo. Y son los directivos de las compañías quienes tienen que ser capaces de materializar con su liderazgo, con sus mensajes y con sus conductas esta ventaja competitiva: porque ese liderazgo es lo que marcará la empresa del futuro. El desafío es involucrar desde la alta dirección a todas las personas y a todos los equipos que forman una organización en la responsabilidad social que desempeñan, no sólo a los profesionales de la RSC o de la Comunicación, no solo a los responsables de la gestión de riesgos o a los equipos de sostenibilidad: todos y cada uno de los profesionales de todas las áreas de negocio de una compañía tienen que llevar en su ADN los principios de la RSC en cada proyecto en el que participan y en cada servicio que prestan a sus clientes.
 

La sociedad exige más compromiso y más transparencia en aspectos como la ética, los valores, la lucha contra el fraude y la corrupción o el respeto a los derechos humanos


Todas las empresas de todos los sectores tienen que ir más allá de lo que marca el entorno regulatorio, una vez más la sociedad va por delante de la legislación y exige más compromiso y más transparencia en aspectos como la ética, los valores, la lucha contra el fraude y la corrupción o el respeto a los derechos humanos. Todos los sectores y todas las industrias tienen todavía muchísimo margen para poner en marcha estrategias de alto impacto que realmente mejoren la vida de millones de personas en todo el mundo: el sector financiero, el turístico, la industria de la fabricación, el sector energético… cada sector tiene sus retos, pero todas las compañías, independientemente del sector en el que operen o del ámbito geográfico en el que desarrollen su actividad, tienen la misma responsabilidad: contribuir a una sociedad más justa y garantizar los más altos niveles de comportamiento ético y de conducta empresarial socialmente responsable.

Aspectos como la diversidad, no solo de género, ocupan y deben ocupar un lugar cada vez más destacado en las agendas de las compañías, exactamente igual que las alianzas. El diálogo y la creación de alianzas entre los diferentes agentes es fundamental: fomentar y alimentar espacios de colaboración eficaz entre las compañías, abrir nuevos espacios de diálogo y mantener y reforzar aquellos que ya existen, continuar impulsando la colaboración público-privada, son solo algunos de los ámbitos donde compartir conocimiento, experiencias y buenas prácticas.

Los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), fijados el 25 de septiembre de 2015,son también la oportunidad y el marco en el que las empresas pueden contribuir a mejorar la sociedad de la que forman parte.  Los ODS son una excelente herramienta para la gestión global de la responsabilidad corporativa, porque contribuyen a poner el acento en los aspectos que realmente son importantes y que, en un mundo globalizado, nunca son tan remotas ni están tan alejadas de la realidad de todas las sociedades y en todos los entornos. Son mucho más que un espacio de reflexión y su adopción por parte de las compañías es parte fundamental del cambio social y de la garantía de una sociedad mejor.

La RSC es una palanca para recuperar la confianza, y para generar diferenciación y competitividad de las compañías, pero solo funcionará si forma parte del plan estratégico de las empresas, si es la columna vertebral del hacer de las compañías, si cuenta con las suficientes herramientas para medir el impacto que tiene y si se informa y reporta de manera adecuada a toda la sociedad.