Artículo
La adaptación al nuevo mundo laboral poscoronavirus
The New Normal: ¿es posible?
Incertidumbre y esperanza en medio de la crisis del COVID-19
Poco se sabía de lo que iba a pasar este año mientras se redactaba el prólogo del informe Tendencias Globales de Capital Humano 2020: esta década ha empezado en medio de la incertidumbre y parece que nos dirigimos de nuevo a un período en la misma línea. La incredulidad se apoderó del mundo entero a inicios de 2020 con la aparición del COVID-19 y cambió la vida tal y como la conocíamos. En marzo, más de un tercio de la humanidad estaba encerrada. A finales de abril, 1.600 millones de trabajadores no tenían la seguridad de conservar su trabajo.
Sin embargo, en medio de la tragedia y la incertidumbre había algo de esperanza. Y es que las personas y los países han respondido con empatía y fuerza. Las empresas, a pesar de que consideraron algunas opciones drásticas, muchas de ellas han tomado medidas enfocadas a proteger el bienestar y la seguridad de sus trabajadores.
En el informe de este año, invitamos a las organizaciones a cuestionarse si las personas y la tecnología estaban realmente en conflicto. En cada capítulo, mostramos cómo las organizaciones que adoptan un nuevo conjunto de atributos anclados en el propósito, el potencial y la perspectiva pueden crear un valor duradero para ellas mismas, para su equipo y la sociedad en general.
El coronavirus ha confirmado que los objetivos humanos no están aislados de los avances tecnológicos y se pueden integrar. A medida que las organizaciones buscan adaptar sus formas de trabajo para dar respuesta a la crisis, descubren que, en muchas -aunque no en todas- partes del mundo, la tecnología no es el mayor desafío. En los países en que sí lo es, la crisis pone de relieve la brecha digital existente en algunas regiones y zonas rurales.
En los países en que se dispone de tecnología, uno de los mayores obstáculos es la dificultad de elaborar modelos para integrar a los seres humanos con los factores tecnológicos: crear nuevos hábitos y prácticas de gestión para que las personas se adapten, se comporten y trabajen en asociación con las herramientas que tienen a su disposición. Esta crisis presenta una oportunidad para que las empresas puedan combinar los elementos tecnológicos y humanos.
Nueva normalidad laboral: creando oportunidades
El COVID-19 ha desafiado a los líderes empresariales a hacer tres cosas a la vez: organizar la vuelta al trabajo, comprender y aprovechar los avances que han realizado durante la crisis y trazar un nuevo camino a seguir. Centrarse únicamente en la vuelta al trabajo no es una opción viable, ya que no permitirá a las organizaciones capitalizar todo lo que han experimentado y aprendido en los últimos meses. En su lugar, creemos que las organizaciones deben adoptar la perspectiva del columnista del New York Times Thomas Friedman, quien explica que los seres humanos que quieren adaptarse en una era de aceleración deben desarrollar una "estabilidad dinámica". En lugar de tratar de detener una inevitable tormenta de cambio, Friedman alienta a los líderes a "construir un ojo que se mueva con la tormenta, que extraiga energía de ella, pero que cree una plataforma de estabilidad dinámica dentro de las adversidades".
Las organizaciones líderes tendrán la oportunidad de volver al trabajo diseñando nuevas formas, empleando lecciones y prácticas que han construido durante su acelerada respuesta a la crisis. A continuación, ofrecemos una visión sobre cómo iniciar ese proceso aprovechando las tendencias del capital humano de este año, un conjunto de reflexiones, recomendaciones y marcos que consideramos más críticos que nunca a medida que las empresas se dirigen hacia la recuperación de la crisis del COVID-19. No se trata en absoluto de una lista exhaustiva, sino más bien de un punto de partida: una oportunidad para reflexionar conscientemente sobre lo sucedido en las últimas semanas y meses.
Contribución de la mano de un propósito
El COVID-19 nos recordó que las personas se motivan al máximo cuando pueden conectar su contribución al trabajo con un propósito y una misión. Consideremos, por ejemplo, cómo los trabajadores de algunas empresas de productos de consumo han encontrado significado e inspiración en sus trabajos a medida que sus empresas aumentaban la producción de desinfectantes y geles hidroalcohólicos.
Nuevas posibilidades: a medida que se produce el regreso al trabajo, las organizaciones deben aprovechar esta oportunidad para asegurarse que están creando conexiones claras entre los trabajos individuales, los objetivos del equipo y la misión de la empresa. Con la finalidad de fortalecer el sentido de pertenencia y desempeño organizacional; poniendo en valor la contribución de los empleados con su impacto en la organización y la sociedad.
El bienestar
El COVID-19 ha colocado el bienestar en el centro de las compañías, ya que la seguridad física, mental y financiera se ha vuelto primordial. La pandemia ha puesto más horas en la jornada laboral, creando agotamiento seguido del estrés que muchos trabajadores enfrentan al equilibrar las tareas profesionales y personales. Los compromisos y actividades personales (como ser padres) ya no pueden ser separados del trabajo. Muchos empleados están experimentando un agotamiento exacerbado por el COVID-19, que hace que el bienestar sea una prioridad máxima en la vuelta al trabajo de cualquier organización.
Nuevas posibilidades: ahora es el momento de rediseñar el trabajo, reenfocando la manera de conseguir resultados. Esto abrirá la posibilidad de que los trabajadores vivan y se desempeñen de la mejor manera posible.
Comprender mejor a los trabajadores en momentos de crisis
El COVID-19 ha demostrado que generalizar por edad solamente puede llevar a conclusiones incorrectas. Aunque inicialmente se pensó que era un virus que sólo afectaba a los ancianos, la gente ha visto cómo puede afectar a cualquiera. A medida que la pandemia ha ido avanzando, se han perfeccionado las investigaciones basándose en los atributos de la población que se extienden más allá de la edad, ya sea por la geografía, la situación de vida o las condiciones de salud previas, ampliando así rápidamente la comprensión del virus a niveles que antes no se comprendían.
Nuevas posibilidades: si las empresas pueden comprender mejor a sus trabajadores, podrán desarrollar con mayor eficacia programas y políticas específicas que pongan en valor lo mejor de los empleados y les proporcionen la protección sanitaria que necesitan para realizar su trabajo de forma segura.
Integración de la tecnología con el capital humano
El COVID-19 ha demostrado a las personas que la tecnología complementa el trabajo y no reemplaza a los humanos; son más poderosos juntos de lo que cualquiera de ellos puede ser por sí solo. Hay que considerar cómo la telemedicina, la educación e incluso la distribución de alimentos se han basado en la integración de tareas entre humanos y máquinas durante la crisis.
Nuevas posibilidades: las empresas tienen que ir más allá de la integración de los equipos humanos y tecnológicos. Deben evolucionar su pensamiento sobre la tecnología, pasando de un punto de vista de sustitución (sustituir a los seres humanos por la tecnología) a la utilización de esta como una estrategia de aumento o colaboración. Este último punto de vista puede permitir a las organizaciones no sólo racionalizar los costes, sino también crear valor y, en última instancia, dar sentido al Talento en su conjunto.