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La diferenciación duradera
Las empresas quieren ofrecer un valor diferencial porque este es una palanca sólida de fidelización de clientes actuales y de atracción de nuevos, y , por tanto, de obtención de crecimientos y rentabilidades sólidas y sostenidas. No obstante, conseguir una ventaja diferencial mantenida en el tiempo es cada vez más difícil.
Sí que hubo un tiempo en que tener un producto o servicio superior podía suponer disfrutar de una ventaja competitva a veces durante décadas. Un ejemplo. Eastman Kodak dominó durante la mayor parte del siglo XX el mercado de películas fotográficas. Su tecnología y producto superiores a los de la competencia le permitió disfrutar de un margen bruto que rozaba el 70% durante más de medio siglo. Hoy en día lograr esta ventaja en base de producto o servicio es casi impensable.
El progreso tecnológico hace que los competidores pueden imitar los productos o servicios en cada vez menos tiempo, erosionando la ventaja basada puramente en las prestaciones del producto o servicio. La aparición de plataformas tecnologicas que se convierten en estándar en el ámbito de la comunicación, redes sociales, CRM, e-commerce también empujan hacia una convergencia de procesos y soluciones erosionando la diferenciación.
Al mismo tiempo, los consumidores buscan una atención (casi) en tiempo real (gratificación instantánea) y piden y esperan trato, productos y servicios cada vez más personalizados. Esta tendencia de la demanda es la que ofrece una vía de construir ventaja competitiva en base de la generación y el aprovechamiento de un conocimiento del usuario a nivel individual.
Se trata de generar e integrar este conocimiento en la construcción de toda la experiencia/interacción del usuario con la marca. Así, las empresas pueden construir ventajas competitivas anclándolas en la personalización y en el delivery o la experiencia del usuario, contando con una base mínima de diferenciación en el core del producto o el servicio y su llegada al usuario.
Visto de otra manera, las empresas se convierten en “maestros constructores” que tienen que construir piezas únicas, y por tanto diferenciadas, usando “ladrillos” relativamente estándares. Por lo tanto, la clave es construir capacidades y procesos que permitan conocer las preferencias, actitudes y comportamientos de los usuarios actuales y potenciales. De tal manera que este conocimiento se use tanto para personalizar el producto o servicio como toda la experiencia con la marca.
Artículo de opinión de Petar Balachev, senior manager de Deloitte Digital, publicado en el Diari de Tarragona el 16 de febrero de 2010