Ciudades inteligentes

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Ciudades inteligentes: Las fuerzas del cambio

La generación de la evolución urbana está aquí

Las Smart Cities del mañana van más allá de infraestructuras y de objetos conectados, involucrando al gobierno, ciudadanos, visitantes y a empresas conectadas a un ecosistema inteligente.

El objetivo principal de las Smart Cities es mejorar los servicios en la ciudad y mejorar la calidad de vida. Esta evolución, Smart City 2.0, genera toma de decisiones en una ciudad basada en las 3Ds: datos digital y diseño de la información.

Aunque las metas de una ciudad por avanzar sigan siendo las mismas: crear entornos habitables donde las personas y las empresas puedan prosperar, las formas de lograrlas están evolucionando. Cada vez más, las ciudades están poniendo los datos en manos de los usuarios para impulsar una mejor toma de decisiones. Aprovechan la inteligencia colectiva de sus electores para crear soluciones entorno a algunos de los problemas urbanos más difíciles. 

Estos cambios democratizan el desarrollo de las ciudades y ponen fin a los roles tradicionales del gobierno, empresas y de los residentes. Con la evolución de los gobiernos para convertirse en facilitadores de soluciones, los negocios se vuelven más participativos generando ciudades más conectadas y donde colaborarán más.

¿Cuál es nuestra visión de las ciudades inteligentes?

Recientemente, muchas ciudades han mejorado su infraestructura, utilizando tecnología de detección y análisis de datos para gestionar mejor los activos urbanos como el transporte público, los sistemas de aguas residuales y las carreteras. Esta visión de "infraestructura conectada" comprende lo que se conoce como activos físicos Smart City 1.0, conectados en red mediante tecnología de sensores que generan flujos de datos valiosos a partir de parquímetros, farolas e incluso cubos de basura "inteligentes".

Para las ciudades que aún no han entrado en la tendencia de SmartCity, deberían considerar que es una visión potente para su desarrollo. Los sensores conectados que recogen datos pueden ayudar a las ciudades a optimizar el rendimiento de su infraestructura física, y son una parte clave de lo que se necesita para construir una ciudad inteligente.

En última instancia, las ciudades inteligentes del mañana involucrarán no sólo al gobierno, sino también a los ciudadanos, visitantes y empresas en un ecosistema inteligente, construido sobre una infraestructura física basada en sensores.

El enfoque de cualquier ciudad inteligente debe ser su gente, proporcionando beneficios tales como:

  • Una mejor calidad de vida para los residentes y visitantes
  • Competitividad económica para atraer a la industria y al talento
  • Un enfoque consciente de la sostenibilidad ambiental

Estos tres objetivos -calidad de vida, competitividad económica y sostenibilidad- pueden servir de base para una iniciativa de ciudad inteligente. El marco de ciudades inteligentes de Deloitte (figura 1) ofrece un lente a través del cual la tecnología puede sembrar el cambio en seis dominios urbanos: economía, movilidad, seguridad, educación, estilo de vida y medio ambiente. 

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El proyecto SmartSantander en Santander, España, proporciona una visión temprana de cómo los datos y los ciudadanos pueden transformar una ciudad en un entorno más sostenible desde un punto de vista de medioambiente, económico y sensible que proporciona una mejor calidad de vida a sus ciudadanos. 

Los funcionarios de la ciudad pueden analizar los datos en tiempo real para ajustar el uso de energía, el número de recolecciones de basura que se necesitan en una semana determinada, e incluso cuánta agua se debe rociar en los céspedes de los parques de la ciudad. Lo más importante es que los ciudadanos también pueden acceder a esos datos a través de la aplicación Pace of City (PoC) y utilizarlos para sus necesidades diarias. 

¿Por qué son importantes las ciudades inteligentes?

Los centros urbanos han sido durante mucho tiempo motores del crecimiento económico y de oportunidades. Un análisis del Banco Mundial de 750 ciudades de todo el mundo reveló que entre 2005 y 2012, el crecimiento económico en el 72% de las ciudades superó a sus respectivas economías nacionales. Para 2025, se espera que las 600 principales ciudades del mundo representen el 60% del PIB mundial. 

La rápida urbanización ejerce una enorme presión sobre los centros de población y plantea a las ciudades el reto de proporcionar sostenibilidad ambiental y garantizar la seguridad física y protección de los ciudadanos. Los avances económicos representan poco progreso real si degradan el aire, el agua y el suelo. Además, la amenaza del aumento de las tasas de delincuencia, la pobreza y los disturbios cívicos hacen que las ciudades sean frágiles. Para evitar estos desafíos en la medida de lo posible, la mayoría de las ciudades prósperas buscan un crecimiento sostenible, pero también resistente. La tecnología Smart City representa parte de la solución.

¿Cuáles son los impactos de las ciudades inteligentes?

Implicaciones para el gobierno

En el camino para convertirse en ciudades más inteligentes, los gobiernos municipales pueden ayudar a crear plataformas, atraer nuevas inversiones, abrir los servicios a la elección y gestionar campañas y concursos generados por sus ciudadanos. Esto requiere que reúnan un ecosistema de socios entre el gobierno, empresas establecidas, nuevas compañías y el sector académico.

Construir una estructura de gobierno

Debido a que unen un ecosistema diverso de partes interesadas, las ciudades inteligentes requieren una gobernanza claramente definida. Líderes de la ciudad, gobiernos regionales, distritos de transporte, socios corporativos y sin fines de lucro, dependiendo del modelo de financiamiento, agencias estatales y federales pueden participar en el establecimiento y ejecución de una visión inteligente de la ciudad. Las partes interesadas deben ser capaces de articular sus responsabilidades y asegurar que la información apropiada fluya a los responsables de la toma de decisiones correctas. También es fundamental establecer la rendición de cuentas por adelantado y crear mecanismos para impulsar la adopción de decisiones oportunas.

Muchos proyectos innovadores tienen dificultades para despegar debido a la falta de financiación. Como un enfoque, las ciudades pueden hacer un balance de sus activos e identificar los recursos que pueden monetizarse. Por ejemplo, a través de su programa LinkNYC, la ciudad de Nueva York está reemplazando sus cabinas telefónicas por más de 7.500 quioscos digitales que ofrecen a los ciudadanos Wi-Fi de alta velocidad gratis. Los ingresos por publicidad de estos quioscos se utilizan para cubrir los costes de instalación, mantenimiento del equipo y publicidad digital.

Los ciudadanos como sensores

Sin embargo, la co-creación no se limita sólo al ámbito de las políticas. Con la creciente ubicuidad de los dispositivos portátiles y conectados, los ciudadanos pueden co-crear datos por sí mismos. Por ejemplo, la aplicación FixCascais en Cascais, Portugal, permite a los ciudadanos fotografiar y reportar incidentes y problemas a los servicios municipales. Los datos recopilados a través de este tipo de programas no sólo pueden informar la toma de decisiones en las ciudades, sino que permiten una mejor personalización y experiencias para los ciudadanos.