Big Tech

Perspectivas

Las Big Tech el panorama de la banca tradicional

¿Te imaginas contar con una tarjeta de crédito de Facebook o convertirte, de pronto, en un cliente del banco de Amazon?

Sí, ambos son escenarios factibles, pero aún indefinidos en cuestión de tiempo. No obstante, son proyecciones que dejan al descubierto una cuestión: la incursión de las Big Tech en el sector financiero.

En entrevista con Gustavo Méndez, Socio Líder de la Industria de Servicios Financieros en Deloitte México.

Ciudad de México, 21 de febrero de 2019.

En los últimos años, empresas como Google, Facebook, Apple y Amazon han comenzado a irrumpir en esta industria, sobre todo en Europa, pero no en un nivel de competencia, sino como una herramienta de apoyo para los bancos tradicionales.

Pero, ¿cómo podrían apoyar estas grandes tecnológicas a las instituciones de servicios financieros? Principalmente, con la migración de toda su información a la nube, un proceso que, si bien puede representar un gran desafío para la banca, sobre todo en cuestiones de logística y seguridad, contempla también ciertas ventajas que son importantes destacar.

La más relevante de ellas es que, en el manejo de datos y utilización de la nube, las llamadas Big Tech son las expertas. En ese sentido, los bancos tradicionales podrían aprovechar esta fuente de servicios y tercerizar esta actividad en la que no son especialistas y las empresas tecnológicas sí.

Esto les permitiría optimizar sus costos de operación, pues ya no sería necesario contar con un lugar físico para el resguardo de los datos que manejan, ni trabajar en el diseño de la infraestructura para la protección de esa información, una responsabilidad que recaería, directamente, en las compañías tecnológicas.

Por otro lado, tener la información en la nube representaría un medio más accesible, rápido y seguro de manejo de datos que, sin duda alguna, mejoraría la capacidad de servicios de las diferentes instituciones bancarias.

Actualmente, en México, la migración de datos a la nube, por parte de los bancos, está en una etapa inicial: hoy, son pocos los bancos que ya están trabajando en realizar este proceso y algunos otros, incluso, presentan cierta reticencia a hacer la conversión.

Sin embargo, desde nuestra perspectiva, consideramos que es una transformación que no debe postergarse, pues mientras más pronto se ejecute, mayor será la ventaja que las instituciones bancarias tengan sobre sus competidores, tanto en el costo como en la rapidez de su servicio.

Por otro lado, respecto al debate que ha surgido sobre si las Big Tech podrían convertirse, tarde o temprano, en una competencia directo de la banca, la respuesta aún no es clara y dependerá, en gran medida, del rumbo que definan estas grandes tecnológicas sobre si continúan desempeñándose como proveedores de servicios especializados o deciden incursionar en el sector.

Las grandes compañías tecnológicas como Google, Amazon y Facebook comienzan a incursionar en al sector financiero. Por ahora, lo hacen como proveedoras de servicios, pero en el futuro, ¿podrían convertirse en una competencia directa para las instituciones de la industria?

La tecnología marca el camino hacia una nueva banca

El almacenamiento de datos en la nube es solo el primer paso que las instituciones financieras han comenzado a dar para transformar su negocio y adaptarlo a las nuevas realidades, pero existen muchas otras tecnologías que tienen el potencial para mejorar el servicio y el desarrollo de este sector.

Una de ellas es la analítica predictiva o machine learning, una técnica de análisis avanzado que predice las actividades futuras y que, para ello, toma como base una serie de datos. En la industria financiera, este tipo de tecnologías puede ayudar a los bancos a anticiparse al comportamiento de sus clientes y conocer, por ejemplo, cuándo es el mejor momento para ofrecer un nuevo producto o incluso para solicitar el pago de algún crédito o préstamo.

En ese aspecto, otro de los avances tecnológicos que se ha registrado en el sector financiero es el open banking, un proceso que nace por regulación en Europa y que, básicamente, lo que propone es que las personas son dueñas de sus datos, y que, por lo tanto, si quieren compartir su información de un cierto banco a otro, son libres de hacerlo.

Esta situación podría también funcionar como un medio que impulse la competencia entre las instituciones bancarias, las cuales, ante la apertura de información, tendrán que mejorar significativamente su oferta de servicios para mantener la lealtad y confianza de sus clientes.

El reto, en ese sentido, para la banca tradicional, es aprovechar todos estos facilitadores que le brinda la tecnología y utilizarla de la mejor forma, de tal manera que sus procesos se hagan más eficientes y esto se vea reflejado tanto en sus rendimientos como en sus utilidades.

En la industria financiera, este tipo de tecnologías puede ayudar a los bancos a anticiparse al comportamiento de sus clientes.

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