Digitalización de créditos

Perspectivas

El futuro del crédito en México está en la digitalización

El crédito es, aún, un tema pendiente para México. A pesar de que incrementar el alcance de este modelo de financiamiento fue uno de los objetivos principales de la Reforma Financiera de 2014, en la actualidad, y de acuerdo con los datos publicados por la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2018, solo 31% de la población cuenta con un crédito formal.

Esta baja penetración crediticia ha impactado directamente en el nivel de competitividad del país. De acuerdo con el Reporte Global de Competitividad 2018, del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), México registra malas evaluaciones en tres aspectos fundamentales de su sistema financiero.

En entrevista con Gustavo Méndez, Socio Líder de la Industria de Servicios Financieros en Deloitte México.

Ciudad de México, 23 de enero de 2019.

En materia de financiamiento a Pymes, nuestro país se ubicó en el lugar 94 de 140 economías analizadas; en crédito interno al sector privado, ocupó la posición 97; y, finalmente, en lo referente a brecha crediticia, bajó hasta el sitio 102 del ranking.

Pero, ¿qué factores han provocado este bajo nivel de crédito? Desde nuestra perspectiva, esta situación obedece, principalmente, a un inhibidor fundamental: la informalidad, una condición preocupante y bajo la que labora 55.3% de la población, según la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)1.

La informalidad provoca que las instituciones financieras tomen mayores precauciones al momento de otorgar un crédito, pues al no tener certeza sobre los ingresos, capacidad de pago y ahorro de los solicitantes, el nivel de riesgo que observan se incrementa y, por ende, tienden a declinar las solicitudes de las personas que trabajan bajo este esquema.

Ante el bajo o nulo apetito de riesgo de la banca, este segmento de la población ha recurrido a otras figuras como intermediarios financieros, que prestan el servicio, pero a un costo mucho mayor, o incluso a agiotistas, cuyos intereses excesivos afectan directamente sus finanzas.

Tomando en consideración este panorama, ¿qué puede hacerse para revertir esta tendencia e incrementar el alcance del crédito? La respuesta está en la utilización y el apalancamiento de los medios digitales.

Sí, efectivamente, la tecnología y la digitalización pueden ayudar a impulsar de manera significativa el crédito en el país. ¿Cómo? A través del análisis y de la obtención de datos sobre los patrones de ingreso y consumo de las personas.

Mientras más operaciones se realicen a través de plataformas digitales, mayor será el conocimiento que tengan las instituciones financieras respecto al comportamiento y al potencial de pago de la población. En consecuencia, su nivel de confianza será mayor y así también, el porcentaje de créditos que otorguen.

De esta manera, podemos concluir que el futuro de la masificación de los créditos en México está totalmente ligado a la digitalización de los servicios financieros, un tema que, al final de cuentas, forma parte de la inclusión financiera.

1. Tasa de Informalidad Laboral, a octubre de 2018. INEGI.

Conocer los patrones de ingreso y consumo de los usuarios de los servicios financieros, a través de operaciones electrónicas, podría incrementar el nivel de crédito en nuestro país.

Sin crédito, ¿cuál es el riesgo?

El bajo nivel crediticio que actualmente tiene México genera importantes efectos en distintos sectores del país. La falta de dinero y de capital, como señala el Consejo Nacional de Inclusión Financiera, puede ser una de las principales barreras para afrontar emergencias, incrementar el patrimonio, contratar bienes o servicios, realizar inversiones, iniciar un negocio o aumentar uno existente.

Más allá de la competitividad, que analizamos en un principio, a nivel macroeconómico, la falta de crédito conlleva a una desaceleración de la economía. ¿La razón? Que el crédito forma un círculo virtuoso en el que, entre más personas recurran a él, genera un mayor consumo, se incrementan las inversiones e incluso se abre la posibilidad para el surgimiento de nuevas empresas.

En ese sentido, si lo que se busca es modificar el panorama actual crediticio, será elemental que las autoridades financieras continúen trabajando en consolidar las reglas y las condiciones de certidumbre necesarias para que todos los participantes del sector obtengan una mejor dimensión del riesgo y se mejore el acceso al crédito para los consumidores.

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