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Perspectivas
Coberturas petroleras
Una forma de ‘blindar’ las finanzas públicas
Estos mecanismos ayudan a mantener sanos los ingresos del país, ya que amortiguan el impacto generado por los precios variables del petróleo.
En entrevista con Miguel Llovera, Socio de Impuestos de la Industria de Energía y Recursos Naturales en Deloitte México.
Ciudad de México, 27 de enero de 2020.
Entre 2011 y 2013, el petróleo alcanzó sus precios máximos históricos, al venderse hasta en 113 dólares el barril de crudo. Sin embargo, a partir del siguiente año, el precio del combustible comenzó una caída prolongada que tocó fondo en 2016, cuando el precio por barril bajó hasta los 33 dólares, de acuerdo con la plataforma financiera Investing.
Esta situación es un ejemplo de las variaciones (fluctuaciones) que suelen tener los costos del petróleo en el mercado global, y también puede servir para ilustrar por qué resulta conveniente “blindarse” ante estos desajustes, mediante la contratación de coberturas petroleras.
Las coberturas petroleras, como las que contrató la administración federal –con el objetivo de garantizar la venta del petróleo nacional a un precio de 49 dólares por barril, durante todo 2020–, consisten en una serie de operaciones que protegen las finanzas públicas en caso de una caída abrupta del valor del crudo. ¿Qué quiere decir esto?
Veámoslo de la siguiente manera: para contar con unas finanzas públicas sanas, los países requieren de la mayor estabilidad posible en sus ingresos, los cuales pueden ser tributarios (impuestos) y no tributarios (los generados por la venta de bienes y servicios). Las ventas de petróleo forman parte de este último tipo de ingresos, por lo que resulta importante tomar en cuenta sus variaciones y, en la medida de lo posible, estar preparados ante tales cambios.
En ese sentido, la contratación de coberturas petroleras es, precisamente, una manera de protegerse de las variaciones de los precios del petróleo y, al mismo tiempo, garantizar el buen estado de las finanzas públicas.
El plan de cobertura petrolera que México contrató para este año –a un costo de 20 mil millones de pesos (alrededor de mil millones de dólares), con cargo al Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios–, prevé que el precio del barril de crudo no baje de los 49 dólares. Así, si el precio de venta resulta inferior, nuestro país tendría que solicitar la prima de la cobertura, para amortiguar el impacto que ese desajuste causaría en sus ingresos.
Pero, ¿qué pasa si, por el contrario, el precio del barril es mayor a la cifra establecida? Entonces, no sería necesario ejercer la cobertura y Petróleos Mexicanos (Pemex), que comercializa el crudo del Estado, podría incluso vender el combustible a un precio más alto. Este sería, sin duda, el escenario que más convendría a nuestro país.
Las coberturas se pueden contratar por el precio de barril que cada país proyecte y considere necesario para equilibrar sus ingresos. Desde luego que, entre más alto sea el costo previsto del barril, más cara será la contratación de este tipo de “blindaje”.
Desde que comenzó su contratación, en 2001, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, las coberturas petroleras han costado al país un promedio de 1,200 millones de dólares. En 2019, su costo fue de 23,489 millones de pesos, cubriendo un precio de 55 dólares por barril de crudo.
Se pueden contratar las coberturas petroleras por el precio de barril que cada país proyecte y considere necesario para equilibrar sus ingresos.
¿Por qué varía el precio del petróleo?
Los factores que hacen que cambie constantemente el precio del crudo se resumen, básicamente, en el tema de la oferta y la demanda del mismo, aunque, en realidad tienen más que ver con el primero de estos aspectos que con el segundo. Entre mayor oferta exista en el mercado, el precio del combustible tiende a bajar; en cambio, si hay una oferta escasa del mismo, su precio suele ir al alza. En cuanto a la demanda, ésta se mantiene, generalmente, estable.
Si bien es cierto que existen ciclos anuales en los que la demanda de petróleo sube –como en invierno, cuando se necesitan más los energéticos para calentar los hogares e industrias, o en verano, cuando se utiliza más energía eléctrica para combatir las altas temperaturas–, se trata de una fluctuación de la demanda que ya se tiene prevista.
Sin embargo, actualmente, existen factores geopolíticos que mantienen un amplio margen de incertidumbre sobre el precio del petróleo. El más importante de todos es el potencial conflicto bélico entre los Estados Unidos e Irán, ya que las sanciones comerciales que Washington impuso sobre Teherán –sumadas a las que ya tenía sobre Venezuela– mantienen, a diario, alrededor de 2 millones de barriles de petróleo fuera del mercado.
Por otra parte, se debe tener en cuenta que los Estados Unidos, uno de los principales mercados para el petróleo mexicano, a diferencia de lo que ocurría en los años 80 o 90, ha disminuido su dependencia al crudo importado, lo cual ha reconfigurado el mercado mundial.
Aunado a ello, está el hecho de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha buscado, en fechas recientes, estabilizar el precio del crudo, al acortar la oferta del mismo.
Todos estos factores han influido de cierta forma en el ambiente de incertidumbre que se vive no solo dentro de la industria petrolera, sino en la economía mundial. La desaceleración económica que se vive a escala global impacta, en buena medida, a la demanda del petróleo, la electricidad y otros insumos básicos. De continuar esta tendencia, el precio del crudo podría disminuir aún más.
Por eso, ante este contexto, es importante la contratación de coberturas. En Deloitte consideramos que no se trata de un asunto que deba someterse a negociación, sino que, debido a las condiciones actuales de inestabilidad, resulta necesario. Adquirir una cobertura completa, que realmente anticipe las necesidades del presupuesto, es la forma más adecuada de ejercer los recursos.
A pesar de que nuestra economía ya no se puede calificar de petrolizada, todavía tenemos una fuerte dependencia de los ingresos petroleros. Por tal razón, es y seguirá siendo importante contratar coberturas petroleras.
¿Hasta cuándo? Al menos hasta que nuestro país logre diversificar sus fuentes de ingresos. Mientras esto no suceda, y una gran parte de los ingresos sigan apalancados al sector energético, tendremos que optar por una manera prudente de ejercer los recursos y cuidar las finanzas públicas, y las coberturas petroleras son un ejemplo de ello.
Adquirir una cobertura completa, que realmente anticipe las necesidades del presupuesto, es la forma más adecuada de ejercer los recursos.
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