¿Cómo será 2020 para las economías de AL?

Perspectivas

¿Cómo será 2020 para las economías de AL?

Aunque, en general, se espera un mayor crecimiento regional, el bajo dinamismo de la actividad comercial que se vive en todo el mundo, las protestas sociales y la falta de empleo son algunos de los factores que seguirán frenando el desempeño de los países este año.

Ciudad de México, 14 de febrero de 2020.

Después de un año complicado para las economías de América Latina y el Caribe (ALC), 2020 trae nuevas perspectivas para las naciones que integran la región. ¿Cuáles son?

De acuerdo con el estudio Perspectivas Económicas: Las Américas[1], elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el pronóstico de crecimiento para este año en ALC es, en general, más favorable: 1.8% comparado con el 0.2% de 2019.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) también vislumbra mejores condiciones para la región. En su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, proyecta que éstas crecerán a una tasa promedio de 1.3% durante 2020, después de que los pronósticos de cierre de 2019 fueron de 0.1%. 

¿A qué factores podría atribuirse el nuevo y un poco más alentador pronóstico de crecimiento para la región? La CEPAL lo relaciona, principalmente, con los niveles históricamente bajos de inflación y de tasas de interés, así como con las reservas internacionales relativamente elevadas.

Estos fenómenos, explica, favorecen “la capacidad de implementar políticas macroeconómicas para estimular la demanda agregada”, un concepto compuesto por el consumo, la inversión, el gasto público y las exportaciones netas de un país.

Pero reactivar el crecimiento de la región –detalla el organismo– también implica ciertos desafíos, como repotenciar el papel de las políticas fiscales (enfocadas a reducir las desigualdades y garantizar la sostenibilidad de la deuda pública) y monetarias (buscando adaptarse a la volatilidad y a los riesgos financieros), y mejorar las cifras de desempleo[2]. Además, cada país tendrá por separado que afrontar sus propios retos, según sus condiciones macroeconómicas y sociales particulares.

Recientemente, por ejemplo, Chile, Colombia y Bolivia se han visto sacudidos por diferentes protestas sociales, lo cual ha impactado en las inversiones y, por supuesto, en el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB). En el caso específico de Venezuela y Argentina, la enorme inflación que presentan a nivel nacional, así como el decrecimiento de sus economías, son elementos que preocupan e implican un mayor reto que para el resto de los países de la región.

Para México, como señaló la CEPAL –previo a la ratificación del T-MEC por parte del Senado de los Estados Unidos–, el panorama de este año era de incertidumbre y poco crecimiento; sin embargo, el aval del tratado comercial puede cambiar este escenario y brindar una mayor certidumbre a nuevos inversionistas.

No obstante, el organismo explica que, a pesar de haber tenido una significativa reducción de la inflación interanual (al pasar de 4.2% a 2.7%, entre octubre de 2018 y 2019) y la mayor alza del salario mínimo real en ALC (12% en términos reales de 2018 a 2019), nuestro país todavía no podrá encender todos los motores de su economía.

¿Por qué razón? En gran medida, por factores internacionales. Recordemos que el entorno económico mundial ha tenido, en general, un bajo dinamismo (entre enero y septiembre de 2019 el volumen de comercio global cayó 0.4%, en comparación con 2018), un fenómeno que seguirá impactando a todos los países de ALC, incluido México, refieren los datos de la CEPAL.

Desde otro ángulo, se encuentra la guerra arancelaria entre los Estados Unidos y China, por ejemplo, así como otras tensiones comerciales, que “han afectado los niveles de confianza y de inversión de algunas economías, cuyos sectores están fuertemente expuestos al comercio internacional, y esto hace peligrar no solo el crecimiento actual, sino también el de mediano plazo”.

Por su parte, los pronósticos del FMI para México son que –igual que en Brasil– la incertidumbre de las políticas económicas disminuya “en la media en que el gobierno refrende ante los mercados su compromiso con la disciplina fiscal. De todos modos, de acuerdo con las tendencias recientes, también hay riesgos a la baja en la confianza de las empresas y los consumidores, lo que podría poner en peligro la recuperación en 2020”.

En conjunto, las cifras de crecimiento pronosticadas para la región están lejos de ser el panorama ideal para la misma, pues incluso, de seguir al mismo ritmo que el año pasado, se estará cerca de completar “el septienio de menor crecimiento económico de los últimos 40 años”, según datos de la propia CEPAL. Pese a ello, al menos para este año, los escenarios advertidos por los organismos internacionales para las economías de América Latina son, después de todo, un poco más alentadores.

Fuente: Fondo Monetario Internacional.
[1] “Perspectivas Económicas: Las Américas”, FMI, octubre 2019.

[2] Según la CEPAL, la desaceleración económica en 2019 se produjo en 18 de las 20 economías de América Latina (con excepción de Colombia y Guatemala), debido a un bajo desempeño de la demanda interna en toda la región, así como a un aumento de 0.2% en la tasa promedio de desocupación, lo que representa 1 millón de personas que se sumaron a las listas del desempleo.

¿A qué causas podría atribuirse el nuevo y un poco más alentador pronóstico de
crecimiento para la región?

Perspectivas de crecimiento económico para 2020

(Crecimiento del PIB real de las principales economías en la región)

  1. Panamá: 5.5%
  2. Rep. Dominicana: 5.2%
  3. Bolivia: 3.8%
  4. Colombia: 3.6%
  5. Perú: 3.6%
  6. Chile: 3%
  7. Uruguay: 2.3%
  8. Brasil: 2%
  9. México: 1.3%
  10. Ecuador: 0.5%
  11. Argentina: -1.3%
  12. Venezuela: -10%

Fuente: Fondo Monetario Internacional.

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