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Perspectivas
Ecosistema 'fintech' en México
El paso hacia la madurez
En el último año, esta industria ha mostrado importantes señales de crecimiento en nuestro país, por lo que, las nuevas empresas que deseen incorporarse al mercado tendrán que estar dispuestas a asumir mayores costos, a fin de obtener la autorización de sus operaciones, así como la confianza de los usuarios.
En entrevista con Carlos Orta, Socio Líder de Riesgo Regulatorio en Deloitte México.
Ciudad de México a 24 de marzo de 2022.
Desde hace ya algunos años, dentro de los países de América Latina, México ha destacado como un territorio atractivo para el desarrollo de empresas que ofrecen productos y servicios financieros por medio de herramientas tecnológicas (fintech).
Dos razones importantes de ello son que, en nuestro país, el dinero en efectivo sigue siendo el principal mecanismo para hacer transacciones; y que existen bajos índices de inclusión financiera, lo cual significa que hay un área de oportunidad relevante para estos nuevos competidores.
Pero eso no es todo. A nivel nacional, existen muchos otros elementos que han impulsado a este sector, entre los que destacamos cuatro: 1) la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, conocida como Ley Fintech, que autoriza, entre otras cosas, sus operaciones; 2) la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), que puede apoyar a los clientes en casos de controversia; 3) fondos de capital que cada vez invierten más en fintech (aunque, debido a las condiciones de inflación en México y en los Estados Unidos, los financiamientos podrían ser más costosos); y 4) una gran teledensidad (alcance de un servicio en relación al número de habitantes1, con 88.2 millones de mexicanos que utilizan teléfono celular y, de ellos, más de 90% cuenta con un equipo inteligente para realizar operaciones financieras2.
Estos aspectos sin duda influyeron para que, durante el último año, y de acuerdo con el informe Radar Fintech e Incumbentes 2021, las instituciones de tecnología financiera en nuestro país hayan registrado un crecimiento de 16%, alcanzando la cifra de 512 compañías en operación3.
Teniendo en cuenta todos estos elementos, ¿cuál es el panorama que le espera a los jugadores del sector en los próximos meses? ¿seguiremos viendo un crecimiento o cuáles serán los desafíos a los que las fintech tendrán que hacer frente? Para conocer la respuesta a estas y a otras interrogantes, conversamos con Carlos Orta, Socio Líder de Riesgo Regulatorio en Deloitte México.
[1] Instituto Federal de Telecomunicaciones, Manual de definiciones de los indicadores estadísticos de telecomunicaciones, abril de 2018.
[2] Secretaría de Comunicaciones y Transportes, “En México hay 84.1 millones de usuarios de internet y 88.2 millones de usuarios de teléfonos celulares: ENDUTIH 2020”, 22 de junio de 2021.
[3] Finnovista, BID, Alianza del Pacífico, Radar Fintech e Incumbentes 2021, diciembre de 2021.
México ha destacado como un territorio atractivo para el desarrollo de fintechs.
En tu opinión, ¿cómo dirías que fue 2021 para el sector fintech en México? ¿Cuáles consideras que son los resultados positivos y los principales obstáculos que han enfrentado estas instituciones?
Los últimos años, incluido 2021, han sido muy buenos en cuanto al avance digital de productos y servicios financieros en general, porque cada vez son más las instituciones financieras tradicionales (como bancos, aseguradoras, casas de bolsa, entre otras) que, a nivel global, están reguladas y han decidido invertir en tecnologías o hacer alianzas con las fintech para poner al cliente en el centro de sus estrategias y brindarle mejores productos a través de su transformación digital.
En el caso concreto de nuestro país, la pandemia aceleró muchos de estos procesos, los cuales permitieron a todo el sector financiero mexicano (no solo a las fintech) ofrecer productos a través de medios digitales, desde pagos hasta créditos y aperturas de cuenta.
Pero, un aspecto que impulsó específicamente el crecimiento fintech en México es que estas entidades han tenido la oportunidad de captar recursos de fondos de inversión, tanto de capital privado como de venture capital (o capital de riesgo, con el que se suele impulsar a startups que aún no han obtenido ganancias) mexicanos y del exterior. A ello se suma que, el año pasado, se logró una notoria expansión de las fintech multinacionales en la región; es decir, en nuestro país pudimos ver más empresas de este tipo, provenientes de Brasil, Argentina, Colombia y de otros países, y, al mismo tiempo, las empresas mexicanas también comenzaron operaciones en otras jurisdicciones.
Sin embargo, a pesar de todos estos aspectos, que sin duda resultan positivos, aún hay retos importantes por superar: por ejemplo, algunas entidades no han terminado su proceso de autorización para operar en nuestro país, o bien, ya fueron autorizadas, pero todavía no consiguen iniciar sus operaciones.
Desde tu perspectiva, ¿qué estrategias podrían seguir para acelerar su incursión al sector financiero?
Con respecto a la obtención de su autorización, será recomendable que estas instituciones presenten una documentación (o filing) muy completa, a partir de las guías emitidas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
No obstante, en caso de que no cuenten con la experiencia interna necesaria para el desarrollo de manuales, soluciones de ciberseguridad, control de lavado de dinero, administración de riesgos u otros aspectos legales, también es aconsejable que se apoyen en algún tercero, en un equipo de especialistas, para llevar a cabo una buena presentación del filing y obtener, de forma ágil, la aprobación del regulador.
A la par, será necesario que estas entidades trabajen constantemente en el desarrollo y en la correcta implementación de la tecnología y de las herramientas que soportan sus operaciones. El objetivo de esto es que cada uno de los procesos y sistemas que se describen en los manuales entregados a la CNBV estén listos para ejecutarse, y que las fintech no presenten inconvenientes cuando esta comisión realice su visita para autorizar el inicio de operaciones.
En resumen, las fintech tendrán que dar la misma importancia a estas dos etapas del proceso: a su autorización y al inicio de operaciones; es decir, trabajarlas a la par, a fin de incursionar lo más pronto posible al mercado.
Existen algunas opiniones que señalan que la regulación podría estar frenando el desarrollo de este sector, ¿cuál es tu punto de vista al respecto y qué podría hacerse para seguir impulsando su crecimiento?
La Ley Fintech y la regulación secundaria, lejos de haber retrasado el desarrollo de este ecosistema en México, lo ha impulsado y se demuestra por el crecimiento de esta clase de entidades, desde 2018 hasta la fecha. Sin embargo, existen temas específicos sobre los que se podría trabajar para detonar, aún más, la oferta de servicios financieros digitales.
Uno de ellos es el open banking, un servicio cuya regulación aún puede robustecerse. Por ahora, su uso se ha normado únicamente para cajeros automáticos, por parte de la CNBV; y en Cámaras de Compensación y Sociedades de Información Crediticia, por parte del Banco de México, siendo poco frecuente en ambos casos.
Otro tema es el del banking as a service, que en nuestro país no ha sido implementado y que, en otros territorios, ha contribuido a la inclusión financiera de sus habitantes, lo cual representa una oportunidad que pudiera aprovecharse para incentivar el desarrollo de varios modelos de negocio.
Por otra parte, comparado con la región, México aún está rezagado en cuanto al uso de activos virtuales: mientras que otros países reconocen dichos activos como monedas de curso legal, o bien, tienen una regulación que permite su uso bajo ciertas condiciones, existen algunos otros que, aunque permiten su circulación, no cuentan con normatividad al respecto, e, incluso, hay otros más, como nuestro país, que los prohíben dentro del sistema financiero. En consecuencia, las operaciones en activos virtuales que se hacían en México han tenido que migrar a otras naciones.
A pesar de todo esto, existe la posibilidad de que, al publicarse la próxima regulación relativa a la información transaccional de los clientes y a la información agregada de las entidades financieras, se impulse, de manera importante, el desarrollo de nuevos productos financieros y, por lo tanto, se abra paso a una mayor competencia entre los jugadores de la industria, acelerando la consolidación del ecosistema.
Evidentemente, ser una entidad fintech regulada implica un costo significativo, pues se debe cumplir con una normatividad, reportar la información financiera, entre otros aspectos; sin embargo, obtener esta autorización desencadena importantes beneficios, porque al contar las empresas con un aval oficial de su prestación de servicios financieros, lo que se genera, a final de cuentas, es una mayor confianza en los usuarios.
¿Qué panorama podría esperarles, en 2022, a las fintech mexicanas?
En 2022, las organizaciones que actualmente se encuentran en operación seguramente terminarán de madurar y de ajustar sus diferentes planes financieros autorizados por la CNBV. En consecuencia, durante los próximos meses, estaremos presenciando un proceso importante de consolidación de las fintech que en este momento existen.
Además, es muy probable que algunas empresas opten por fusionarse con otras –acorde con su plan de negocio– a fin de posicionarse mejor en el mercado y de contar con mayores clientes e ingresos para hacer frente a los costos de fondeo, de financiamiento y regulatorios.
A la par, se incrementará la competencia entre las fintech y las entidades financieras tradicionales, las cuales se han percatado de la importancia de impulsar su desarrollo tecnológico y digital. Esto podría traducirse en mejores productos, tasas y créditos para los usuarios.
Sin embargo, también será necesaria una mayor interacción y cooperación entre ambos tipos de instituciones financieras, a fin de desarrollar la tecnología indispensable para la prestación de nuevos y mejores servicios –como herramientas de originación de crédito y de valuación de proyectos; de diseño de scores (puntajes) crediticios; o, de obtención de datos de los usuarios, para ofrecer productos a la medida–.
Por otra parte, no hay que perder de vista que, debido a toda la información de usuarios con la que cuentan las empresas de tecnología más grandes e importantes del mundo (mejor conocidas como big tech), éstas podrían, en cualquier momento y sin ser necesariamente entidades reguladas, formar alianzas con los jugadores tradicionales del mercado, con el propósito de ofrecer productos financieros de pagos, tarjetas o créditos, más a la medida de los clientes.
En conclusión, este año traerá cambios interesantes que, sin duda, impulsarán el crecimiento del ecosistema fintech en México. Todo ello se traducirá en una mayor competencia, pero también en mejores productos y servicios financieros para todos los consumidores, sobre todo, para aquellos que, actualmente, no forman parte de dicho ecosistema y que representan una gran oportunidad de mercado.
Crecerá la competencia entre las fintech y las entidades financieras tradicionales, las cuales se han percatado de la importancia de impulsar su desarrollo tecnológico y digital.
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