Fuerza de trabajo, la ‘pieza floja’ en EE. UU. que beneficia a la manufactura mexicana

Perspectivas

Fuerza de trabajo, la ‘pieza floja’ en EE. UU. que beneficia a la manufactura mexicana

Uno de los principales desafíos para las empresas estadounidenses es la falta de mano de obra, situación que contrasta con la disponibilidad que existe de ese recurso en México. ¿Cuáles son los retos y oportunidades que surgen para la manufactura de nuestro país, en un contexto actual como el del 'nearshoring'?

Entrevista con Manuel Nieblas, Socio Líder de la industria Manufacturera en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, a 21 de mayo de 2024.

A mediados de 2023, la Asociación de la Industria de Semiconductores (Semiconductor Industry Association) de los Estados Unidos, dio a conocer una buena noticia para su sector: hacia 2030, se tiene proyectado un crecimiento que se reflejará en la creación de cerca de 115 mil empleos, debido a la ascendente demanda de chips. Esa noticia, sin embargo, estaba acompañada de otra previsión que no resulta tan alentadora: para ese entonces, se estima que habrá un déficit de 67,000 empleos en dicho sector[1].

Ese escenario es muy similar a lo que ocurre, de manera general, en la industria de la manufactura de ese país, derivando en un enorme reto que, desde hace varios años, ya parecía advertirse: la escasez de mano de obra especializada.

La U.S. Chamber of Commerce señala que, a pesar de que existen muchos trabajos en la Unión Americana, no hay suficientes trabajadores para ocuparlos. Ni siquiera bastaría que todas las personas desempleadas en este momento, en ese país, ocuparan todas las ofertas que hay, pues seguirían vacantes alrededor de 2.4 millones de plazas[2]

Si hablamos más concretamente de la industria de la manufactura, un estudio recientemente publicado por Deloitte y el Manufacturing Institute de los Estados Unidos[3], señala que, a pesar de que se podrían crear 3.8 millones de trabajos dentro del sector manufacturero, entre 2024 y 2033, es muy probable que 1.9 millones de dichos puestos permanezcan desocupados.

Debido a esta situación, diversas organizaciones del sector están empezado a replantear su sostenibilidad a futuro. Con el objetivo de asegurarla, incluso, deciden voltear hacia otros lugares para reinstalar sus procesos productivos, esperando que en ellos exista una mayor disponibilidad de talento, así como otras condiciones que faciliten el crecimiento de sus operaciones.

México es uno de los países que se están beneficiando más de este panorama. ¿Por qué? ¿Cuáles son los factores que lo vuelven más atractivo para la instalación de procesos productivos?, y ¿cuáles son los retos que enfrenta como parte de esta oportunidad?

Nearshoring, la nueva ventana de México hacia EE. UU.

El nearshoring, ese fenómeno relativamente reciente que se caracteriza por acercar los procesos productivos a los mercados meta, ha favorecido ampliamente a México, pues muchas empresas, de diferentes países, han buscado la manera de reinstalar sus operaciones, en territorio nacional, para estar más cerca del que, hasta hoy, sigue siendo el principal mercado de consumo del mundo: los Estados Unidos.

Al cierre de 2023, como un efecto de este fenómeno, en nuestro país se contabilizó una Inversión Extranjera Directa (IED) de 36 mil 58 millones de dólares (mdd), la cual superó en 27% a la de 2022, cuando se reportaron 28 mil 416 mdd, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía. De ese total de IED registrado en 2023, 50% se concentró en el sector manufacturero, y de ese 50%, las principales inversiones se destinaron a las industrias de Equipo de Transporte (41%), Industrias de bebidas y tabaco (14%), Metales (13%) y Equipo de Cómputo (9%)[4].

Como hemos dicho, la cercanía de México con los Estados Unidos ha sido un factor determinante para posicionar a nuestro país como punto estratégico de las cadenas de suministro, en el contexto del nearshoring; sin embargo, existen otros temas que también lo han propiciado. Entre ellos están: la participación que tiene el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual facilita el intercambio de mercancías en la región de Norteamérica; y la cantidad y precio de la mano de obra mexicana, pues resulta mucho más barata que la del vecino del norte. 

Los sectores manufactureros más propensos al nearshoring, es decir, a ser relocalizados, según el Banco de México, son los de industrias ligadas a los metales (como la del hierro, acero o aluminio); la textil (hilado de fibras textiles y fabricación de hilos, por ejemplo) y las relacionadas con la construcción (fabricación de cemento y productos de concreto, entre otras)[5].

Eso se ve reflejado en el Monitor de Inversiones de Nearshoring que hace la Unidad de Inteligencia Financiera de Deloitte, Econosignal, el cual indica que la mayoría de los proyectos que están llegando a nuestro país exclusivamente como parte del nearshoring han concentrado sus inversiones en los siguientes sectores: Automotriz (24%), Informática (13%), Electrónicos (13%) y Autopartes (12%)[6].

Ahora bien, entre las desventajas que se pueden encontrar en México, en comparación con los Estados Unidos o con Canadá, destacan: 1) la inseguridad que se vive en zonas de corredores industriales, con índices delictivos que pueden comprometer la integridad de los empleados; 2) la calidad de la mano de obra, pues, aunque contemos con mucha, no necesariamente es la más capacitada (muchas empresas tienen que invertir en capacitaciones internas, para contar con mano de obra calificada que sustituya a las cadenas de suministro originales); y, 3) la falta de inversión en infraestructura.

Esto significa que nuestro país tiene que trabajar en estos y otros aspectos, si lo que quiere es atraer mayor número de empresas e inversiones. De lo contrario, no podremos capitalizar las grandes oportunidades que el nearshoring podría traer para México. 

¿Dónde ‘apretar la tuerca’? 

Desde el año pasado, se han empezado a observar los efectos positivos del nearshoring en México. Sin embargo, es muy probable que los mayores resultados se materialicen dentro de dos o tres años, de manera gradual y, principalmente, en el ámbito de la proveeduría.

Actualmente, las empresas mexicanas de manufactura no son las más beneficiadas por el nearshoring, ya que todavía no han logrado adaptarse a los niveles de producción de partes o componentes que exigen las compañías relocalizadas en México. Por esta razón, es muy importante invertir en nuevas tecnologías e innovación, a fin de cumplir con el nivel de exigencia de las empresas que se han establecido en nuestro territorio y de las que están por llegar. 

Es decir, las empresas mexicanas de manufactura se tienen que integrar y posicionar como las nuevas cadenas de suministro a nivel global. De este modo, en vez de que vengan proveedores asiáticos o de otras partes del mundo a satisfacer la demanda de componentes, los nacionales sean quienes cubran esa demanda.

Por ejemplo, hasta ahora, los aceros para la industria automotriz prácticamente no se fabrican en México. La mayoría de los aceros se traen de China, de Japón o de Europa. Esto representa una oportunidad, que ya han comenzado a aprovechar algunos fabricantes. Asimismo, existen muchas ramas dentro de la industria que falta detonar, por lo que vamos a seguir viendo, en el mediano plazo, inversiones en ellas, como las que se requieren para investigación y desarrollo.

Con estos cambios, los proveedores pueden generar relaciones estratégicas y de inversión más diversas con las organizaciones, ofreciendo soluciones a sus necesidades y animándolas a reinstalarse en México.

Esta ruta es, por ahora, la más viable para generar un espacio de sostenibilidad y ventaja competitiva dentro de la coyuntura del nearshoring. Para asegurar el crecimiento y reducir costos, es importante poner el acento en la búsqueda de la calidad, en conjunto con el desarrollo de innovación. Ello ayudará a que la industria nacional destaque tanto como lo promete. 

Al final del día, esto no es más que un engrane de todo el ecosistema de negocios en el que México tendrá que trabajar en los próximos años ―tal como ya lo hacen otros países―, con la finalidad de atraer mayores inversiones a nuestro país y de sacar el mayor provecho a la coyuntura de relocalización y de ‘piezas flojas’ en los Estados Unidos.  

A pesar de que existen muchos trabajos en la Unión Americana, no hay suficientes trabajadores para ocuparlos. 

Las empresas mexicanas de manufactura se tienen que integrar y posicionar como las nuevas cadenas de suministro a nivel global. 

Para asegurar el crecimiento y reducir costos, es importante poner el acento en la búsqueda de la calidad, en conjunto con el desarrollo de innovación. 

[1] Semiconductor Industry Association, “America faces significant shortage of tech workers in semiconductor industry and throughout U.S. Economy”, 25 de julio de 2023, visto 19 de abril de 2024. https://www.semiconductors.org/america-faces-significant-shortage-of-tech-workers-in-semiconductor-industry-and-throughout-u-s-economy/

[2] U.S. Chamber of Commerce, “Understanding America’s Labor Shortage”, 13 de febrero de 2024, visto: 19 de abril de 2024. https://www.uschamber.com/workforce/understanding-americas-labor-shortage

[3] Deloitte y The Manufacturing Institute, “Taking charge: Manufacturers Support growth with active workforce strategies”, abril de 2024, p. 5.

[4] Secretaría de Economía, Comunicado “México registra cifra histórica de Inversión Extranjera Directa, al cierre de 2023, con más de 36 mil millones de dólares”, 14 de febrero de 2024.

[5] Banco de México, “Reporte de Estabilidad Financiera”, diciembre de 2022, visto 25 de abril de 2024.

[6] Econosignal, “Nearshoring en México. Un camino para consolidarse”, noviembre de 2023, pp. 17.

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