Desastres naturales

Perspectivas

El impacto económico de los desastres naturales

Comenzó con Harvey, el huracán de categoría 4 que a finales de agosto impactó las costas de Texas, en los Estados Unidos, y que a su paso dejó un saldo trágico de al menos 50 muertos, miles de damnificados y daños por más de 180 mil millones de dólares.

En México, inició durante los primeros días de septiembre, con Katia, el huracán categoría 1 que azotó las costas de Veracruz, y el sismo de 8.2 grados en la escala de Richter que afectó severamente a Oaxaca, Chiapas y Tabasco.

En entrevista con Miguel Llovera, Socio de Impuestos en Deloitte México.

Ciudad de México, 2 de octubre de 2017.

Unos días después, el 19 de septiembre, un nuevo sismo, esta vez de 7.1 grados en la escala de Richter, sacudió con intensa fuerza la Ciudad de México, Puebla y Morelos, dejando un saldo de más de 300 muertos y daños en decenas de viviendas, estructuras, escuelas y edificios.

Además de las lamentables pérdidas humanas y los daños materiales que estos fenómenos naturales han provocado, su paso ha generado también un efecto en la economía de ambos países.

En los EE.UU., los primeros efectos económicos de Harvey, por ejemplo, se hicieron sentir en agosto, de acuerdo con el Departamento del Trabajo estadounidense. Según Monex Grupo Financiero, en ese mes, los precios aumentaron 0.4% a tasa mensual y la inflación se aceleró a 1.9% anual, índice por arriba de lo estimado.

En el caso de nuestro país, ¿qué podríamos esperar? Los fenómenos naturales, como los huracanes o los sismos que recientemente han acontecido, evidentemente disminuyen, en primera instancia, la producción de los productos básicos en las zonas productivas.

Esto, en consecuencia, provoca una disminución en el abastecimiento, pues comienza a surgir una necesidad de acrecentar inventarios para sobrevivir a esa adversidad y, si no existen los inventarios necesarios, ello significa una reducción en la oferta que repercutirá en el incremento del precio de un producto.

Así, en un ambiente de incertidumbre que incentiva la especulación y la demanda no satisfecha, se crea un efecto inflacionario temporal que, sin embargo, se advierte no devastador en el equilibrio de los mercados y en la capacidad productiva.

No obstante, si se cuenta con los inventarios requeridos para satisfacer la demanda incremental, a pesar de que la producción pueda detenerse, como consecuencia de las afectaciones, la oferta no se alterará y tendrá la capacidad para cubrir las necesidades de la población.

¿Cuál será el efecto de los recientes sismos y fenómenos meteorológicos en la economía mexicana?

¿Y los energéticos?

Al igual que en los productos básicos, las reglas básicas de oferta y demanda tienen el mismo efecto en los energéticos.

Sin embargo, en esta ocasión, para este sector, las afectaciones fueron provocadas solo por los huracanes y se registraron principalmente en el área del Golfo de México que corresponde a los Estados Unidos, una región dedicada a la extracción y producción de crudo.

Fueron muchas las instalaciones y plataformas que, por cuestiones de seguridad, detuvieron sus procesos de extracción de manera temporal, cerrando la plataforma, a espera de mejores condiciones meteorológicas para reanudar la producción.

Lo anterior provocó una disminución en la producción, pero solo de manera temporal; de ninguna manera se trata de una destrucción en la capacidad productiva que amerite pensar en un escenario en el que la oferta de petróleo disminuya de manera relevante.

Hablaríamos, pues, de un efecto de corto plazo, no significativo dentro de los precios y dentro del mercado.

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